Relata Lucas:Estaba agradecido de haber encontrado una mujer que no solo me amaba a mí, sino que también me estaba dispuesta a acompañarme en cada aspecto de mi vida, Eva no solo quería iniciar un hogar conmigo, sino que también quería integrar en el, a las personas más importantes de mi vida, mis hijas.Salimos de España al día siguiente con destino a París, dejando muy sorprendidos al padre y abuelo de Eva, cuando les informamos que esa misma semana nos casaríamos y sería una ceremonia sencilla, con solo los integrantes más cercanos de la familia.Nada más había un detalle, faltaban un par de invitados muy importantes, así que, debíamos viajar para buscarlos y que pudieran estar presentes.Llagamos a París y renté un auto, Eva estaba muy tranquila hasta que notó que fui disminuyendo la velocidad en una zona empresarial.—Oye… ¿Para dónde vamos?—Debo arreglar un asunto primero… — Expliqué sin dejar de mirar la carretera.—¿Qué cosa?—Vamos a ver a mi padre…—¿Qué? ¿Me
Relata Eva:Estaba nerviosa, llevaba un par de minutos paralizada frente a esa enorme y antigua puerta, sintiendo el pulso acelerado y un nudo en la garganta.Me aferré con fuerza a la manga del traje de mi abuelo, Chester, quien me llevaba del brazo, cuando él intentó dar un paso hacia adelante, yo lo detuve.—Espera… — Solté todo mi aliento. — No… No sé si pueda hacer esto. — Murmuré con la mirada baja.—¿Qué dices, Eva? — Preguntó Chester, confundido, girándose nuevamente hacia mí.—Es que… No sé si pueda entrar, me da algo de nervios… Yo… — Comencé a balbucear, cuando mi abuelo puso su otra mano sobre las mías, que seguían aferradas a la manga de su traje, temblorosa.—Tengo entendido que no eres una cobarde, Eva, siempre te has enfrentado, sin dudar, a cualquier circunstancia de la vida. ¿Por qué esto te daría miedo? — Susurró lentamente.—No es miedo, es solo que… Esto es diferente, después de todo lo que pasó, de todo lo que hice… — Bajé la vista avergonzada, llena
Relata Eva:—¡Ava, espera! — Exclamé, ella se volvió para mirarme, extrañada. — ¿Podría hablar contigo…? ¿Por un momento…? ¿A solas…? — Pregunté con el corazón a millón, imaginando que ella se negaría, que lo dejaría para otra ocasión, porque ¿Quién deja su fiesta de boda para escuchar a una hermana gemela malvada?Ella se volvió y se disculpó con la persona que la llamaba, le pidió unos minutos y se dirigió a mí.—Bien… Claro. — Contestó extrañada, dejándome atónita. — Ven, acompáñame.Ella se giró y comenzó a caminar, me quedé pasmada por un instante, cuando Lucas me dio un empujoncito, animándome a caminar, al tiempo que me susurraba porras y cuánto me amaba.Llegamos a una enorme puerta y al entrar, noté que se trataba de un gran salón alterno, con escritorio y biblioteca, como una oficina. Ava me miró expectante, pero cuando estuve a punto de hablar, la puerta se abrió nuevamente, dando paso a Alex Grand.—¡Alex! ¿Qué pasó? ¿Por qué entras así? — Ava comenzó a refunfuñar
Relata Eva:Estaba cansada, estresada y algo tensa, no era fácil tener un bebé.Y aunque Lucas, quien tenía mucha más experiencia que yo en este campo, se mantenía a mi lado apoyándome en todo lo que podía, la sensación de agotamiento muchas veces era mayor al cansancio provocado por tener que dirigir mi empresa.Pero dentro de todo eso, había una recompensa: el amor tan intenso que había llegado a experimentar.Era una sensación indescriptible, el tener a ese pequeño, frágil, delicado y perfecto bebé entre mis brazos, una pequeña parte de mí misma y otra del hombre que amaba.Sentía que ese niño, el pequeño Luciano, era todo lo que me faltaba, ese complemento que necesitaba y estaba agradecida, infinitamente agradecida de que estuviera con nosotros, sin importar que haya convertido mi vida y la de Lucas, en un completo correteo.Había pasado tres meses desde el nacimiento de nuestro hijo y teníamos un importante compromiso, solo había un detalle, era tardísimo, pero lo crucial
