El labio superior comienza a temblarme sin ninguna contemplación. El calor y el sudor elevan su deposición en mi cuerpo. El terror me ha tomado por completo, las voces del pasado comienzan a susurrar en mi mente. “— ¡Ladrones!, ¡estafadores!, ¡son la miseria!, ¡paguen por lo que nos han hecho! —grita un grupo de hombres detrás de nosotros.Josh toma fuerte mi mano al salir de la preparatoria, caminando casi en un brinco. Mis pies se sienten torpes por el miedo dando traspié en cada zancada.Cruzamos la esquina, pero en cierto modo entramos en una calle bastante angosta. Volteo hacia atrás y veo que de todos los que nos abucheaban, tres de ellos continúan siguiéndonos.—No mires — dice mi hermano en un susurro. Sin embargo, esto no sirve de nada, los tipos rápidamente nos alcanzan y nos dan
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