Esta es la décima vez que intento llamar a Kerem sin obtener respuesta, una y otra vez pasa a la contestadora. Paso varias veces la muñeca por mi rostro para secar las lágrimas que rebosan sin freno alguno.
El conductor del taxi me observa por el retrovisor de forma preocupada.
—Señorita… ¿Ya decidió a donde la llevo? —pregunta con una suavidad que provoca más llanto del que tengo.
—Siga dando vueltas por donde quiera por favor… Le pagaré.
Él solo asiente y sigue conduciendo, mientras que yo desisto en seguir marcando; aún no leo los mensajes de Millie, aún veo las llamadas perdidas de Josh, sin embargo, no quiero hacerlo. No quiero nada.
No puedo quitar de mi mente la mirada angustiada y dolida de Kerem cuando le respondí que todo era cierto, nunca borrarme de mi mente su expresión.
¡No me jodas Josh!Como si de un puño se tratase, mi estómago se contrae duramente, un dolor agudo comienza a gestarse en mi pecho y el aire comienza a faltarme. Como si el tiempo no hubiese pasado en ningún momento los recuerdos y el dolor comienzan a tocar la puerta de nuevo.Por más que trato de moverme o hablar nada sale de mí, es como si de alguna forma me hubiese caído un balde de estuco y se hubiese secado al instante.—Ale… —pronuncia mi hermano precavido—. No quiero que entres en esto, no aún.—No, yo… Eres mi hermano y sé que quieres cuidarme, quieres protegerme. Entiendo todo eso —la calma con la que pronunció las palabras, me asusta a mí misma. Pero no quiero mostrar debilidad ante el nombre mencionado, no quiero que sigan preocupándose por mi estabilidad emocional. La verdad es que
La tarde sin duda alguna fue un descanso mental para mí, hablar con Lerman es demasiado fácil, pues su personalidad envuelve al instante. Adam es un adonis en la materia, sabe cómo hablar, sabe que decir en el momento indicado y como de manera sutil lanzar indirectas. Sin embargo, el objetivo de la salida fue distraernos de todo y se cumplió la meta.Hablamos de sus padres, de sus hermanos, yo pude hablar por fin con libertad de mi verdadera vida. Fuimos a un parque abierto, almorzamos cerca y luego caminamos por horas. Creo que el entrenamiento con Millie finalmente se pospondrá porque literalmente estoy rendida.Adam me acompaña en caravana con su auto a mi departamento como todo un caballero, yo le hago señas que estacionaré para que me espere cerca, y así poder despedirme de él.—Muchas gracias por este día Adam, me encantó todo…&n
El tráfico está más pesado de lo normal lo que hace que nos demoremos más en el camino. En algún momento Josh apaga el sonido y se gira hacia mi dirección.—Por cierto, he querido preguntarte algo importante —noto el nerviosismo en su voz.—¿Sobre qué es? —le miro de reojo, pero trato en lo posible de tener mi cara recta hacia el camino.—¿Te gusta Adam? —de una estocada giro rápidamente hacia él abriendo mis ojos completamente—. ¡Tranquila! Es solo una pregunta.Yo dudo por un momento que responder.—Adam es…. Lindo, la paso muy bien con él. Me gusta sí, pero no para lo que tramas Josh. Y ya que estás hablando de eso, quiero pedirte que dejes de incentivarle a que se acerque a mí como hombre. Te lo advierto.—¿Por qué no le das una oportunidad?
