El atardecer del tan ansiado día jueves adornaba el cielo. El fresco viento acariciaba su rostro y mecía su largo cabello con gracia. Había sido un día muy tranquilo en el trabajo, con Blackwell todo marchaba bien, ya que se estaba portando cordial y amable con Gema, algo que ella no se esperaba.Mientras asaba carne de res en el jardín trasero, no podía sacar de sus pensamientos el rostro de Carter, se moría por verlo de nuevo, y eso que estuvieron trabajando juntos en la oficina toda la mañana. De repente y para su mala suerte, comenzó a llover y el fuerte sonido del asador al apagarse fue lo que la sacó de sus cavilaciones románticas. Por lo menos logró asar debidamente un trozo, el otro quedó chamuscado. Puso todo en un plato y se llevó los demás implementos a la cocina, huyendo de la repentina lluv
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