Los días se volvieron rutinarios, Sebastián y yo, éramos cada vez más una pareja ordinaria como cualquier otra. Los días los dedicaba a terminar de organizar la exhibición, y las noches la repartía entre Sebastián y mis amigas. Thomas aún seguía de viaje en Londres, pero hablábamos a diario. Le conté de la gala, y coincidió en que lo mejor sería tratar de olvidar a Dante. También me comentó que estaban organizando el traslado de Caroline a Madrid, y que estaría de vuelta para la muestra.
El viernes anterior a la exposición Ari, Caty, Seba, Sergio y yo nos encargamos de los detalles finales, colgar las fotografías, arreglar las luces y el mobiliario, dejar lista la folletería, etc. Volvimos a casa cerca de las 3am, agotados y solo dormimos.
El despertador marcaba las 10am cuando sonó. Busqué a mi alrededor y Seba no es
—Su atención por favor, mi nombre es Raquel Wachler, como algunos ya sabrán, soy la orgullosa dueña de ésta galería y tengo el honor de volver a presentar a una de nuestras artistas prodigio. Les pido un fuerte aplauso para Lexy Vázquez —por supuesto me puse bordó al escuchar eso, pero no tuve más remedio que subir y hablar.—¡Muchas gracias! Bienvenidos a la exhibición “Momentos” el tema de la muestra trata sobre los momentos significativos en la vida de las personas, muchos creen que la existencia es un todo, pero para mí se trata de pequeños momentos, momentos de felicidad, tristeza, dolor, dicha. Y quise captar cada uno de ellos. Espero que lo disfruten y que encuentren su propio momento. Gracias por venir —una nueva oleada de aplausos y felicitaciones comenzó, sentí que necesitaba un instante a solas, así que me fui al dep&o
Las semanas se convirtieron en meses, hice lo que prometí y me encargué de la publicidad de los hoteles, me asignaron una oficina en la empresa de Madrid, y fue un reto interesante encargarme de eso. Tomé miles de fotografías en el complejo madrileño, la mayoría de los hoteles de la cadena lucían igual, solo cambiaban algunos pequeños detalles, pero uno solo serviría para todos. Diseñé unas gráficas elegantes y con mucha clase, que mostrara el tipo de lugar que eran los hoteles Miller. Mi padre estuvo encantado con mi concepto y los implementó apenas estuvieron disponibles. También me encargué del diseño de la página web, dándole un aire mucho más moderno. No veía tanto a Tomy, ya que desde que Caroline se mudó a su apartamento de Madrid estaban en una especie de luna de miel, claro que sí me reunía con las chicas, y algunos
Daban cerca de las 8pm cuando llegué al aeropuerto de Barajas. Sebastián me esperaba con un hermoso ramo de lirios y una sonrisa de un millón de euros. No pude evitar sonreír, lo había extrañado, y verlo ahí me gustó. Me colgué de su cuello y él me levantó en el aire y me besó como si fuera la primera vez. Definitivamente debía viajar más seguido. De camino a su apartamento le conté de lo mucho que había disfrutado dar el seminario y que tenía ganas de estudiar una maestría para poder dar clases y le encantó la idea. Luego le hablé de Nuria y de mi invitación a que nos visitara en Madrid. La casa de Sebastián era bella y luminosa, estaba en el piso 9, y daba justo a un bello parque. Era un espacio abierto, pisos de madera y paredes color huevo, en la entrada colgaban unos pergaminos fotográficos de ambos lados, luego se abr&
