Aiden—Hola, Aiden —me dijo una voz dulce y que yo muy bien sabía reconocer. Bajé la mirada hacia ella y le regalé una sincera y cálida sonrisa, de esas que Maddie (a diferencia de muchas personas que conocía) me daba. —Hola, Maddie —dije con fingida tranquilidad. No lo podía negar, me ponía nervioso apenas oía que la nombraban. Ella era de esas chicas que parecen engreídas, pero que, cuando las conoces, te das cuenta de que tienen un enorme corazón, y creo que por eso me gustaba tanto. Era la primera que no me trataba igual que las demás personas.—¿Te gustaría ser mi compañero? No hacía falta pensar una respuesta, la palabra «sí» salió de mi boca y la vi sonreír otra vez, satisfecha y contenta. Yo también me alegraba de ser s
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