Demián me siguió mirando sin decir una palabra, no podía descifrar su rostro, parecía en blanco, le supliqué, le rogué, hasta que lo vi levantarse de la cama y dirigirse a la puerta, mientras se colocaba una camisa que tomó de una silla.-¡Vete! -Es lo único que salió de su boca y me rompió el corazón en pedacitos.- ¡Demián, por favor tienes que comprenderme! - supliqué, mis piernas no aceptaban la orden de pararse, no quería irme así - estaba asustada...-... ¡Vete, Renne! - levantó la voz.-¿Es lo único que dirás?-¡Sí te digo lo que estoy pensando... terminaremos muy mal! ¡Vete! - gritó más molesto.Tuve que pararme, Demián seguía tomando la perilla de la puerta y me di cuenta que temblaba, estaba furioso, tanto que su mente frenaba sus impulsos para no hacerme daño.- Entonces creo que termi... - susurré, necesitaba saberlo, Demián me miró atravesado, con su mirada evitó que prosiguiera -¡Joder Demián! no entiendo nada, eres perr
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