Josh detiene el automóvil estacionado frente a un lugar de comida rápida. Bajamos y nos adentramos al lugar. Sé que quiere hablar, aunque se está tomando el tiempo necesario.
Justo después que hicimos un pedido para llevar pizza y refrescos, nos sentamos en una mesa a esperar la comida.
La ansiedad comienza hacer mella en mí.
—¿Entonces lo conoces? —pregunta mirándome fijamente
—Algo así… —respondo monótona—. ¿Qué pasa con él?
—Ale, me enteré de que él te está pidiendo que trabajes con ellos.
¿Qué?
Mi cara de asombro alerta a Josh, rápidamente me muestra sus manos en señal de que espere a que me dé la información.
—Alexa, a veces me peleas porque desaparezco, hemos
El labio superior comienza a temblarme sin ninguna contemplación. El calor y el sudor elevan su deposición en mi cuerpo. El terror me ha tomado por completo, las voces del pasado comienzan a susurrar en mi mente.“— ¡Ladrones!, ¡estafadores!, ¡son la miseria!, ¡paguen por lo que nos han hecho! —grita un grupo de hombres detrás de nosotros.Josh toma fuerte mi mano al salir de la preparatoria, caminando casi en un brinco. Mis pies se sienten torpes por el miedo dando traspié en cada zancada.Cruzamos la esquina, pero en cierto modo entramos en una calle bastante angosta. Volteo hacia atrás y veo que de todos los que nos abucheaban, tres de ellos continúan siguiéndonos.—No mires — dice mi hermano en un susurro. Sin embargo, esto no sirve de nada, los tipos rápidamente nos alcanzan y nos dan
—¡Hola! Millie, Alexa…El silencio es doloroso, casi una tortura. Josh entra inconsciente que todas las miradas están puestas en él. La tensión de mis hombros es como si tuviera varios kilos encima. No sé qué hacer, no sé qué decir. Esto es una pesadilla que me ha alcanzado.El rostro de Kerem es duro como una roca, impenetrable. Por otra parte, Joshua frunce el ceño en señal de confusión.—¿Quién es él? —pregunta mi hermano cerrando la puerta.—La pregunta correcta sería… ¿Quién es usted? —lanza Kerem con la voz más áspera que nunca. Voltea hacia mi dirección y continúa—. ¿Y por qué este hombre tendría una llave de tu apartamento?—Mmmm, Josh… Ale se sintió mal y su jefe la trajo —inter
Llegamos a un restaurante italiano bastante lindo. Mi hermano sabe que muero por las pastas, sin embargo y a pesar de que no he comido casi nada, mi apetito es casi nulo.La emoción que veo en el rostro de Millie no es suficiente para alegrar el mío, mi meta mayor, mi grado me hace sentir satisfecha, pero es todo. Tener a mi hermano a mi lado me hace sentir segura, pero aún no tengo la plenitud.Me doy varias cachetadas mentales, principalmente por pensar en todo esto, por ser tan malagradecida en este momento, teniendo lo que siempre soñé, a mi hermano a mi lado, cumplir la meta de mi carrera y emprender un nuevo futuro.El hueco que se hace cada vez más profundo en mi pecho es doloroso, tengo la zozobra de que estuve a punto de hablar con Kerem, de aclarecer todo el asunto, de estar en paz con él y en paz conmigo misma. No puedo explicar cuanta falta me hace, y no puedo dejar de pensar en que, si e
Una vibración permanente con un tono particular trae mi consiente a la realidad. Me remuevo poco a poco en mi cama sin querer despertarme.Mi celular sigue repicando, pensé en ignorarlo y que de esta forma sedería el ruido, pero creo que la persona que llama no desistirá. Abro los ojos lentamente y un dolor en la parte frontal impacta mi cabeza. Arrugo mi frente colocándome una mano en ella. ¡Me excedí en esas bebidas!, y ahora mi cabeza pagará todo el error.Busco de forma desesperada mi teléfono para callar el tono que hace que el dolor de cabeza se agudice.Me levanto rápidamente buscando mi bolsa y echo fuera todo lo que hay en ella, logrando que mi celular también caiga en el piso.El nombre de Kerem Sadik está en la pantalla y tomo un trago pesado que agudiza mi pecho, inclusive mis manos comienzan a temblar del
Al entrar el recepcionista solo saluda y le da una llave diciendo “Bienvenidos”. Por lo visto todo lo planeó muy bien, por lo visto nunca olvidó mi graduación, por lo que puedo ver, tuvo detalle en cada cosa.La vista de la habitación es maravillosa y hace que me sonroje al instante al recordar este mismo evento en Nueva York. Una risa a medio esconder se asoma en mi rostro mientras veo la enorme rueda ante mí.—¿Te gusta? —dice Kerem colocando las llaves en un sofá.—Es bellísimo todo —respondo con una emoción que se me nota en cada poro—. Gracias por esto, Kerem.Su mirada se vuelve cálida. En algún momento parece que quiere hablar, pero sus gestos demuestran duda. Aunque estoy aquí y con él, la inseguridad se cala de nuevo en mí. Temo que en algún momento este instante desa
¡Mierda, mierda y mierda!, salgoa la pantalla principal y vuelvo a apagarlo. Sé que esto tendrá consecuencias, pero repararé en ello en el momento.Minutos después, terminando de arreglarme, coloco mis pulseras en la muñeca y calzo mis pies. La puerta se abre, y Kerem entra con varias bolsas en su mano.—No quise ir al restaurante del hotel, sé que por aquí vendían estas delicias que te gustaran.Un capuchino de chocolate y unos cruasanes despiertan mi apetito al instante, y junto a Kerem en una mesita frente a la bella vista de Londres, comenzamos a desayunar hablando una que otra tontería, riendo y dándole honores al suculento desayuno, haciéndome olvidar por completo nuevamente de todo.En una hora aproximadamente llegamos al museo y mi rostro provocaba risas en Sadik.—¡Pareces una ni&nt
No me ha dado tiempo de arreglarme mucho, así que Kerem solo se ha puesto su camisa sin chaqueta, y, a decir verdad, ninguno va presentable a la oficina, pero el tema del que hablaba Christopher parece urgente.Aunque no tengo idea de qué pueda estar pasando, algo me tiene nerviosa, es como si tuviese una sensación que no ha dejado de fastidiarme desde que el mensaje de Cris se leyó en voz alta.La mano de Kerem entrelaza la mía con sus dedos dando caricias con su pulgar. Su semblante es preocupado, quizá a la expectativa mientras conduce.—¿Qué crees que pueda estar pasando? —pregunto sigilosa.—No tengo idea… Me parece bastante extraño la verdad. No dejé ningún pendiente, tampoco había nada que pudiera ponerse grave en la empresa. De cierta forma siento miedo por mis papás; pero si fuera así no me h
Esta es la décima vez que intento llamar a Kerem sin obtener respuesta, una y otra vez pasa a la contestadora. Paso varias veces la muñeca por mi rostro para secar las lágrimas que rebosan sin freno alguno.El conductor del taxi me observa por el retrovisor de forma preocupada.—Señorita… ¿Ya decidió a donde la llevo? —pregunta con una suavidad que provoca más llanto del que tengo.—Siga dando vueltas por donde quiera por favor… Le pagaré.Él solo asiente y sigue conduciendo, mientras que yo desisto en seguir marcando; aún no leo los mensajes de Millie, aún veo las llamadas perdidas de Josh, sin embargo, no quiero hacerlo. No quiero nada.No puedo quitar de mi mente la mirada angustiada y dolida de Kerem cuando le respondí que todo era cierto, nunca borrarme de mi mente su expresión.