Está enojado… No, ¿qué digo enojado? Está cabreado, pero no sé por qué esta situación me divierte. Verlo así, tan sacado de sus casillas, me da risa… pero no puedo reírme, porque ahí sí me irá peor.—¿No vas a responder?—Es una revista con unas fotos mías —digo, tratando de restarle importancia.—¡No es una simple revista! ¡Es una revista para caballeros en donde hay fotos tuyas casi desnuda! ¿Acaso no pensaste en qué diría tu padre o la gente que lo rodea?—¡Eso es lo único que les importa a ustedes: el qué dirán! —me paro, enojada, y camino hacia él—. Déjame decirte algo: a mí eso me tiene sin cuidado. Me pueden decir zorra, perra, puta… lo que quieran, y no me va a afectar en lo absoluto. Es mi vida, es mi cuerpo, y yo veré a quién se lo enseño.Él se queda algo pasmado por lo que dije, pero luego se recupera tomándome de la cintura con fuerza, mientras me pega a la pared, quedando su cuerpo muy cerca al mío. Esto se está poniendo peligroso.—No, pequeña. Ese cuerpo me pertenece. Y
—No puedo creer que te estés acostando con el dios griego —estoy sentada con Leo en un café, contándole todo lo que pasó anoche—. Aunque te felicito, al fin le das uso a tu vagina.—¡Leo! —le doy un golpe y luego nos ponemos a reír.—¿Es bueno en la cama?—Es todo un dios en la cama —de solo pensar en todo lo que hicimos anoche, mi cara se pone roja como un tomate.—Jumm, Abril, te dejó embobada.—Me dejó bien follada, pero... ¿sabes? Hay algo que me preocupa.—¿Qué cosa?—Ayer, cuando fuimos a comer, nos encontramos con Karen y un hombre. Ellos estaban tomando, y cuando ella nos vio se puso muy nerviosa.—¿Tomando y embarazada?—Sí. Bastian estaba furioso con ella. No sé, amigo, ahí hay algo que no me gusta y necesito averiguar qué es. Siento que Karen no está siendo cien por ciento sincera con Bastian. Algo esconde.—Jumm, no lo sé, amiga, pero sabes que cuentas conmigo.—Por eso te amo —me acerco a él y dejo un beso en sus labios.—Tu hombre te matará por estar besándome.—Cuando se
M****a, me duele todo el cuerpito, pero como dije, valió la pena. Estos hombres son maravillosos, pero el mejor de todos fue Bastian. Es tan demandante que me vuelve loca. Ayer fui el centro de atención de esos tres hombres y me sentí como si fuera Afrodita, pero ahora sí que me duele todo.—Buenos días, dormilona —Bastian entra con una bandeja llena de comida y se sienta a mi lado.—Hola. Nos quedamos dormidos en casa de Nico.—Solo dormimos dos horas —le dedico una sonrisa—. ¿Sí disfrutaste?—Sí, mucho. ¿Y tú?—Pues no te voy a negar que sí me gustó, pero soy tan celoso que no quiero compartirte más. Espero que no me vuelvas a pedir algo así, pequeña traviesa —deja un beso en mis labios de manera apasionada, pero cuando siento que tiene la intención de volver a follar, lo paro de golpe.—Ni se te ocurra. Me duele todo el cuerpo. Ustedes sí que me dejaron acabada, pero vaya que lo disfruté.—Eso lo notamos al oír tus gritos y gemidos —siento cómo mis mejillas se ponen rojas y él se rí
Llevo diez días llorando como una Magdalena sin descanso en la casa de Leo. Siento que en cualquier momento voy a inundar su casa con mis lágrimas. Nico y Leo están preocupados porque no he querido comer ni salir de la habitación, esperando a que Bastián me llame y me pida perdón. Pero al quinto día me resigné: no lo haría. Y lo entiendo... pero también me duele, porque no me creyó.—Abril, ya no puedes seguir así —Leo me levanta de golpe de la cama y me mete a la ducha a la fuerza.—¿Qué mierdas te pasa, Leo? ¡Quiero volver a la cama!—Nada de eso. Te vas a bañar y a organizar, porque te conseguí una entrevista de trabajo. Así que mueve ese culo.—No quiero, Leo.—Las cuentas no se pagan solas, Abril. ¿O acaso quieres regresar con tu padre?Joder... obvio que no quiero, pero tampoco me quiero parar.—Elige tú la ropa —me doy un baño largo, de media hora, y cuando salgo, la ropa ya está sobre la cama.Cuando salgo, veo que Nico y Leo están hablando, pero no se dan cuenta de que estoy a
