Al salir, su visión se encontró con el desolado patio. Giró su cuello al lado derecho. La puerta de la cocina estaba abierta; sin embargo, no había nadie dentro. Las sillas estaban vacías separadas de la mesa como si esperaran por alguien que llegara a ellas. Pero ese alguien no fue Isaac. En su lugar, caminó en dirección hacia ellas; pero un poco antes de llegar a la puerta, sus pies giraron a un lado.
Donde las paredes de la habitación y la cocina se entrelazaban. Entre todas las tablas viejas y descascaradas que parecían que podían romperse con el menor movimiento, había una de ellas similar a las demás. Solo por el hecho que Isaac tenía el conocimiento previo sobre esa tabla era que notaba la diferencia invisible para los ojos humanos. Parado frente a la pared de la cocina. Subió una mano, colocándola entre la unidad de las paredes. En una mínima rendija de la tabla metió sus uñas en ella, empujando sus dedos hasta que fueron capaces de caber completamente.Ejerció un poco de fuerza. La necesaria para no romper la tabla; a la vez que fue suficiente para aflojarla. Un leve crujido se escuchó, lo que le indicó a Isaac su siguiente acción. La empujó, haciendo que la madera se arrastrara contra el suelo. Produciendo un sonido de arrastre al friccionar la tierra contra la tabla y el suelo. Un pequeño espacio se abrió, permitiendo el ingreso para una persona. De tal manera que Isaac topó su cuerpo a la pared, deslizándose entre la grieta con mucho trabajo.Después de lograr pasar su cabeza, introdujo su pecho con mayor facilidad. Luego, entró sus piernas. Una vez dentro, volvió a sellar la pared. Ese estrechó pasaje le nubló la vista debido a que no podía entrar en él ni siquiera un tenue rayo de sol. Apenas había dado unos pasos cuando su cuerpo chocó contra un gran bloque.Entre la oscuridad, escuchó una voz - hermano - no era una pregunta; mas bien, era una afirmación de la otra parte.-Soy yo - afirmó - enciende la luz.Después, se escuchó el sonido de rápidos chasquidos acompañados con chispas fugaces que se negaban a encender. Hasta que el fuego ilumino el lugar, llenando el rincón con un intenso olor a humo. Para ellos, era una regla inquebrantable esconderse al notar movimientos cerca de la entrada. Aunque así estuvieran seguros que eran sus propios hermanos los que intentaban ingresar. Esa era una ley de protección para todos.El resplandor que emanaba una pequeña antorcha, hecha con un trapo viejo, colgada de la pared sobre un recipiente de metal, descubrió el espacio entre las paredes; el cual, solo era suficiente para que un hombre cupiera apenas dejando espacio entre sus hombros a sus costados. Por el contrario, hacia adelante era largo, había el espacio exacto para tres personas.Insertados en cada tabla se encontraban clavos sobresalientes de donde colgaban diferentes armas. Tanto como ballestas, arcos y flechas. En la parte baja de la pared descansaban las armas de pólvora junto a sus municiones. Isaac, tomó una pistola con una mano, para luego abrir el revólver. Lo examinó por un rato. Después, curvó su espalda y estiró su mano para tomar una caja. Se enderezó. Colocó la caja sobre el brazo que sostenía el arma, luego la abrió. Exponiendo las municiones que emanaron un olor fuerte a pólvora.Mientras tomaba una bala, desvío casualmente su vista hacía sus hermanos, quienes se entretenían en sus propios asuntos. Samuel, se ocupaba frotando la punta de una flecha sobre una roca gris. La afilaba con la alegría de un niño cuidando de su más preciado juguete. Por otro lado, con un aspecto serio, Matías jugaba con una daga. Midiendo su filo la acariciaba con sus dedos desde el mango hasta la punta. Sus ojos se mantenían cerrados mientras frotaba sus bordes con movimientos prácticos y suaves.Isaac sonrió con tan solo la vista. No pudiendo imaginar cuáles serían sus pensamientos. Entonces, comenzó a llenar el revólver, hasta que los ocho espacios estuvieron completos. Luego, cerró la caja para volverla a poner en su lugar. Tomando el arma con sus dos manos, la dobló, haciendo emitir un tronido cuando las partes volvieron a quedar unidas.