CAPÍTULO 11. MIEDO A VOLVER SER TRAICIONADO
Martín nunca se había sentido tan sórdido, miserable, ni siquiera cuando vio al par de traidores juntos, sentía que una profunda tristeza, decepción de si mismo se alojaba en su pecho —¡Oh por Dios pequeña! —exclamó, se puso el pantalón y subió las escaleras, escuchó el llanto de ella en el baño, comenzó a tocar la puerta diciéndole —Por favor Dara, no fue mi intención, no sabía que era así, nunca había estado con una virgen, por favor lo siento. Ábreme te juro que no te haré daño—suplicaba entretanto pasaba sus manos por el cabello. Al ver que ella no tenía intención de abrirle, entró por su cuarto y forzó la puerta, al abrirla ella estaba metida en la bañera, sentada, con sus piernas flexionadas en su pecho abrazándose a sí misma convertida en un ovillo, mirándolo con ojos asustados. Martín sintió tanta angustia, le dolía verla así “Oh por Dios, soy un violador, esa desgraciada d
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