Abril ConnorEstoy con Leo y con Nico, que se quedaron conmigo después de que James se fuera. Él se quedó toda la noche conmigo y estoy muy agradecida por ese gesto. De Bastian no sé nada desde ayer y me preocupa. Una parte de mí desea verlo, pero otra no.—¿Qué te tiene tan pensativa, pequeña? —pregunta Nico.—Bastian, porque no ha regresado. —Ambos se miran como si me escondieran algo—. ¿Ustedes me esconden algo? ¡Ya suéltelo!—Bastian descubrió quién te dejó encerrada.—¿Qué? ¿Quién fue?—Karen. —Esa loca, maldita, casi me mata. Estuve a punto de morir por ella—. Y hay una gran sospecha de que ella fue la que inició el incendio con ayuda de otra persona.—No puedo creerlo, ¿y ahora qué pasará? Esa mujer tiene que ir a la cárcel.—No lo sé. —En ese momento entra Bastian y lo veo demacrado, como si no hubiera dormido anoche. Algo lo tiene atormentado. Se acerca y toma mi mano.—¿Cómo sigues?—Bien, pero veo que tú no.Bastian les lanza una mirada a Nico y a Leo para que se vayan. Esto
Despierto con una sonrisa estúpida en mi rostro al ver a Bastián pegado a mi cuerpo, completamente dormido. Por primera vez en mucho tiempo me siento plena. Bastián abre sus ojos lentamente, regalándome una sonrisa que hace que yo también lo haga.—Buenos días, mi niña.—Deja de decirme "mi niña", que no soy una niña.—Para mí sí, pero eso no es impedimento para desearte. –Este se monta encima mío, entre mis piernas, mientras comienza a besar mis labios de manera apasionada–. Dime que me deseas tanto como yo te deseo.—Te deseo, Bastián, hazme tuya.Estamos los dos en la ducha dándonos un baño luego de hacer el amor de una manera desenfrenada. Definitivamente, Bastián es un excelente amante en la cama. Bastián recorre con su mirada cada uno de mis tatuajes mientras lava mi cuerpo con jabón.—Sabes, me gustaría hacerme un tatuaje. –Este deja un beso en mi cuello, pero yo me separo y lo veo como si le hubiera salido otra cabeza.—¿En serio me lo dices? –Digo sin poderlo creer.—Sí, en se
Llego a casa de Leo y Nico para recoger mi ropa, ya que, mientras consigo un apartamento, me quedaré con mi novio... qué bien suena eso: MI NOVIO.—Tengo algo de nervios —le confieso a Bastián.—¿Por qué, nena?—Porque no sé cómo se lo tomen Leo y Nico, más que todo Leo. No quiero que me odie, yo lo quiero mucho —veo cómo Bastián se tensa. Creo que no le cae nada bien la idea de que yo quiera a Leo y a Nico.—Abril, quiero pedirte un enorme favor.—¿Sí? Dime.—Sé que eres una persona de alma libre, que no te gusta que te digan qué hacer, pero esto te lo tengo que decir para evitar problemas en nuestra relación.—Ya suéltalo, Stone —digo cruzándome de brazos.—No quiero que te vuelvas a besar ni acostar con ellos, ni con otras personas. Yo quiero ser el único hombre que te bese y que te haga el amor.Eso lo puedo entender. Bastián es un hombre mayor, no le van esas cosas, y además es posesivo. No le gusta compartir, y eso lo noté cuando hicimos ese trío.—Pero sí que disfrutaste del trí
Otra vez lunes, volver a la rutina del trabajo... Que, a propósito, volví a trabajar con Bastián. Lo sé, es una locura. Al principio me negaba, pero Bastián, como siempre, se salió con la suya. Cuando le informé a James de mi decisión, se puso algo triste, pero dijo que no había ningún problema. Así que hoy regreso a la oficina, y la verdad... estoy muy contenta.—¿Cómo me veo? —le digo a Bastián dando una vuelta.—Te ves preciosa, aunque me gusta más cuando se ven tus tatuajes —dice, mientras acaricia mis brazos cubiertos por las mangas.—Tal vez mañana te dé el gusto.Llegamos a la oficina y de inmediato atraigo las miradas de varias personas, pero como estoy al lado de Bastián, nadie dice nada.—Te enviaré unos documentos que necesito que me pases.—Dale, cariño. Nos vemos.Entro a la oficina y me coloco a hacer lo que Bastián me pidió, pero una visita que no esperaba hace que mis funciones se detengan.—¿Qué haces aquí, Leo?—Necesito a mi amiga —cuando me dice eso, lo veo algo dec