Finalmente llegó julio y nuestras vacaciones comenzaron, papá mandó el avión privado de la empresa por nosotros, Sebastián, Xander y yo estábamos en el aeropuerto esperando por Ari, Mariano, Tomy y Caroline. Apenas llegaron nos subimos en él y partimos rumbo a Oviedo.Poco más de una hora después aterrizamos en el aeropuerto de Asturias. Donde nos esperaba José, el chofer de la familia, con una camioneta enorme con lugar para todos. Tomaba cerca de una hora ir hasta Oviedo, pero el paisaje era majestuoso, de fondo el mar, y luego se abrían paso las sierras. Finalmente llegamos a la mansión.Mis padres salieron a recibirnos y después de intercambiar besos y abrazos entre todos, pasamos al comedor para almorzar, fuimos poniéndonos al día a medida que comíamos.—Les tengo una sorpresa para todos —dijo mi padre en tono misterioso y juguet&oacut
Finalmente llegó el 20, el día de la operación de papá. La noche anterior apenas pude dormir, me encontraba ansiosa, nerviosa y asustada, sabía que lo atendían los mejores médicos del país, pero, aun así, toda la situación me ponía los pelos de punta. Mis padres salieron muy temprano para el hospital, debían ingresarlo. El resto de nosotros desayunamos en la casa todos juntos. El ambiente era muy tenso, casi no decíamos palabra. Apenas terminamos fuimos para el hospital. No estaba preparada para lo que vi al abrir la puerta de la habitación. Ver a mi padre conectado a diferentes maquinas, y con cables pasando por todo su cuerpo me impactó, las piernas me temblaron y tuve que sostenerme del umbral de la puerta para mantener el equilibrio. Pero traté de que mi cara no refleje lo que me pasaba por dentro, no quería sumarle más tensión a todo lo que &eacut
Cuando crucé la puerta, solo se escuchaban sollozos y llantos por doquier. Me metí en el despacho, me hice una bolita en el sofá y me concentré en mi respiración, como si tuviera que recordarme cómo respirar. Sentí enormes deseos de llorar, podía sentir las lágrimas agolparse dentro de mí, y el nudo en la garganta listo para estallar, pero no pude hacerlo. Temía que si empezaba ya nunca podría parar. Me vino a la mente la imagen de una estatua de piedra. Fría, inmóvil, sin vida. Así me sentía. Mi padre se había ido, lo había perdido, ya no lo vería más, rompió su promesa, me abandonó. ¿Por qué ahora? ¿Por qué cuando recién lo había recuperado? ¿Cómo podía seguir ahora? ¿Por qué cada hombre que amaba debía alejarse de mí? ¿Estaba conden
Unas fuertes manos me agarraron por los bíceps, y me pusieron de pie, luego me giró y me llevó hasta su pecho, me abracé a él, y escondí mi cara entre sus hombros, no sabía bien si estaba alucinando o si realmente era Dante quien me sujetaba. Quizás mi mente lo imaginó para mí, porque lo necesitaba en ese momento. Entonces escuché su voz. Y comencé a llorar, las lágrimas salían de mí a mares, el sollozo me dificultaba aún más respirar.—Te tengo nena —dijo en un tono dulce, y reconfortante. Pero yo no podía parar de llorar, su contacto empeoró todo, y el llanto se volvió más violento. Me abracé con todas mis fuerzas a él. Una de sus manos acariciaba mi espalda y la otra sostenía mi cabeza sobre su pecho mientras besaba una y otra vez mi coronilla.—Necesitas respirar nena, trata de cont
Cuando desperté daban las 2:30am, Sebastián dormía a mi lado, yo aún llevaba el vestido puesto. Me metí al baño para darme una ducha, y la tristeza volvió a golpearme. Me senté en la bañera, abracé mis rodillas en el pecho y dejé que el agua cayera sobre mí, lloré y lloré. Era una mezcla de mucho dolor y culpa. Culpa por los años desperdiciados, por haber renegado de quien era, por perderme de tantos lindos momentos que ya nunca volverían. Necesitaba anestesiarlos, no quería sentir la pérdida, no podía soportar el dolor. Busqué algo de ropa, cogí un pantalón de verano, una musculosa, las sandalias, el bolso y salí. Tomé unas llaves de la cocina y me dirigí al garaje, apreté el botón y el Porsche de mi hermano sonó, me monté en él y salí de la casa. Comencé a dar