CAPÍTULO 10. CRASSO ERROR
Martín subió a su habitación, la abrió pero allí no estaba, fue a la otra intentó abrirla pero estaba cerrada, trató de aperturarla pero no pudo, tocó la puerta por un rato pero la chica no quiso abrirle, insistió —¡Oye! Abre, no seas berrinchuda y susceptible, además tú empezaste, me ofendiste diciendo que no hacía feliz a ninguna mujer, aunque tal vez no andes lejos de la verdad—expresó. No la llamaba por su nombre porque no se lo había dicho, no obstante, siguió insistiendo, pero ella no abrió. Cansado de tocar la puerta sin ningún resultado, bajó a la cocina, le preparó algo de comer, fue otra vez a tocar, pero tampoco quiso abrirle. Nuevamente descendió al salón principal, buscó la llave de la habitación, en el llavero de la casa, las tomó y la introdujo en la cerradura que se abrió en el primer intento, al entrar al dormitorio, c
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