capitulo 3

Siento que la puerta se abre de golpe, haciéndome sentar con el corazón acelerado.

- ¡Mierda, ¿por qué abres así?! - le grito al idiota de Bastian, que permanece serio.

- Arréglate, nos vamos en una hora a la empresa - cuando se va a ir, vuelve y se gira - y ponte algo decente. ¿Qué? ¿Acaso crees que mi ropa no es decente? ¡Qué hijo de puta, pero espera y verás! Me doy un baño y busco la ropa ideal para hacerlo enojar.

Con esto lo mato, de eso estoy segura. Tomo el bolso y bajo las escaleras. Veo que está tomando un café y leyendo el periódico, pero cuando se percata de mi presencia, se atraganta con el café.

- Joder - dice bajito, pero obvio lo escuché.

- ¿Te gusta cómo me veo? - con una sonrisa pícara, doy una vuelta mostrándole todo el vestido.

- Abril, no irás así.

- ¿Por qué no? Es decente.

- Claro que no - grita enojado -, se te ve todo, es demasiado corto.

- Por Dios, mi padre nunca puso problema por cómo me visto como para que tú lo hagas.

- No irás así.

- Perfecto, si no puedo ir así, entonces me quedo aquí - me siento en el sillón y cruzo una pierna revelando un poco más de carne y este, sin poder evitarlo, posa su mirada en esa parte, lo que hace que me ría, pero luego este reacciona.

- Joder, párate, nos vamos ya - sonrió triunfante y caminamos hasta el auto.

Al llegar a la empresa, veo que todos se quedan mirándonos, pero más que sentirme incómoda, me hace sentir bien ser el centro de atención.

- Creo que somos la sensación aquí en tu empresa.

- Es culpa tuya por llevar ese vestido tan corto - y sigue con eso -, sabes, cambié de opinión.

- ¿Con qué?

- Trabajarás conmigo como secretaria.

- ¿En serio? Yo no quería trabajar para él, quería algo de espacio.

- No, como crees. Tú, depronto, hagas algo mal.

- Te ayudarán por una semana mientras te acostumbras.

- ¿Por qué el cambio?

- Necesito tenerte vigilada - llegamos a la planta y este me enseña un escritorio que será el mío y luego se entra a su oficina.

- Hola - volteo y veo a una chica de unos 25 años que me sonríe con dulzura.

- Hola.

- ¿Tú eres la nueva secretaria del señor Stone?

- Así es, me llamo Abril Connor.

- Mucho gusto, Abril. Soy Irina, yo te ayudaré en lo que necesites.

- Qué linda eres, muy formal.

- ¿Eres alemana? - pregunta esta.

- No, soy americana. Vengo por un tiempo a vivir aquí.

- Oh, ya veo. Pero bueno, el tiempo que estés aquí, puedes contar conmigo. Es más, si quieres, hoy podemos ir a almorzar juntas.

- Claro, me parece perfecto - un hombre alto y bastante lindo pasa derecho hasta la oficina sin anunciarse, así que lo detengo.

- ¡Oye, tú! - este se queda quieto y luego me mira de arriba a abajo - tienes que anunciarte, no puedes entrar así.

- Abril, espera - dice Irina.

- Se tiene que anunciar, señor... - este me sonríe y se acerca.

- Mucho gusto, Abril. Soy Nicolás Bulton - tomo su mano y este deja un delicado beso en mi mano.

- Lo anunciaré, señor Bulton - tomo el teléfono y el señor griego me contesta.

- ¿Qué pasa, Abril?

- El señor Bulton está aquí afuera. Lo dejo pasar.

- Irina, ¿sabe que él puede pasar sin ser anunciado? - m****a, ¿por qué Irina no me dijo nada?

- Está bien, señor - cuelgo la llamada y le sonrío.

- Puede pasar.

- Gracias, Abril. Fue un placer conocerte - cuando este se va, Irina me mira con una sonrisa.

- ¿Por qué no me dijiste nada, Irina?

- Te lo iba a decir, pero no escuchabas - en ese momento llega un paquete que hay que entregarle a Bastian, así que camino a su oficina, pero me quedo quieta ahí afuera cuando escucho mi nombre.

- Es muy hermosa y muy sensual - es el tal Nicolás.

- Sí, lo es, pero ninguno de los dos puede con ella.

- ¿Por qué yo no? A mí no me han castrado, querido.

- Ni se te ocurra tocarla.

- Ya, hombre, controla tu celos - celos.

- No estoy celoso, lo digo porque ella está bajo mi responsabilidad.

- Hablas de ella como si fuera una cría.

