La alarma sonó a las 8am, revisé mi móvil en busca de algún mensaje de Dan, pero no había nada, así que me levanté y volví a llamar a la florería, repetí el pedido, ésta vez una flor amarilla, y una nueva nota.
«Dame la oportunidad de redimirme, por favor. Lexy»
Al llegar el viernes aún no tenía noticias de él, cada día envié un nuevo arreglo con una nueva nota.
«No te pido que olvides todo, solo una nueva oportunidad. Lexy»
«¿Quieres empezar de cero? Lexy»
No recibí ni una sola respuesta de su parte. Ya había avanzado mucho en la colección, estaba completa, y el sábado debía reunirme con Raquel para ver cuando hacíamos la nueva exhibición. Estaba j
Sin siquiera quitarme la ropa me desplomé en la cama, me sentía agotada, furiosa e insatisfecha. Intenté dormirme, pero comencé a dar vueltas en la cama una y otra vez. Necesitaba una liberación, sacar toda esa tensión de mi cuerpo, rebusqué en mi mesa de luz y hallé mi querido magic. Lo puse en la velocidad mínima, y cerré los ojos recordando esos instantes con él, segundos después lo cambié a la velocidad más fuerte y todo mi cuerpo comenzó a convulsionar, el orgasmo me alcanzó rápido y avasallante. Pero no era suficiente, así que seguí, hasta correrme tres veces seguidas, y luego sí, al fin me dormí.Me desperté cerca de las 11am, con una resaca tremenda. La cabeza me daba vueltas, y el estómago lo tenía al revés, corrí al tocador. Luego me metí a la ducha para tratar de aliviar el males
Al llegar a casa por supuesto me esperaba mi fiel compañero.—Hola pequeño, ¿Te has portado bien? —le regalé unos cuantos besos en la cabeza, me puse mi remera de dormir y me metí a la cama.El domingo nos despertamos tarde como de costumbre, tenía unas 10 llamadas perdidas y unos cuantos mensajes amenazantes de Ariana, le escribí que estaba bien, solo que cansada, para que se quedara tranquila. Me puse mi viejo y querido traje dominical de jeans rotos All Star negras y remera de bandas de los '90, un grueso sweater de lana, la chaqueta, cogí el bolso y salimos a pasear luego del desayuno. Caminamos hasta el parque, buscamos un claro y nos tiramos sobre la manta. Xander encontró un compañero de juegos, un cachorro de labrador que estaba con sus dueños y se la pasaron corriendo entre ellos y luchando por una rama, tomé mi cámara y les saqué tantas fotos como pud
La semana fue tranquila, me dediqué de lleno al trabajo, salí algunas noches con las chicas, otra vez con Tomy, antes de su viaje a Londres, e intercambiamos unos cuantos mensajes con Sebastián, asistí a mi primera reunión con el grupo de apoyo y si bien no es de mis actividades favoritas, tampoco fue de lo peor. Dante solo cruzaba mi cabeza cuando iba a la cama, ese momento en el que no tenía más remedio que lidiar conmigo misma, era el momento propicio para atormentarme con sus recuerdos, con su ausencia.El sábado me dediqué a los quehaceres domésticos, limpié en profundidad la casa, luego le llegó la hora del baño a Xander, y eso fue otra historia. Fuimos a hacer la colada, y luego visitamos a Caty llevando un delicioso almuerzo. Al volver a la casa pasamos a hacer compras. Después de guardarlo tomé un relajante baño de burbujas, y ya que no tenía planes
El domingo volvimos al parque como siempre, y mientras estábamos relajados disfrutando de los primeros soles de abril, Dante volvió a aparecer.—Hola Lex.—Hola Dante. ¿Vienes por Xander otra vez?—Sí, salí a correr, y los vi aquí, así que quería llevármelo.—Claro. Ve pequeño —ambos se marcharon y yo me quedé pensando en la gran mentira que me acababa de decir, él sabía perfectamente que estaríamos aquí. Había dos opciones, o realmente extrañaba mucho a Xander o buscaba excusas para verme. No le di demasiadas vueltas al asunto, Dante me causaba migraña y no permitiría que arruinara mi domingo. Llené mi boca de chuches y volví a mi libro. Me perdí en la bellísima mitología griega, por un rato pude verme recorrer las calles de Troya, y ver pelear a gigantes como
—Buenas noches Lex, Mendoza —dijo cambiando el tono de su voz.—Buenas noches Dante. ¿Te diviertes? —Traté de sonar tan casual como pude.—No mucho, ¿puedo? —dijo estirando el brazo hacia mí y haciendo caso omiso a Seba, quién asintió y me entregó a él. Enseguida tomó mi mano, colocó la otra en mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo. Olía maravillosamente bien, esa dulce mezcla de madera y cuero. Y se veía de ensueño con su smoking hecho a la medida. Por supuesto era un bailarín dotado. Se movía por el salón, como si solo estuviéramos nosotros. Su contacto, su aroma, todo se potenciaba, y me extasiaba.—Luces encantadora Lex. No creí que fuera posible que te vieras aún más bella, pero me equivoqué.—Gracias Dante, tú también luces muy bien, como de c
Apenas entré Xander por supuesto me esperaba ansioso. Le regalé unas caricias, y me metí a la cama. Pensé en lo que había pasado, y me sorprendí al descubrir que Dante no se había metido en mi cabeza en ningún momento mientras estuve con Seba. Quizás después de todo, olvidarlo no era imposible…Los ladridos de Xander me sobresaltaron, y escuché que golpeaban la puerta, aún algo dormida me levanté, la abrí y Xander se abalanzó sobre Ari, que venía acompañada por mis padres.—Hola precioso. ¿Me has extrañado? —le decía en tono juguetón a la pequeña bestia que no paraba de lamerla y demostrarle su amor.—¿Qué hacen aquí? Creí que nos encontraríamos en la cafetería —dije mientras besaba a mis padres.—Queríamos conocer tu a
Como prometió pasó por mí a tiempo y fuimos a cenar a un bello restó hindú. La charla fluyó de manera agradable, era fácil estar con él, me hacía reír, era un hombre interesante, amable, caballeroso. Y siempre estaba pendiente de mí. Comencé a pensar que quizás mi mejor elección debería ser él. De regreso al apartamento me acompañó a la puerta.—¿Hoy también debería estar sola, o prefieres acompañarme?—¿Quieres que me quede?—Sí.—¿Solos tú y yo?—Lo prometo —Xander recibió de mala gana a mi acompañante y tuve que regañarlo otra vez.—¿Quieres beber algo?—Una cerveza estaría bien —fui por dos coronitas frías y nos sentamos en el sofá, tomé el man
Los días se volvieron rutinarios, Sebastián y yo, éramos cada vez más una pareja ordinaria como cualquier otra. Los días los dedicaba a terminar de organizar la exhibición, y las noches la repartía entre Sebastián y mis amigas. Thomas aún seguía de viaje en Londres, pero hablábamos a diario. Le conté de la gala, y coincidió en que lo mejor sería tratar de olvidar a Dante. También me comentó que estaban organizando el traslado de Caroline a Madrid, y que estaría de vuelta para la muestra.El viernes anterior a la exposición Ari, Caty, Seba, Sergio y yo nos encargamos de los detalles finales, colgar las fotografías, arreglar las luces y el mobiliario, dejar lista la folletería, etc. Volvimos a casa cerca de las 3am, agotados y solo dormimos.El despertador marcaba las 10am cuando sonó. Busqué a mi alrededor y Seba no es