Dejo caer el teléfono al suelo y parece como si todo diera vueltas a mi alrededor, escuchando de lejos la voz de Paolo. Siento como las piernas me fallan, haciendo que caiga, pero afortunadamente Paolo no lo permitió. Él toma el teléfono y vuelve a marcar, preguntando qué pasó. - Oye, Ángel, tranquila, todo estará bien. - Quemaron la casa, todo lo que habíamos conseguido se quemó. - Lágrimas comienzan a caer de mis ojos mientras Paolo corre a abrazarme. - Ángel, no llores, son cosas materiales, se recuperan. - Trato de tranquilizarme hasta que llega un mensaje al celular que Paolo ve, pero su cara se desfigura, formando una de completa furia. - ¿Qué pasa, Paolo? - Este no dice nada, así que le arrebato el celular y leo el mensaje. "Esta vez te salvaste, preciosa, pero no habrá segunda vez. Estoy dispuesto a acabar contigo y con Paolo. Izac." No me dejará tranquila, nunca tendré paz. Mi ira y dolor aumentan, haciendo que estrelle mi celular contra la pared. Paolo me mira sorprendi
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