—Papá, no me hagas esto, te juro que me portaré bien... Llegaré temprano a la casa, trabajaré, haré lo que sea, pero eso no —suplicó arrodillada frente a él y con las lágrimas saliendo de sus ojos. —Ya no me interesa nada de ti. —No le importaba el dinero que su hija podría darle—. A ese hombre le debo mucho dinero, así que te intercambié para salvar mi pellejo y el de tus hermanas. —Sus ojos no mostraban arrepentimiento, al igual que sus palabras—. Párate del piso en este instante y camina —ordenó, levantándola del piso con brusquedad. Ella gimió de dolor por como su padre la arrastraba por todo el pasillo del segundo piso hasta llegar a las escaleras que estaban casi derrumbándose. Llegaron a la sala y éste tiró a la omega hacia los pies del alfa, quien observaba la situació
Leer más