Capítulo 33

Al encararlo, ni el saludo sale de mí, mi semblante serio y firme solo lo observa detenidamente mientras que él se pasa la mano varias veces por el cabello. 

—¿Cómo estás? Te vi cuando subiste el ascensor y te llamé, pero no me oíste. 

—Sí, a lo mejor… —respondo seca.

—Fe… Felicidades por tu graduación. Y… Y también por el proyecto, es algo grande. 

—Gracias. 

Su rostro comienza a tener pequeños tics nerviosos que le hacen parecer poco atractivo, algunas palabras quieren seguir gesticulando, pero su nerviosismo es tan evidente que no logra controlarlo. 

—Kerem nos dijo que estarás por aquí un tiempo. 

Yo no digo nada, y la verdad no me provoca seguirle la cuerda, no quiero ser gentil, no quiero parecer serlo. Tampoco quiero hacerle ver que p

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