Siento que algo quiere estallar dentro de mí, quisiera decirle unas cuantas mierdas a Kerem en la cara. Sin embargo, estoy aquí prestándome para que la vida siga robándome cosas, y yo siga dando.
—¿A qué le temes? —sentencia el hombre tan cerca de mí que su aliento a menta golpea mis fosas nasales, introduciéndose en mi sistema.
—Solo soy la mente clara en estos momentos, también soy tu amiga, Kerem —declaro—. Pero veo que estás actuando con locura.
—Sí… así es. Pero quiero proseguir… ¿Tú lo harás? Porque de no ser así, dímelo de una vez —estoy segura de que puede sentir mi nerviosismo, estoy convencida de que todo el edificio puede escuchar mi ritmo cardíaco, él está tan cerca de mí, que no discierno si lo hace con malicia. Con astucia. Sabiendo y
El murmullo del gentío hace que me desconcentre más de lo normal. Giro mi cabeza de lado y lado para poder encontrar a Kerem en donde me indicó. No me dio número de vuelo. Solo dijo Aeropuerto InternacionalHeathrow 2:30 de la tarde en la entrada del café City Merck, y aquí estoy un poco desesperada ya.Busco en mi bolsa de mano mi teléfono celular, para ver si tengo una llamada suya o por el contrario voy a marcarle de inmediato.Enciendo la pantalla y en efecto no hay nada. Un nerviosismo me viene atacando desde la salida de mi apartamento. Inclusive la misma Millie presenció cierto temblor en mis labios cuando me despedí.Marco el número de Kerem de nuevo y expulso de manera brusca el aire que tengo comprimido.Un tono… Dos tonos… Tres tonos.Pero mis ojos se agrandan de manera desorbitante, inclu
“La normalidad es un camino pavimentado: es cómodo para caminar, pero nunca crecerán flores en él” Vinent Van GoghEntro lentamente a la amplia habitación, que por cierto es una grosería de lujo para mis ojos.Kerem está parado justo detrás de mí, sé que está esperando que yo le diga que no pasa nada, sé que quiere olvidar el tema de lo que pasó allá abajo. Pero yo no.Me niego totalmente a no poner reglas en este asunto, aunque yo debí negarme rotundamente a este juego, pero ya es tarde. Muy tarde para m&iacut
Luego del bendito desayuno, Evie me pidió que le acompañara a una tienda, porque según ella está noche será la ceremonia principal donde se hará una especie de ritual para dar inicio a la semana de pre-casamiento. Me explicó que el resto de semana solo serán desayunos y cenas donde se comparte y conocen entre familia y amigos.El día sábado será la boda oficial de Steven y su futura esposa. Quisiera que con ello fuera el fin de esta parodia. Y apenas hoy es lunes.—Brando, puedes irte, te avisaré en cuando nos pases a recoger por favor —dice Evie en dirección al hombre de media edad que nos trajo a una boutique del centro de New York.—Si señora —se despide el hombre mientras bajamos del auto hacia la tienda.Es una belleza de tienda, creo que le llevaré varias ideas a Millie
Su expresión es… Atormentada, como si algo le embargara la existencia, puedo presenciar el hecho, puedo notar cada uno de sus gestos porque nuestra mesa es una de las que está más cerca de los novios.Amelia sigue dando rienda suelta a lo que sea que está diciendo, sus labios no paran de moverse mientras que el resto de gente hace caso omiso al suceso que a mí me tiene afligida.Al instante varias parejas salen de sus mesas en pareja a acompañar en el baile a los novios.—Ven acompáñame —susurra Christopher tomando mi mano. Su toque me parece ajeno, totalmente ajeno. Pero yo afirmo su agarre y asiento en respuesta.Caminamos hacia la pista y quito la mirada de Kerem, no quiero torturarme más ¿por qué seguir haciéndolo? Este es el objetivo de él, reconquistar a su antiguo amor; yo no soy más que un in
Llegamos en 20 minutos a la residencia y en silencio entramos a la casa yendo rápidamente a la habitación.Kerem cierra la puerta y yo giro en su dirección.—¿Qué pasó con tus padres y Cris?—Mis papás estaban cansados y se retiraron mucho antes. Christopher se fue con una amiga una hora después.Coloca su reloj en la mesa y desabrocha su camisa.—¿Dormirás aquí?—pregunto.—Por supuesto, yo te lo dije —su mirada es penetrante y sería.—¿Y en qué parte dormirás? —examino alarmada.Sus manos están desabrochando los puños de su camisa y con el dedo me señala en dirección a la cama de la habitación.—En esa cama.—Pero… ¿Cómo? Entonce
La mirada de Amelia está fija, sin parpadear, como si lo que fuese a decirme dependiera su estabilidad.—Hola, Amelia… —digo pasando el trago.—Alexandra, quisiera conversar contigo algunas cosas… Creo que son necesarias…—Adelante, te escucho —indico retadora, colocando en tensión mi cuerpo. Ella parece titubear un poco, luego pasa las manos arreglando su cabello.—Debes saber que es sobre Kerem —explica por fin.—Claro… Me lo debí imaginar.Ella mira hacia varios lados para luego tomar el aire.—Alexandra, no sé qué te ha contado Kerem… No sé si en algún momento te comentó sobre nuestra relación.—Su pasada relación… —corrijo con reproche a sus palabras. Pero un gesto burlesco es gestado en su rostro formando una especie de sonrisa forza
De forma voluntaria y atrevida, inicio el beso. Un beso que comienza salvaje con sed de Kerem. Inmediatamente él restriega su cuerpo en el mío casi cortándome la respiración, su boca es hambrienta y su lengua es experta en dar las mejores sensaciones que he sentido en mi vida.Toco su abdomen duro y firme, ya que él está desnudo a excepción del bóxer que lleva puesto.De pronto me separa con gran esfuerzo de su cuerpo.—¿Estás segura de esto?, porque no creo tener la fuerza de parar… Y aunque pueda en algún momento no quiero parar… No lo haré.—No lo hagas… —indico segura.Hay una mezcolanza de manos entre nuestros cuerpos. Su mano llega hasta mi boca y con sus ásperos dedos comienzan a rozar mis labios suavemente, la adrenalina comienza arrebatarse nuevamente por todo mi cuerpo para acercar total
—Lo siento —le escucho decir. Pero, por el contrario, yo sigo en mi posición solo haciendo el gesto con mi cabeza para aceptar su solicitud.No sé cuánto a pasado. Pero la realidad me despierta cuando la puerta de mi asiento es abierta y un par de manos me toma.—Perdóname Ale, la ira que me dejó ciego. ¡Por favor! Acompáñame a desayunar y hablemos…Me bajo con él y nos adentramos a una cafetería, y luego de que arreglaron un lugar para nosotros, tomó sus manos con suavidad.—Déjame ver tus manos —Varios nudillos sangran y yo niego con la cabeza.Sadik está mirando a la nada con un rostro desencajado. Ya nos han servido el desayuno, pero él no ha comido nada.—Luego de terminar acá iremos a comprar ropa para esta noche —comienza él sin mirarme, como si nada h