Demián se había ido hace una hora y no paraba de llorar, sabía que me había equivocado pero me dolía, no pensé en las consecuencias aunque me habían advertido.Me dormí llorando agazapada en el mullido sillón del living, un trueno me hizo saltar de mi letargo, ¿Qué hora era? Vi el reloj, eran más de las cuatro de la mañana, busqué por todo lado a Demián, pensando que había vuelto, pero no pude encontrarlo.Afuera se escuchaban truenos y el firmamento se iluminaba cada vez que caía un rayo, el sonido de la lluvia empezó a golpetear las ventanas, decidí qué debía buscarlo y suplicar, si era necesario, perdón.Me puse una chamarra y salí del departamento aunque el cielo se caía a mí alrededor, caminé por las calles sin rumbo fijo por un largo tiempo sin encontrarlo por ningún lado, me di por vencida y me senté en una banca de la calle, intenté pensar donde podía encontrar a Demián.Me recordé de una tarde que nos habíamos peleado, hizo lo mismo, desapareció por
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