Casi morimos por un conductor ebrio. Cuando Tomas me lo dijo percibí su rabia y algo más. Él dijo que se encargaría del sujeto y a mí no me importó, no quería involucrarme, solo quería sanar.Desde que había salido de la clínica, Tomas estaba…distante, cuidaba de mí, era un devoto total, pero su cercanía no se sentía igual. Era como estar con alguien que estaba a kilómetros cuando estaba a mi lado. Temí haberlo agotado, tanto emocional como físicamente, no quería presionarlo, pero cuando intentaba decirle que yo estaba bien, él se molestaba, no quería que le quitara peso de sus hombros.Ese problema nos estaba poniendo a prueba a los dos, mi paciencia no era infinita y sabía que la de él tampoco, pero no soportaba que no me dejara ayudarlo.Pero me obligué a quedarme quieta, entendía que estuviera
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