―Jodeeeeer, Haaaank ―gimió casi sin aliento, la morena de recursos humanos, cuando explotó con su segundo orgasmo de esa noche. Él le tapó la boca con la misma mano con la que segundos antes había estado estimulando su clítoris, mientras continuaba bombeando dentro de su sexo sin detenerse.Hannah, Claire o Sarah ―no estaba seguro de su nombre―, empezó a chupar sus dedos con ahínco, paladeando su propio sabor, a la vez que con las manos separaba más sus nalgas para facilitarle la faena.Ellos llevaban filtreando poco más de dos semanas, y esa noche, en la que le tocó quedarse trabajando en el análisis de un estudio de mercado, se apareció con una caja de donas de dieta y un par de vasos con un café con leche cremoso y caliente de Starbucks.Anne ―o como sea que se llamase―, se sentó sobre la esquina de su escritorio, vistiendo una minifalda de tela b
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