Estoy aquí.

La furia de Ángel no se hizo esperar, y se abalanzó sobre el hombre, y lo sacó a rastras del cabello. Una vez que estuvo lejos de la vista de Melany, se escucharon cinco detonaciones. Ángel podía golpearlo hasta que el hombre duplicará perdón y se arrepintiera de todos sus pecados, no obstante, hay una mujer por medio, y lamentablemente es la mujer que le roba el aliento y el sueño. La vio desnuda y con heridas, ese hombre tenía que pagar lo que hizo.

Estando sola, Melany dio un brinco por cada disparo que escuchaba. —¡Dios que no sea Ángel! Suplicó, presa del pánico. Y es que después de esas detonaciones, se escucharon más a la distancia.

—¡Melany! Ángel corrió y estando frente a ella, se agachó y con cuidado le quitó el pañuelo qué le cubría la boca.

—¿Logró hacerte daño? Mírate, estás herida.

Ángel no estaba seguro de si era la primera vez que ese hombre quiso abusar de ella, por eso fue que se ensañó y le dio varios tiros en la cabeza.

—¡Señor Rockefeller, Llegaste justo a ti
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