Relata Lucas:Estábamos en aquel lugar en donde se inició todo entre nosotros y al que ya nos era recurrente visitar, el hotel para juegos y 0rgías.Para esta noche, Eva había reservado la misma habitación que usamos nuestra primera vez juntos. Al llegar, ella me guio hasta la cama, me sentó en una orilla y me vendó los ojos, un momento después, escuché una puerta abrirse.—¿Eva…? ¿Qué haces…? ¿No pretenderás…?—Lo sé, lo sé… — La escuché a unos metros de mí. — Si ves que alguien más me toca, lo matas… No te preocupes, no se trata de eso… Solo espérame un minuto.Escuché la puerta, cerrarse, esperé impacientemente por varios minutos, sin poder ver nada, hasta que la escuché volver, escuché sus pasos, ella se detuvo muy cerca de mí.—Cielo… Puedes quitarte la venda. — Murmuró.—¿Qué? Pensé que me la quitarás con un baile sensual o algo así… — Bromeé al tiempo que iba levantando la venda de mis ojos. — ¿Por qué tanto misterio…? — Me quedé con la boca abierta.Eva estaba vest
Luego de sentirme toda mi vida como una mujer exitosa y empoderada, ¿Podría llegar a sentirme como una fracasada? Aunque nunca antes había vivido ese sentimiento, hoy había descubierto que sí era posible.Acababa de llegar de un largo viaje y entré en mi habitación a paso apresurado, queriendo tomar una larga ducha, para acostarme a descansar, solo quería cerrar mis ojos y olvidarme de todo.No había alcanzado a quitarme una prenda, cuando la puerta de mi habitación sonó con un golpeteo. De mala gana, fui a abrir y me encontré con el rostro malhumorado de mi madre.—¿En dónde estabas, Eva?. — Siseo con un tono de enojo.—¿Qué?. — Me mostré confundida. — Lo sabes, estaba en un viaje de negocios…—¿Para dónde?. — Replicó irritada.—En el trabajo, mamá, ya te lo había dicho, ¿No?. — Contesté con algo de hastío.—No me mientas, Eva, no seas tan descarada. — Me amenazó, levantando un dedo frente a mi cara, dejándome con la boca abierta, balbuceando.—¿Qué…? ¿De qué hablas…?.
Siempre tuve todo lo que quise, era rica, bellísima, popular y todo lo que deseaba para mi vida, era convertirme en una exitosa mujer, que compartiera su vida con un atractivo y acaudalado marido, viviendo en una enorme y elegante casa, con quizás, máximo, un par de hijos. Porque eso de los niños, no se me daba muy bien.Sin embargo, allí estaba yo, con treinta y tres años, viviendo en casa de mis padres, recién divorciada en no muy buenos términos, con una empresa que debía dirigir y que comenzaba a salirse de mis manos.Pues aunque conocía todo el funcionamiento de G&G, el conglomerado de modas que pertenecía a mi familia, nunca antes había hecho trabajo de oficina, porque lo mío, siempre fue modelar, en eso, siempre me había desempeñado.Y nunca esperé tener que encargarme de una de las sedes de la empresa, claro, sabía que al casarme, mis padres me la heredarían, pero era mi esposo quien se hacía cargo de ella como el presidente. Ahora que estaba divorciada, me tocó a mí, asumi
—No lo puedo creer… ¿Usted es Lucas Black, de la familia Black? ¿Dueños de la revista de modas BlackFusion?. — Pregunté anonadada.—Así es… — Asintió él, poniéndose serio.—Espere un momento… — Comencé a sopesar. — ¿Es el mismo Lucas Black que tomó la gerencia de la revista, solo unos pocos meses antes de que esta se cerrara por un desfalco?. — Repetí con impertinencia, pero era obvio que preguntaría eso, estábamos en una entrevista de trabajo y sus antecedentes eran cruciales.—Sí, así es… — Volvió a afirmar con mayor énfasis, acomodándose en el asiento, notablemente incómodo.—Wow… Ahora todo tiene sentido… — Musite para mí misma, mientras continuaba revisando el expediente.—Disculpe… ¿Pero qué es lo que tiene sentido?. — Preguntó Lucas entre dientes.—Bueno… — Levanté la vista, mirándolo a los ojos con mucha seriedad. — El que un hombre como usted, con tantos estudios y experiencia, esté solicitando un puesto como asistente. — Volví a bajar la mirada. — Siendo franca,