Los golpes en la puerta me despertaron, me había quedado dormida en el sofá y el cuello me estaba matando, miré para todos lados, eran casi las 8am, la puerta volvió a sonar, me refregué los ojos y abrí. Xander se metió entre mis piernas y salió, Dante estaba parado ahí, llevaba un hermoso traje de tres piezas, azul, camisa blanca y corbata a rayas azules y blancas. Lucía maravilloso como siempre. El pequeño se abalanzó sobre él y lo llenó de mimos, estaba claro que no solo yo lo extrañaba, y se lo hacía saber, él lo agarro de los mofletes como solía hacer y lo movía para todos lados.
—¡Hola grandulón! ¿Cómo has estado?
—Pasa Dante, enseguida vuelvo —no dejé que respondiera y me metí al baño, lavé con énfasis mi rostro y me cepillé los dientes, asenté un poco mi pelo y salí, me moría de nervios por saber qué hacía aquí.
—¿Quieres un café? —pregunté temerosa.
—No gracias, solo he pasado a devolverte las llaves del auto, fue un regalo y no lo acepto de vuelta, haz con él lo que te venga en gana.
—No lo quiero.
—Pues yo tampoco —dejó las llaves sobre la isla y se encaminó a la puerta.
—Espera. ¿Recibiste mi carta?
—Sí, Lexy, gracias por la explicación, pero llegó demasiado tarde, me hubiera servido que me lo dijeras antes.
—Lo sé y lo siento, ahora ya sabes casi todo.
—Lamento todo lo que has pasado, jamás hubiera querido que te lastimasen.
—Ni siquiera te conocía en ese entonces.
—Aun así.
—Hay algo más.
—Dime.
—Luego de que me dejaras en el salón de fiestas fui a buscarte al hotel, pero ya te habías ido, fui al aeropuerto, pensé que te encontrarías ahí, pero había dejado mi bolso en el salón y no tenía identificación, por lo que no me dejaron pasar. Tuve un momento de debilidad y cometí un error, esa misma noche tuve una sobredosis, Tomy me encontró unas horas más tarde y me llevó al hospital, me desperté 5 días después, por lo que mi padre creyó que lo mejor para mí sería volver a la clínica de rehabilitación en Escocia, ahí estuve los últimos 28 días hasta que me dieron el alta, el domingo y volví a casa. Por eso desaparecí, realmente no tuve elección. Lamento que Thomas no te haya entregado la carta entonces, la escribí el primer día que me interné —su rostro se descomponía cada vez más a medida que yo hablaba, sus ojos se llenaron de rabia y tristeza. Vi cómo luchaba consigo mismo, pero no sabía qué intentaba reprimir. Bajó la mirada, pasó su mano por el pelo, respiró hondo y entonces volvió a mirarme, esta vez su mirada era más dulce.
—Lex lo siento muchísimo, jamás quise que te pase algo, estaba enojado, muy enojado, pero yo nunca… —sus palabras perdían fuerza a medida que salían de su boca, y su desesperación me devastó, di un paso adelante, quería abrazarlo, pero él dio uno hacia atrás y mi corazón se rompió.
—Lo sé, no es tu culpa, soy absolutamente responsable de las decisiones que tomo, no te culpo a ti, no te equivoques, solo quería que sepas dónde estuve.
—Lo siento tanto. ¿Ahora estás bien? ¿Estás viendo algún especialista?
—Sí, estoy bien, y otra vez sí, ayer tuve la primera sesión con la doctora Aguilar.
—Eso está bien, me alegro que lo tomes en serio. Lo que has hecho es una estupidez Lexy, y si aún fueras mía el castigo que tendrías sería muy grande —sus palabras me traspasaron, “Si aún fueras mía”, claramente él no me sentía suya ya, el dolor creció en mi pecho de forma inmediata, al mismo tiempo que el deseo comenzó a formarse en mi interior.
—Soy tuya, siempre lo seré, aunque tú ya no sientas lo mismo.
—Debo irme, lo siento. Cuídate por favor. Necesito que sigas respirando.
—¿Necesitas?
—Lex por favor. No lo hagas más difícil nena.
—Mírame a los ojos y dime que ya no me quieres y no te volveré a molestar, desapareceré de tu vida para siempre.
—Lexy…
—Hazlo si no me quieres volver a ver —pero no dijo nada y se marchó, aún me quería, podía sentirlo, solo tenía que luchar por él e iba a hacerlo.
Le dedicó una caricia en la cabeza a Xander antes de cruzar la puerta y se marchó, tuve que sentarme en una de las butacas por unos segundos hasta recuperar el control de mí misma, su sola presencia me inquietaba. Lo pensé por unos minutos. ¿Cómo haría para recuperarlo? Comencé a caminar por el piso y entonces vi uno de los cuencos con una flor de loto, una de las tantas que me había mandado cuando quería conquistarme. ¡Eso es! Esta vez es mi turno cariño. Busqué el número de teléfono de alguna florería exótica y lo encontré, ordené una flor de loto azul en un cuenco de cristal, le di la dirección a la que debía ser enviada, y añadí una nota.
