Dara sentía que su corazón bombeaba con mayor rapidez, no podía creer que Martín estuviese pidiéndole matrimonio, ¡Por Dios! habían pasado tantas cosas en escasos seis días que le parecía increíble.
—¿No es muy rápido Martín? Apenas tenemos escaso seis días conociéndonos, tal vez debamos esperar—intentó tratando de hacerle cambiar de opinión.
—Escúchame mi amor, no necesito tiempo para saber que es contigo con quien quiero pasar el resto de mi vida. Por favor no me rechaces, quiero vivir junto a ti y no separarme ni un solo momento, acepta casarte conmigo por favor, llamamos a nuestros padres para avisarles o lo hacemos después, aunque estoy seguro que estarán encantados, porque algo me dice que ellos tuvieron que ver con nuestro encuentro. Nos casámos en la ciudad, duramos un par de semanas aquí, luego visi
María Martha, sintiéndose en desventaja salió corriendo hacia dentro llamando a su esposo —Martino, ¡Esposo! ¡Auxilio! —exclamaba dramáticamente, mientras Dara y Martín la seguían.Al oír los gritos de su esposa el hombre salió corriendo —¡¿Qué pasó mi amor?!—preguntaba nervioso, hasta que pudo ver a la pareja que detrás de su esposa caminaban con un semblante nada amigable—explotó el lío pensó— ¿Ves María Martha? Les dije que no era buena idea, que no debían intervenir en la vida de sus hijos, que eso no podía dar resultado.—Martino, claro que si dio resultado, este par de malagradecidos se casaron y no nos invitaron—reclamó la mujer indignada.—Es lo menos que se merecen por ser tan manipuladores, ¿Nos van a explicar como lo
Dara llegó a casa de sus padres a penas la vieron se fundieron los tres en un gran abrazo —¡Oh mi niña! Ya llegaste. Estábamos preocupados por ti.Ella los abrazó percibiendo el rico aroma de sus cuerpos, le daba tanta tranquilidad tenerlos cerca, eran su motor, su soporte, él único puente seguro en su vida, siempre había sido así.—Papi, mami, los extrañé mucho. Quería recibir la navidad junto a ustedes abrazada como cuando era una bebita—expresó con un dejo de tristeza pero a la vez ternura.—Mi beba, perdónanos por haberte dejado sola, pensamos que Martín…—comenzó a decir la señora pero su esposo, le dio un pequeño codazo a la altura de la cintura para que se interrumpiera, lo cual no pasó desapercibido para Dara.
La pareja se quedó un momento adormitada, hasta que se escucharon unos toques en la puerta, Dara se sobresaltó preocupada e intentó alejase de Martín, pero este no la soltó sino que la acercó más a su cuerpo —Martín, por favor pueden ser alguno de mis padres—suplicó en voz suave.—¿Y cuál es el problema? —preguntó Martín sin dejar de mirarla mientras ella lo observaba, con su rostro pálido de los nervios,— Martín son mis padres, para que me vean en esta situación encerrada contigo—expresó con ingenuidad la chica.—Amor, es cierto son tus padres pero yo soy tu esposo, no hay nada que temer, ni tampoco nada de que avergonzarse, es un hecho natural que un par de recién casados quieran pasar tiempo a solas para dar rienda suelta a
Al bajar María Martha y Dara, el señor Martino permanecía molesto y Martín trataba de calmarlo —Ya papá no es para tanto, sabes que mamá no siente eso que dice, es más por costumbre que lo señala.—Ella se cree perfecta, y piensa lo peor de mí, entonces ¿Por qué se casó conmigo y permanece a mi lado? Que vaya y se busqué a uno perfecto—decía indignado el señor Martino.Dara estaba nerviosa, realmente le preocupaba el enojo de sus padrinos y suegros, pero observaba a su suegra y estaba de lo más relajada, la vio cuando se acercó a su esposo y le colocó una mano en el brazo, mientras él trataba de alejarse —Ya Martino Gianluca Landaeta Rossi—espetó molesta María Martha—No sé ¿Por qué quieres hacer un maremoto en un vaso de agua? No es para tanto, y si me casé contigo y aún sigo a tu lado es pre
Al oír esa voz al otro lado de la línea, la reconoció y de inmediato sintió un sabor amargo en su paladar. Se levantó de la cama y salió a la terraza procurando hacer el menor ruido para no despertar a Dara —¿Qué haces llamándome? Y nada más lejos de la realidad, no te he extrañado para nada y agradecería que me dejaras en paz.—No vayas a cortarme la llamada Martín, tengo algo importante que decirte—respondió la mujer.—No tengo nada que hablar contigo, te agradecería dejarme en paz, estoy felizmente casado con la mujer más espectacular del mundo, y aunque al momento de lo que me hiciste: creí morir, hoy día te doy las gracias, porque ella es la mujer que siempre he querido y esperado para mi vida.—Estoy emba
El rostro de sorpresa del hombre era increíble, se pasó la mano por sus cabellos con una especie de lamento, ante la mirada curiosa de Dara y pronunció —Nena, por favor cuéntame todo, lo que pasó con Martín.Ella frunció el ceño ante la petición de Marino, pero luego de un par de segundos decidió contarle—Mi auto cayó en una zanja cuando iba a las cabañas de Courmayeur, estaba cayendo una nevada y la ropa que cargaba no era suficiente para el inclemente clima, sin embargo, me fui caminando hasta la cabaña de mis padres que me quedaba más cerca, pero me dio hipotermia y él me rescató. —siguió contándole con detalle todo lo que había sucedido, incluso la discusión que habían tenido.—Dara, Martín no es culpable, tiene toda la razón hay pocas posibilidades de que su ex este embarazada de él—afirmó Marino.
Martín vio a Dara y enseguida corrió en su búsqueda emocionado pero preocupado, pues temía que ella mal interpretara lo que estaba sucediendo —Dara mi amor, no es lo que parece, por favor déjame explicarte —suplicó con dolor al ver a su esposa reteniendo las lágrimas para evitar que estas rodaran por sus mejillas.Dara sentía que su mundo se había derrumbado al ver a Martín besándose con esa mujer, había traído en sus manos el resultado de la prueba de embarazo, incluso hasta manualidades hizo, porque había enmarcado el resultado del examen con el eco en una cartulina hilo, haciendo una especie de tarjeta decorada en pintura al frío azul, vinotinto y lila que decía. “Solo quiero decirte… dentro de poco más de siete meses… Me tendrás en tus brazos. Papá.”, pero al ver la escena que tenía ante sus ojos, la dejó caer, rodando debajo del auto, mientras experimentaba el dolor más grande y cruento que había sentido en su vida.Martín se le acercó, pero Dara enseguida respondió—¡No m
Dara angustiada trataba de calmarse, pero el dolor que se había apoderado de su cuerpo se negaba a soltarla y su sufrimiento aumentaba cuando veía en la fotografía a su madre, sus hermanos y una hermana que se había enamorado del mismo hombre que ella — ¡No puedo mamá!, Es imposible que pueda ser feliz a costa de la felicidad de mi hermana—pronunciaba mientras se dejaba caer completamente en el suelo abrazando sus rodillas.—¡Basta Dara! No tienes la culpa de haberte enamorado de Martín y que él te corresponda, y aunque esa chica también sea mi nieta, ella no lo merece. Por lo que me ha contado María Martha, ella le fue infiel con su mejor amigo, Amarantha tuvo su oportunidad y no la aprovechó, se burló de su amor y lo tiró a la basura, así que no voy a permitir que te sacrifiques por nadie.—¿Y sabes quién