Estrella del alba
La lluvia asomó en mis ojos como una serenata de violines y rasguños de un piano , sentía como cada lágrima bañaba mis mejillas con un tono de melancolía sustrayendo toda mi soledad y tristeza, no quería llorar pero quién soy yo para dar órdenes a un cuerpo muerto, a pesar de mi soledad obvia sentía vergüenza de mí mismo, sentía vergüenza de haber acabado así, me acurruque entre una de las esquinas de este pequeño cuarto, con un frío que cada vez cortaba más mi respiración y cubrí toda mi cabeza con mi abrigo, creo que si hubiese podido decir adiós no dudaría ni un segundo, pero ni siquiera eso pude haber hecho, mi respiración poco a poco fue decayendo, las heridas a pesar de no haberse infectado dolían como puñaladas, el desgaste mágico también cobraba su sacrificio y sentía como cada vena de mi cuerpo palpitaba, todo eso combinado con la deshidratación y la ansiedad me convertían en un homúnculo de mierda, fui cediendo ante el descanso necesario, me acurruque aún más y dejé descansar totalmente mi cuerpo.
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