36. Nuevas Experiencias.
La tenía recargada en la barra de la cocina, con mi bóxer puesto y una camiseta blanca que, aunque le llegaba a mitad del muslo, dejaba notar unos preciosos pezoncitos erectos que enloquecían mi cuerpo, nunca he sentido tanto descontrol como en este momento, me declaro adicto a la elegancia de las telas finas y delicadas, mezcladas con gracia entre encajes y ligas forradas… pero ver a esta preciosa criatura con mi ropa es lo más erótico que he podido percibir desde que soy “yo”. Ella misma me ha estrellado en la cara que en su guardarropa solo existen prendas cómodas y que de formar parte de mis gustos sería complacerme, nada más ¿toda una arpía eh? Pero sabe manipular, por esa razón me lleva ventaja, me gusta muchísimo y por primera vez siento el sabor dulce de hacer algo sin que goce de mi entero control, ella me empuja a lugares que no he experimentado, o no los recuerdo. Pruebo su piel apenas imperceptiblemente, pero su delicioso sabor explota en mi boca excitando mis papilas gu
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