- Tiene 19 años, es una cría - no soy una cría. ¿Qué mierdas le pasa para decir eso? Ya te mostraré quién es la cría, señor Stone. Toco la puerta y las voces se callan.

- Adelante - abro la gran puerta y veo que ambos hombres me miran de una manera extraña.

- Señor Stone, le traigo estos documentos - le doy los papeles.

- Abril, quedamos que me dirías Bastian, vives en mi casa. A propósito, Abril, te presento a mi amigo Nicolás Bulton.

- Señor Bulton, un placer - extiendo mi mano y este la toma con delicadeza.

- El placer es mío, Abril. Y dime, Nicolás.

- Está bien, Nicolás - suelto su mano y me despido de los dos para seguir con lo mío. Mi teléfono empieza a sonar y veo que es mi padre.

- Hola, Martín.

- Soy papá - cuando te hayas ganado el derecho de que te diga papá, lo haré.

- ¿A qué debo el honor de tu llamada?

- Quería saber cómo estabas.

- ¿Ahora te preocupo? - digo irónicamente.

- Abril, no quiero discutir contigo. Deja de comportarte como una niña mimada.

- ¿En serio? ¿Crees que todo esto lo hago porque soy una niña mimada? ¡Qué poco me conoces!

- Tú no sabes nada, así que no vengas aquí con el papel de padre preocupado porque no te queda. Cuelgo la llamada de golpe, tirando mi celular al escritorio.

- ¿Todo bien? - Me sobresalto al ver a Nicolás parado frente a mí.

- Sí, todo bien. - Le dedico una sonrisa, pero esta no llega hasta las orejas.

- ¿Por qué siento que no? - Suelto un suspiro y me dejo caer en mi silla.

- Estoy aquí en Alemania porque soy un estorbo para mis padres, aunque ellos sacaron la m*****a excusa de que ya no pueden conmigo. Y lo peor de todo es que pretende ser el padre perfecto delante de la sociedad cuando sabe que no ha sido un buen padre. - Él se queda callado pero no deja de mirarme. - Lo siento, yo aquí contándote mis problemas y apenas nos conocemos.

- No te preocupes. ¿Qué te parece si te invito a un café? - Miro el reloj y veo que es la hora de almuerzo.

- Ok, vamos. - Tomo mis cosas y salimos de la empresa. Caminamos hasta un café que queda a unas cuadras de la empresa y pedimos nuestro pedido. - ¿Hace cuánto conoces a Bastian?

- Muchos años, prácticamente nos criamos juntos. Somos como hermanos.

- Ya veo, pero son tan diferentes. Tú eres más relajado y más formal, mientras que Bastian está todo el tiempo serio y además tiene una obsesión por controlar todo.

- Bastian es un hombre que le gusta llevar el control de todo lo que lo rodea. No le gusta que se le escape nada. El control que tiene es lo que le ha dado el éxito en su vida.

- Qué bien por él, pero yo no dejaré que controle mi vida a su antojo. - Este me dedica una sonrisa y niega con la cabeza. - Vas a poner el mundo de Bastian patas arriba. No sabes cuánto enloquece a ese hombre no tener el control de las cosas.

- Pues que vaya preparando un psiquiatra, porque el control sobre mí no funcionará. No he dejado que mis padres controlen, ahora menos un desconocido.

- Abril, Bastian es un buen hombre. Si le prestas atención, aprenderás mucho de él. Pero no lo veas como un enemigo.

- No lo hago, Nicolás, pero a veces su forma tan fría hace que yo simplemente no quiera estar cerca de él. - Este no dice nada más del tema, entonces comenzamos a hablar de otras cosas hasta que me da por mirar el reloj y veo la hora que es. Me levanto de golpe. - ¡Joder, joder, Bastian me matará! Llevo más de una hora aquí sentada.

- Creo que estábamos muy a gusto.

- Sí, bueno, te dejo. Gracias por el café. - Salgo corriendo del lugar directo a la empresa, teniendo la esperanza de que Bastian no se haya dado cuenta de que no estoy, pero mi esperanza se va a la m****a cuando lo veo sentado en mi escritorio con la mirada bastante fría.

- ¿Ves la hora que es?

- Lo siento, Bastian, es que Nicolás me invitó a un café.

- Espera, ¿estabas con Nicolás? - M****a.

- Sí, hablamos un rato y se nos fue el tiempo. - Bastian se levanta y se acerca a mí. - Que sea la última vez que llegas tarde. - Voltea para ir a su oficina, pero antes se voltea. - El tiempo que no estuviste aquí se te descuenta del sueldo.

Hijo de puta...

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