Abril Connor.A través de la videollamada con Leo, estoy llorando como una m*****a magdalena, pero ya ni siquiera es por miedo como lo hacía antes; ahora es por pura ira, una ira que solo siento al recordar todo lo que me tocó pasar.—Nena, ya no llores, me está matando verte así y no poder abrazarte —Leo me ve preocupado, y sé que se siente impotente por no poder hacer nada.—Perdón, no quería preocuparte, es solo que tú eres el único que sabe de esto, el único que logra entenderme.—Mañana tomaré el primer vuelo a Alemania —dice serio.—No, ¿cómo crees? Tú tienes cosas que hacer, está tu trabajo.—Pediré permiso, tú me necesitas, abril, eres como mi hermana pequeña, no te dejaré sola ahora.—Yo estaré bien, lo prometo, fue solo un momento de debilidad. Por poco le suelto a mis padres todo lo que pasó, y lo peor de todo es que me imagino que Bastian ya sospecha algo, solo que no quiere presionarme. Me siento una idiota —escondo mi rostro entre mis piernas.—No eres una idiota, eres la
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