-¿terminaste? - Matías levantó el rostro levemente. Forzando sus ojos hacia arriba provocando que varias arrugas se formaran en su frente.Isaac, aseguró el arma en el clavo - ya está lista - al terminar de decir las palabras. Se volteó para abrir el pasaje nuevamente. Antes de salir aún les dejó atrás unas palabras - será mejor que se den prisa, si no quieren que yo cocine el almuerzo - los sonidos de movimiento se detuvieron; mientras salía. Dejando expresiones de miedo en los rostros de los jóvenes.El cielo ya estaba cubierto por un manto de oscuridad. La luna se había escondido tras una nube negra; al igual, las estrellas habían escapado esa noche. Como si supieran del terror que pasaría en la tierra y temiera ver lo sucedido. Alrededor de las tres de la mañana, Isaac sostenía el huacal contra sus labios. Bebiendo del agua en él. Sintiendo pasar por su garganta el líquido que había sido enfriado por el sereno. Después de unos tragos, separó la totuma unos centímetros de su boca. Dirigiendo su vista a la puerta de la habitación, donde sus hermanos aún dormían cómodamente.De pronto, se empezaron a escuchar sonidos sobre el techo donde él estaba. Pequeñas piedras cayeron del borde. Como si fuera una rata rascando las tejas, el sonido se fue acercando. Isaac mantuvo la calma en todo momento, como si estuviera acostumbrado a cualquier movimiento. De repente, ante él, vio caer una figura. Sus pies tocaron el suelo con tal suavidad que no emitió ningún sonido de golpe. Sostenido con la punta de sus dedos, su espalda curveada daba contra Isaac. Meneó su cabeza para atrás, viendo de reojo al hombre a sus espaldas.Lucas enderezó sus piernas. Quedando de lado. Con la vista en la puerta de la habitación. Su cabello recogido en una cola mostraba detalladamente los rasgos de su cara - ¿aún no están listos? - su voz ronca fue llevada por el viento hasta los oídos de Isaac.Tirando la totuma al bote de agua, Isaac tragó la última parte en su boca - Tomas y Dylan no han llegado aún.-oh - mientras sus manos colgaban a sus costados, comenzó a caminar al frente - entonces, dormiré un poco más - Isaac no tuvo tiempo de responder cuando Lucas ya había abierto la puerta. Se quedó con una mano extendida impidiendo que se volviera a cerrar; a la vez que veía, con una expresión serena, dentro de la habitación. Sus ojos se dirigieron a Isaac antes de informar - solo falta Dylan.Con el ceño fruncido, Isaac llegó a él dando pocas; pero grandes zancadas. Su cuerpo era más alto que el brazo de Lucas. Dándole la oportunidad de ver el interior. Se quedó sorprendido por un momento cuando notó que en cada cama del interior había una persona. No pudo evitar pensar, ”¿cómo lo dejé pasar?". Acostado sobre su propia cama, los cabellos cafés claro se escapaban de debajo de la manta. No quedaba duda que esos pelos inconfundibles pertenecían a Tomás. Sin necesidad de ver su rostro, Isaac supo quien era; de tal manera que no se molestó en entrar.