Capitulo 74

Después de regresar a casa, afuera ya estabas oscuro.

Darío Jiménez miró su apariencia exhausta. Su hermoso rostro estaba lleno de profunda simpatía.

Señorita Fernández, todos sabemos de los acontecimientos de hoy; fue una noticia sensacional.

“No digas nada”, suspiró Isabella, “¿tienes algún medicamento?”. “Necesito dormir bien esta noche”

Sin decir palabra, Darío le entregó dos pastillas para dormir que ya habían sido preparadas.

Las tragó de un trago, tomó unos sorbos de agua y luego le dijo al asistente: «que la cocina me prepare unos fideos hechos a mano».

“Darío se sorprendió, un poco abrumado por la inesperada atención y se frotó las manos, ¿señorita, está muy cansada?”

No fue hasta la mañana siguiente, cuando Darío llegó y se dio cuenta. Vio a Isabella poniendo una sopa de fideos en un termo y lo que quedó era para él.

De repente comprendió, que los verdaderos destinos de los fideos se encontraban en otra parte.

Media hora después.

Con el termo en la mano. Isabella e
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