Capítulo 78
El profesor era un hombre que disfrutaba mucho de cultivar flores. Florecían en cada rincón de su pequeña casa de dos pisos, lo que provocaba una sensación extraña al entrar, como si hubiera viajado en el tiempo a quizás el jardín del edén. De repente, no estábamos en el frío invierno, sino en la primavera, con todas las flores en plena floración.

Cuando el profesor entró en la casa, fue a regar sus flores, como si no estuviéramos ahí.

—Profesor Pavoné... —dije sonriendo mientras me acercaba.

El profesor soló suspiró y no dijo nada.

Siguiendo la regla de que mientras no me echara, podía seguir, di un paso más hacia él, sonriendo con más dulzura.

—Profesor Pavone, ¿le ayudo a regar las flores?

—¡Soy experta en eso!

El profesor suspiró de nuevo, sin prestarme atención, pero tampoco me rechazó.

Aproveché la oportunidad y le quité la regadera de las manos. Cuando vio mi sonrisa tan lambona, el anciano ya no gruñó, sino que soltó un suspiro irritado y, mirando a Armando, lo invitó a tomar u
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