-Llegué - una voz a sus espaldas hizo que los dos se sobresaltaran. La persona estaba a un paso lejos de ellos. Intentando ver el interior, estirando el cuello sobre el hombro de Isaac - ¿aún no se levantan? - su voz cambió de divertida a enojó en un instante. Luego, empujó con su pecho, el brazo de Lucas, cuando pasó a través.Dylan llegó a la cama del lado derecho. Se volteó y se lanzó. Cayendo sobre la persona que dormía plácidamente en ella. Su espalda aplastó la del otro. Haciéndolo despertar de un brinco. Los cabellos amarillos quedaron completamente a la vista; mientras Tomas intentaba zafarse del peso que lo aprisionaba - ¡muévete, maldito hijueputa! - su voz era de furia; pero aun así logró mantener el volumen bajo.Los labios de Dylan mostraron sus dientes cuando una sonrisa satisfecha apareció en ellos. Sin perder tiempo, se levantó. Pasó cerca de la cama del medio donde estaba Matías. En el proceso, estiró una mano. Tocando con tres dedos el pecho de este, despertándolo. Luego, rodeó el borde de la cama. Metiéndose en el pasillo en medio de las ellas. Cuando llegó al otro lado, dejó caer su pesado cuerpo sobre el bulto cubierto.Sin embargo, para su sorpresa, la persona bajo el no se movió; en cambió, emitió un ligero suspiro como si siguiera sumergido en un agradable sueño. Matías a un lado, se
Con la espalda casi pegada a la pared, la vista frente al balcón. Bajó un pie para luego colocar el otro frente a este sobre la misma grada. Con cada escalón que bajaba se detenía por un segundo. El silencio era abrumador, tanto que en sus tímpanos podía escuchar el silbido del viento. Una sensación extraña subía a su pecho cada vez más cerca de su corazón.Conforme bajaba cada escalón la vista se iba ampliando ante él. Largos sofás, con acabados de madera a sus costados, estaban situados frente a la puerta. Varias cajoneras adornaban el espacio entre cada uno; sin embargo estas no estaban adornadas por nada. Por qué los artículos de valor que mantenían en ellas ya habían sido saqueados con anterioridad, quedando solo la marca en la madera donde solían estar. Cuando llegó a la última grada, caminó frente a un gigantesco mueble igual de vacío. Puesto a un lado de las gradas; de tal manera que al pasar por la puerta principal quedara a la vista el esplendor de los artículos de oro que h
Todos comenzaron a apresurarse. Ante él las personas corrían alocadas; mientras que su propio cuerpo no podía reaccionar. Isaac se quedó paralizado por un tiempo hasta que vio el rostro de su hermano ante él. El sudor corría por su cuello, sus ojos estaban húmedos y abiertos grandemente, un profundo temor se podía ver en ellos. En ese momento Isaac se dio cuenta de la situación; así que rápidamente suprimió sus emociones para dejar su cabeza fría.Se acercó a Samuel. Con una mano sujetó la camisa de este de la parte del hombro. Envolvió sus largos dedos en la tela, arrugándola hasta casi romperla - ¡rápido! - hizo una señal con su cabeza - ¡entren al hoyo! - Lucas estaba a punto de abrir la abertura en la pared por donde habían entrado; mientras que Dylan esperaba a su lado, cuando sus movimientos se detuvieron. Giraron sus rostros para ver a Isaac. Con toda calma este dijo - puede que nos estén esperando afuera, es más seguro por este lado.La mirada en los jóvenes se suavizó cuando
Mientras corrían, una tropa de guardias se acercó corriendo por el lado opuesto. Uno de ellos vio a los cuerpos sobre el tejado y los señaló - ¡POR AHÍ! - su estruendosa voz resonó en las calles. Los guardias que estaban en la casa se acercaron pronto a ellos. Formando un nuevo grupo más grande.-Mierda - la palabra pasó por los dientes apretados de Isaac. Estaban en la mira, les sería difícil perderlos; así que Isaac tomó una decisión - ¡DESVIENSE! - meneó su mano, moviendo el viento con ella; a la vez que los de enfrente lo miraban de soslayo - ¡HACIA EL OTRO LADO!.En lugar de seguir por las casas que estaban a las esquinas del camino. Doblaron a la izquierda saltando al lado opuesto por donde los guardias los seguían. Fueron a tomar la siguiente cuadra donde el camino estaba despejado; pero no por mucho tiempo. Tan solo al otro lado, los guardias se apresuraban a doblar la esquina; mientras ellos corrieron en dirección opuesta como si sus intenciones fueran regresar a la mansión.
