Nathan estaba saliendo de la sala de reuniones con todos sus empleados, estaban en la última reunión del día. Liam no había llegado y tampoco le había respondido alguna de sus llamadas. Eso lo estaba preocupando porque el lazo que tenía con Booke estaba algo débil por el distanciamiento de ambos, pero ese día lo estaba sintiendo aún más débil que antes. Una de sus secretarias salió del elevador y entró corriendo con un botiquín de primeros auxilios. No estaba entendiendo nada de lo que sucedía en esa oficina, y eso que era la suya. —Nathan, digo, señor —Liam colocó una mano en su espalda—, debe venir conmigo. —¿Qué está pasando? ¿En dónde está mi esposa? —Ella se encuentra en su oficina... Ha tenido un desmayo por palabras mal intencionadas. —Abrió la puerta de la oficina de Nathan—. Les pido, por favor, que salg
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