Mi boda con el CEO
Emperatriz, una joven de 19 años, era la única hija de una familia prominente de la alta sociedad. Su padre, Miguel Cimarro, era propietario de una de las fábricas de zapatos más importantes del país. Sin embargo, la situación económica familiar se tornó crítica; la fábrica enfrentaba la quiebra debido a la ludopatía de Miguel, quien había ido perdiendo su fortuna en apuestas diarias. Endeudado hasta el extremo, se vio obligado a hipotecar tanto la fábrica como su mansión. El tiempo se agotaba para cumplir con los pagos, y la falta de liquidez lo llevó a una situación desesperada.
A su creciente deuda se sumaba el compromiso con Rogelio Salinas, un empresario millonario en la industria hotelera, quien presionaba a Miguel para que le devolviera cada centavo. Sin opciones para saldar su deuda, Rogelio le propuso un trato: a cambio de cancelar sus deudas, Miguel debía entregarle a Emperatriz como esposa. Rogelio estaba obsesionado con la belleza y la pureza de la joven, lo que lo llevó a hacer esta propuesta tan controvertida.
Miguel se encontraba en una encrucijada. Amaba a su hija y no quería hacerle daño, pero la posibilidad de que ella y su madre quedaran en la calle lo aterrorizaba. Aunque al principio rechazó la oferta de Rogelio, un grave incidente de salud lo obligó a reconsiderar su decisión. Sufrió un ataque al corazón y, tras ser internado de emergencia, se vio aún más endeudado por los exorbitantes gastos médicos.
Rogelio, al enterarse de la situación, se aprovechó de la vulnerabilidad de Miguel y le ofreció pagar todas las deudas, pero solo si Emperatriz aceptaba casarse con él.
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