46. Alternativas.
Me encuentro frente al edificio de mi novia cabezota, esperándola para que me eche la bronca del siglo, aun así me niego a que trabaje en esa oficina de inmobiliaria o bienes raíces o que mierda se yo. Ella está molesta, pero yo estoy peor ¡Ja, yo soy quien manda! — ¡No me hagas enojar Pequeña Bruja, no soy bueno para contener la rabia! – sale del edificio y me intercepta, recostado al auto que nos va a llevar a una tienda de ropa y a la peluquería. Viene hacia mi con cara de pocos amigos ¡Mierda, se ve preciosa con ese vestido! No puedo evitarlo y sonrío. Ella no lo hace. Se planta frente a mí con el mentón en alto y yo la quiero morder. — ¡No voy a ir contigo a ninguna parte, es mejor que te vayas! – expresa notoriamente molesta. — No voy a irme a ninguna parte, quedam
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