«Una vez tú luchaste por mi atención, ésta vez soy yo la que pide la tuya. Lexy»
Cogí una taza de café y un panecillo.
—¿Te ha gustado verlo no? —dije a Xander mientras desayunábamos. Luego me metí a la ducha, me abrigué y fuimos a dar un paseo, pasamos por la casa de tatuajes, necesitaba un nuevo recordatorio de cuán fácil era perderlo todo, le expliqué al tatuador lo que quería, y se puso manos a la obra, unas horas después terminó, me miré al espejo, lucía hermoso, justo lo que quería, era una enredadera de espinas que subía desde el empeine de mi pie izquierdo daba una vuelta en mi tobillo y terminaba arriba del hueso de éste, lo decoraban doce flores de cerezo pequeñas y rosas. Al volver, me puse de lleno al trabajo, aún necesitaba unas fotos más para completar la colección y los días se me estaban terminando. Tomé la cámara, el bolso y salí. Caminé un largo rato, tomé algunas buenas fotografías y al terminar me pasé por el negocio de Caty.
—Buenos días bella.
—¡Lexy, que alegría!, éste lugar te extraña —nos saludamos, cogimos unos cafés y nos fuimos al sofá a charlar.
—Dante se ha pasado por casa a devolverme las llaves del auto, ya sabe toda la verdad.
—¿Cómo ha reaccionado?
—Bueno, al principio aún enojado, me largó que agradecía la explicación pero que llegaba tarde, luego le dije de mi pequeño desliz y su actitud cambió, volvió a ser el mismo Dan de siempre, preocupado y dulce, pero nada más, sé que aún me quiere, puedo sentirlo, pero me la pondrá difícil, sino, imposible.
—Al final se dará cuenta y volverá, lo sé.
—Espero que tengas razón, no puedo perderlo.
—¿Y qué piensas hacer?
—Cortejarlo, a su estilo —ambas reímos sonoramente, y de repente su sonrisa se iluminó, giré para ver que veía ella, y un hombre muy guapo, vestido muy casual pero sobrio cruzaba la puerta del negocio. Besó a Caty en los labios con dulzura y le acarició la mejilla, no pude evitar sonreír.
—Lexy te presento a Salvador, mi novio.
—Es un placer conocerte, he escuchado mucho de ti —dije mientras me levantaba a saludarlo.
—Lo mismo digo señorita, al fin nos conocemos.
—Oh por favor, dime Lexy.
—Lexy será. Solo he pasado a saludarte, debo corregir unos exámenes, ¿Cenamos juntos?
—Me encantaría. Te espero en casa, prepararé algo exquisito para ti.
—Vale, como a las 8pm estaré ahí. Que tengan lindo día señoritas —se despidió de ambas y se fue. Miré a Caty con curiosidad.
—Vaya, guapo y encantador, ahora entiendo tu sonrisa.
—Sí, es magnífico.
—Pero…
—No, sin peros, merezco ser feliz. ¿No?
—Por supuesto. ¿Qué hay de Tomy?
—No quiero hablar de eso, ya déjalo. Thomas y yo jamás pasará —hablamos de otras cosas por un rato, y luego me fui.
Al llegar a casa fui directo a seleccionar las fotos para imprimir. Había conseguido unas cuántas buenas. Ya casi tenía todo lo que necesitaba. Cené solo una sopa instantánea y me fui a la cama temprano.
La alarma sonó a las 8am, revisé mi móvil en busca de algún mensaje de Dan, pero no había nada, así que me levanté y volví a llamar a la florería, repetí el pedido, ésta vez una flor amarilla, y una nueva nota.«Dame la oportunidad de redimirme, por favor. Lexy»Al llegar el viernes aún no tenía noticias de él, cada día envié un nuevo arreglo con una nueva nota.«No te pido que olvides todo, solo una nueva oportunidad. Lexy»«¿Quieres empezar de cero? Lexy»No recibí ni una sola respuesta de su parte. Ya había avanzado mucho en la colección, estaba completa, y el sábado debía reunirme con Raquel para ver cuando hacíamos la nueva exhibición. Estaba j
Sin siquiera quitarme la ropa me desplomé en la cama, me sentía agotada, furiosa e insatisfecha. Intenté dormirme, pero comencé a dar vueltas en la cama una y otra vez. Necesitaba una liberación, sacar toda esa tensión de mi cuerpo, rebusqué en mi mesa de luz y hallé mi querido magic. Lo puse en la velocidad mínima, y cerré los ojos recordando esos instantes con él, segundos después lo cambié a la velocidad más fuerte y todo mi cuerpo comenzó a convulsionar, el orgasmo me alcanzó rápido y avasallante. Pero no era suficiente, así que seguí, hasta correrme tres veces seguidas, y luego sí, al fin me dormí.Me desperté cerca de las 11am, con una resaca tremenda. La cabeza me daba vueltas, y el estómago lo tenía al revés, corrí al tocador. Luego me metí a la ducha para tratar de aliviar el males
