—¡Ale! ¡Por favor! ¡Vete…! —mi madre grita de forma entrecortada, su rostro está tan hinchado, tan lleno de sangre que sus labios tiemblan de forma descontrolada mientras que ella toma las manos de aquel hombre suplicándole con la mirada que se detenga, pero este no lo hace.No lo hace.Yo trato de ordenar a mi mente de actuar, pero no me hace caso, mi cuerpo literalmente está paralizado ante el miedo.Él la tiene sujetada del cuello mientras le propina otro golpe en la cara.Que ironía, ese mismo hombre que al amanecer le dice que la ama, que no quiso hacerlo, que lo perdone, que ya no pasará de nuevo… ese es el mismo que al día siguiente después de cada borrachera, promete que cambiará.¡Bien!, ahora tiene su cuerpo como si fuera un costal de arena, en el mismo cuerpo de mam&a
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