28. Excusas.
Mi corazón duele al ver su rostro esperanzado, no podía negarme a traerla, ellas tenían derecho a conocerla, ellas más que nadie, el corazón más puro, el alma más noble Agatha Hawkins, dedicada a su familia, ha cuidado de todos olvidándose de su propia vida. No quiero ser quien rompa ese corazón en mil pedazos porque no deseo que vean a mi Pequeña Bruja ¡ok, eso fue dramático y ridículo! Pero es exactamente lo que siento y no deseo que mi… esta gente la lastime. — ¡No lo sé tía, es muy pronto! – respondo de forma cariñosa ante esos ojos idénticos a los míos. — ¡Tic, toc, tic, toc, muchacho, se acaba el tiempo! – su risa me hiela la sangre, pero no de miedo. Quizás en algún momento temblé por eso pero no ahora. Busco a mi hermano y lo veo alejado viendo la escena junto mis otros dos hermanos, ninguna de las dos Analice se encuentran presente ya, mi madre fue a la sala de estar para quedarse con Belinda y Marshall y lo agradezco, por
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