Formalmente no quedaba nada entre las empresas Robinson y Galger, salvo promesas rotas y proyectos sin terminar. Me sentía devastada por tener que mi padre llegara a eso, entendía que estuviera furioso con Tomas, pero no podía evitar pensar en los beneficios que perderían las personas de Klayten.No le había dicho todo a papá, apenas le di migajas de lo sucedido y había explotado en una furia tan intensa que fue suficiente para saber que debía mantener el resto para mí. Temía que su odio afectara su salud, así que preferí callar y ahogarme con mi dolor.Todos los días peleaba contra la agonía de lo que perdí, algunas veces ganaba y la mayoría de las otras no. Le llamaba “ganar” a poder salir de la cama, comer, asearme, ir al jardín un rato y luego volver a la habitación. Ese era mi refugio. Sin amigas, padre o hermano. Tampoco hab&ia
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