Un resbalón

Cuando desperté daban las 2:30am, Sebastián dormía a mi lado, yo aún llevaba el vestido puesto. Me metí al baño para darme una ducha, y la tristeza volvió a golpearme. Me senté en la bañera, abracé mis rodillas en el pecho y dejé que el agua cayera sobre mí, lloré y lloré. Era una mezcla de mucho dolor y culpa. Culpa por los años desperdiciados, por haber renegado de quien era, por perderme de tantos lindos momentos que ya nunca volverían. Necesitaba anestesiarlos, no quería sentir la pérdida, no podía soportar el dolor. Busqué algo de ropa, cogí un pantalón de verano, una musculosa, las sandalias, el bolso y salí. Tomé unas llaves de la cocina y me dirigí al garaje, apreté el botón y el Porsche de mi hermano sonó, me monté en él y salí de la casa. Comencé a dar

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