Básicamente el fin de semana se pasó tan rápido que no me tomé el tiempo de preocuparme en lo que se avecina, en todo lo que tengo que enfrentar, en lo que tengo que decir delante de cada persona del evento. Pensarlo un día antes del suceso hace que se me forme un nudo en el estómago, hace que solo de visionarme parada frente a toda esa gente me congele del pánico de anticipación. Un suspiro largo sale de mi boca captando la atención de mi amiga que está en mi cuarto desde hace un rato. —Creo que lo mejor es que lleves el cabello liso suelto, es tu mejor arma. —Aún no lo sé… —suelto el aire—. Estoy nerviosa solo de pensar que tengo que hablar delante de todos Millie, creo que me desmayaré, ¡No sé qué haré! ¡Dios…! —Oye, tranquila, lo harás bien, tienes la ventaja de que cada letra del proyecto la has escrito tú, lo harás bien ya lo verás. Sus palabras suaves me tranquilizan un poco, pero sé que en el mome
Con un aire más calmado regreso a la sala, para notar que la mayoría ha tomado su mesa ya, así que nuestro regreso al lugar es bastante notable por los presentes.En nuestra mesa Josh y Adam mantienen un semblante forzoso con Kerem y Amelia, pero ninguno de estos habla entre sí.Nuestra llegada alerta a todos y mis ojos se conectan inmediatamente a los de Kerem, un vuelco se produce en mi cuerpo de manera brutal, la tibieza que siento recorrer en mi columna, acompañado de un escalofrío hace que comprima mi mandíbula fuertemente.Su mirada comienza a recorrerme entera mientras que me estremezco de pies a cabeza. Por más que quiero quitarle la mirada no puedo, no puedo hacerlo.—Ven cariño siéntate aquí —la voz de Adam me saca del trance. ¿Cómo me ha llamado? Y para ponerle más tensión al asunto suj
La firmeza de mis palabras deja confundido a Josh, hasta yo misma me las creí, como si todo me diera igual, como si su presencia me diera lo mismo. Pero es todo lo contrario estoy tan nerviosa. El anticipo de saber qué dirá me deja en zozobra, en tenerlo en mi casa al menos unos momentos me hace sentir expuesta.Luego de la cena me ducho para colocarme algo más decente, no quiero parecer muy arreglada, no quiero reflejar que me preocupa que me vea apropiada. Así que me coloco un vestido sencillo casual y un toque de maquillaje. Millie estará en su cuarto mientras dure el momento de la reunión que espero que sea corto y que no haya sorpresas que puedan seguir cortando mi pulso.Camino de lado a lado en la sala mientras mi hermano me observa absorto en sus pensamientos, tengo la uña del dedo índice tan comida que comienza a arderme. Las ansias amenazan con hace
Al encararlo, ni el saludo sale de mí, mi semblante serio y firme solo lo observa detenidamente mientras que él se pasa la mano varias veces por el cabello.—¿Cómo estás? Te vi cuando subiste el ascensor y te llamé, pero no me oíste.—Sí, a lo mejor…—respondo seca.—Fe… Felicidades por tu graduación. Y… Y también por el proyecto, es algo grande.—Gracias.Su rostro comienza a tener pequeños tics nerviosos que le hacen parecer poco atractivo, algunas palabras quieren seguir gesticulando, pero su nerviosismo es tan evidente que no logra controlarlo.—Kerem nos dijo que estarás por aquí un tiempo.Yo no digo nada, y la verdad no me provoca seguirle la cuerda, no quiero ser gentil, no quiero parecer serlo. Tampoco quiero hacerle ver que p
—Bien, le colocaré esta manta, separe un poco las piernas. Ahora relájese; sentirá un poco de presión. Por ahora este eco será tras vaginal, más adelante será un eco pélvico ¿de acuerdo?—el médico llama de nuevo mi atención y yo asiento en repuesta.Y la verdad el análisis no me incomoda para nada. Lo que me incomoda y me tiene los nervios de punta, es la presencia de Kerem, expectante y fijo en todo lo que está aconteciendo. Quisiera realmente saber que piensa, su rostro me confunde demasiado. Y lo peor de todos los casos es que él ya tiene una vida por seguir.—¡Muy bien! —dice el doctor—. Aquí está su bebé de ocho semanas, escuchen sus latidos.El corazón se me estruja ante el sonido de su palpitar, los ojos se me inundan en lágrimas y rápidamente c