Al llegar a casa por supuesto me esperaba mi fiel compañero.—Hola pequeño, ¿Te has portado bien? —le regalé unos cuantos besos en la cabeza, me puse mi remera de dormir y me metí a la cama.El domingo nos despertamos tarde como de costumbre, tenía unas 10 llamadas perdidas y unos cuantos mensajes amenazantes de Ariana, le escribí que estaba bien, solo que cansada, para que se quedara tranquila. Me puse mi viejo y querido traje dominical de jeans rotos All Star negras y remera de bandas de los '90, un grueso sweater de lana, la chaqueta, cogí el bolso y salimos a pasear luego del desayuno. Caminamos hasta el parque, buscamos un claro y nos tiramos sobre la manta. Xander encontró un compañero de juegos, un cachorro de labrador que estaba con sus dueños y se la pasaron corriendo entre ellos y luchando por una rama, tomé mi cámara y les saqué tantas fotos como pud
La semana fue tranquila, me dediqué de lleno al trabajo, salí algunas noches con las chicas, otra vez con Tomy, antes de su viaje a Londres, e intercambiamos unos cuantos mensajes con Sebastián, asistí a mi primera reunión con el grupo de apoyo y si bien no es de mis actividades favoritas, tampoco fue de lo peor. Dante solo cruzaba mi cabeza cuando iba a la cama, ese momento en el que no tenía más remedio que lidiar conmigo misma, era el momento propicio para atormentarme con sus recuerdos, con su ausencia.El sábado me dediqué a los quehaceres domésticos, limpié en profundidad la casa, luego le llegó la hora del baño a Xander, y eso fue otra historia. Fuimos a hacer la colada, y luego visitamos a Caty llevando un delicioso almuerzo. Al volver a la casa pasamos a hacer compras. Después de guardarlo tomé un relajante baño de burbujas, y ya que no tenía planes
El domingo volvimos al parque como siempre, y mientras estábamos relajados disfrutando de los primeros soles de abril, Dante volvió a aparecer.—Hola Lex.—Hola Dante. ¿Vienes por Xander otra vez?—Sí, salí a correr, y los vi aquí, así que quería llevármelo.—Claro. Ve pequeño —ambos se marcharon y yo me quedé pensando en la gran mentira que me acababa de decir, él sabía perfectamente que estaríamos aquí. Había dos opciones, o realmente extrañaba mucho a Xander o buscaba excusas para verme. No le di demasiadas vueltas al asunto, Dante me causaba migraña y no permitiría que arruinara mi domingo. Llené mi boca de chuches y volví a mi libro. Me perdí en la bellísima mitología griega, por un rato pude verme recorrer las calles de Troya, y ver pelear a gigantes como
—Buenas noches Lex, Mendoza —dijo cambiando el tono de su voz.—Buenas noches Dante. ¿Te diviertes? —Traté de sonar tan casual como pude.—No mucho, ¿puedo? —dijo estirando el brazo hacia mí y haciendo caso omiso a Seba, quién asintió y me entregó a él. Enseguida tomó mi mano, colocó la otra en mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo. Olía maravillosamente bien, esa dulce mezcla de madera y cuero. Y se veía de ensueño con su smoking hecho a la medida. Por supuesto era un bailarín dotado. Se movía por el salón, como si solo estuviéramos nosotros. Su contacto, su aroma, todo se potenciaba, y me extasiaba.—Luces encantadora Lex. No creí que fuera posible que te vieras aún más bella, pero me equivoqué.—Gracias Dante, tú también luces muy bien, como de c
Apenas entré Xander por supuesto me esperaba ansioso. Le regalé unas caricias, y me metí a la cama. Pensé en lo que había pasado, y me sorprendí al descubrir que Dante no se había metido en mi cabeza en ningún momento mientras estuve con Seba. Quizás después de todo, olvidarlo no era imposible…Los ladridos de Xander me sobresaltaron, y escuché que golpeaban la puerta, aún algo dormida me levanté, la abrí y Xander se abalanzó sobre Ari, que venía acompañada por mis padres.—Hola precioso. ¿Me has extrañado? —le decía en tono juguetón a la pequeña bestia que no paraba de lamerla y demostrarle su amor.—¿Qué hacen aquí? Creí que nos encontraríamos en la cafetería —dije mientras besaba a mis padres.—Queríamos conocer tu a
Como prometió pasó por mí a tiempo y fuimos a cenar a un bello restó hindú. La charla fluyó de manera agradable, era fácil estar con él, me hacía reír, era un hombre interesante, amable, caballeroso. Y siempre estaba pendiente de mí. Comencé a pensar que quizás mi mejor elección debería ser él. De regreso al apartamento me acompañó a la puerta.—¿Hoy también debería estar sola, o prefieres acompañarme?—¿Quieres que me quede?—Sí.—¿Solos tú y yo?—Lo prometo —Xander recibió de mala gana a mi acompañante y tuve que regañarlo otra vez.—¿Quieres beber algo?—Una cerveza estaría bien —fui por dos coronitas frías y nos sentamos en el sofá, tomé el man