La mano de Dylan se quedó en el aire. Sus ojos se ampliaron cuando giró su rostro hacía Isaac con una expresión sería. No dijo nada. Simplemente se recompuso y esperó a que Isaac actuará.-Tú - señaló con su cabeza a Matías. Evitó decir su nombre para no revelar la identidad - enciende la vela.Matías se dio la vuelta; pero no dio ni un paso lejos cuando Dylan habló - Espera - su voz estaba alterada - yo lo haré - Luego, se giró y comenzó a caminar por la habitación. Sus manos tocaban con precaución cada cosa que se encontraba. Rodeó todo el lugar en busca de la vela hasta que su pierna chocó contra un objeto que se arrastró en el suelo por la fuerza del empuje. A tientas, movió las cosas encima. Tardó un tiempo ahí hasta que logró encender la vela que estaba en esa mesa.Isaac esperó, escuchando atentamente los movimientos que producía Dylan a sus espaldas. Hasta que la habitación se iluminó. Sus ojos se ampliaron con sorpresa cuando el cuerpo en el suelo
Las vistas se giraron de Isaac a Dylan, quien aún tenía el brazo de la niña en su mano. Este vio el rostro asustado una vez más antes de dejarla ir. Isaac comenzó a caminar. Sus pasos firmes y veloces se dirigían a Dylan. Iba a la mitad del camino cuando alguien se le interpuso. Matías había dado un paso al frente, bloqueando el paso y la vista de Isaac hacia Dylan. Su enorme porte estaba atravesado - Hermano - dijo esa palabra para tranquilizar, tan bajo que incluso a Isaac le fue difícil escuchar.La mano de Isaac se alzó, con un movimiento más brusco de lo normal, la puso sobre el hombro de Matías, produciendo un sonido de choque. Inmediatamente, Dylan salió tras la espalda de Matías. Tomó el antebrazo de Isaac y lo apretó mientras retiraba la mano del hombro de Matías, dirigiéndole su mirada oscura. Isaac sabía que quería formar un lío en el lugar; pero el no se lo iba a permitir. De tal manera que decidió no echarle más leña al fuego. Así que suavemente bajó su mano. L
Fue ahí donde Isaac se dio cuenta que tenía el rostro descubierto y había expuesto su identidad. Se había distraído tanto que no se dio cuenta cuando los guardias se habían marchado, ni en qué momento Sofía se había acercado a la puerta. Dejándolo sin la oportunidad de volver a cubrirse. No había pensado en su cara descubierta hasta ese momento. Lo tomaron totalmente desprevenido. Rápidamente estiró su mano y arrebató la máscara de las manos de la niña. Aunque era tarde; aún así se la colocó mientras se levantaba.-Supongo que no hace falta decir nada - dijo refiriéndose a su identidad. Temeroso de volver a insultar la moral de la joven, no quiso amenazarla.Sofía apretó sus labios. Dedicándole una mirada penetrante, no respondió. Isaac ya se había acostumbrado a su actitud fría; de tal manera que no le dio importancia a su silencio. Entonces agregó - Nos iremos en un momento, cuando los guardias estén más lejos.-No te vallas aún - Isaac se sorprendió al
Algunas veces, Isaac sentía la verdadera necesidad de golpear a sus hermanos. Como en ese momento. Cuando su paciencia estaba a punto de extinguirse como la última llama de una hoguera que no fue alimentada con más leña. Inhaló profundamente. Llenando sus pulmones hasta el punto en que no cabía nada más, luego, exhaló todo lo que tenía.Después, cuando se sintió con la fuerza suficiente. Caminó, pasando justo en medio de ellos. Entró al corredor para luego dirigirse a la baranda desde dentro. Topó su espalda a ella, recostándose levemente antes de cruzar los brazos sobre su pecho. Así, escuchó la conversación; a la vez que sus hermanos se colocaban uno a cada lado de él. Matías a su derecha, apoyó sus brazos hacía atrás sobre la baranda; por otro lado, Samuel se pegó a él, casi metiéndose tras su espalda. Apoyó su mejilla sobre su bíceps, con los brazos colgando a sus costados.-Yo lo vi cuando salté a la terraza - Lucas estaba pegado a la pared. Apoyado solo con s