Escucho voces, pero aún las oigo lejanas. Cuando abro mis ojos, me doy cuenta de que estoy en la habitación de Max, con una camisa de él. De nuevo se escuchan las voces, y me doy cuenta de que mi padre está aquí.- Quiero verla, Max.- Ella ahora está dormida; ayer estaba bastante alterada.- Pobre de mi pequeña - sonrío, ya que hace mucho no me llamaba así - ¿Ya sabes quién lo hizo?- Sí, Julieta, una mujer que quiere acabar conmigo.- ¿Y cómo lo sabes?- Dejó una nota en la casa de Lía explicando cómo la iba a matar.- ¡Esa mujer está loca!- Sí, por eso hay que atraparla rápido. Lía tiene que estar tranquila.Me levanto de la cama y me pongo una bata.- Hola, papá - Cuando me ve, corre y me abraza.- Mi pequeña, estaba tan preocupado por ti.- Estoy bien, papá - le dedico una sonrisa.- Eso espero, mi pequeña.Veo a Max y me acerco a él, depositando un beso en sus labios.- Tenemos que hablar - le susurro, y él asiente.Nos quedamos un rato con mi padre y luego este se va, dejándome
Máximo BultonEstoy tratando de leer unos documentos que debo revisar, pero no soy capaz de concentrarme. Siento una sensación extraña que no me gusta para nada y no sé por qué tiene que ver con Lia.—Mejor la llamo —le marco, pero ella no me responde y luego de la cuarta llamada me empiezo a desesperar, así que llamo a Carol.—Hola, Max, qué sorpresa.—Carol, ¿me podrías pasar el número de Edwar?—¿Y para qué lo quieres?—Lia salió con él, pero ella no atiende su celular.—Max, déjala que respire un poco —trato de controlar mi ira.—Carol, tú sabes cómo está la situación ahora, entonces no me vengas con eso. Solo intento proteger a mi mujer y a mi hijo.—Está bien, te lo paso por mensaje —me pasa el número y rápidamente marco, pero me llevo la sorpresa de que no me responde él sino una mujer.—¿Con quién hablo? —pregunto.—Soy Sandra, enfermera del hospital central. ¿Qué es usted del señor Edwar? —¿Qué? ¿Por qué una enfermera tiene su celular?—Este... soy amigo —mentiroso, Máximo.—E
Lia EvansUn mes despuésEstoy acostada en el jardín de la casa acariciando mi vientre, que ya está más notable. Hace unos días nos enteramos de que el bebé iba a ser niño y Máximo no cabe de la felicidad. Después del accidente, decidió mejor no salir tanto hasta no encontrar a Julieta, ya que siento miedo de que algo me pueda pasar. A pesar de mi encierro, no me siento tan sola, ya que Ed y Carol han estado pendientes, y lo bueno es que Max no pone problema cuando viene Ed, así que todo está de maravilla.- Hola, querida - veo entrar a Teresa, que está llena de paquetes.- Hola, Teresa - le doy un abrazo y ella me corresponde.- ¿Cómo estás, querida?- Muy bien, aquí disfrutando del día.- Qué bueno, mira, aquí te traje unas cosas que vi para el bebé. Espero te gusten.- Oh, Teresa, no debiste.- Claro que sí, es mi primer nieto, tengo que consentirlo. - Abro cada paquete y hay varios trajes con zapatitos que me provocan mucha ternura.- Todo está precioso, Teresa, gracias.- Gracias
Dios, estoy cansada, yo diría muy cansada. Ya llevamos una hora manejando y nada que llegamos.- ¿A dónde vamos?- Ya casi llegamos, Lia.- Es que estoy cansada - digo haciendo un puchero.- Lo sé, amor, pero ya estamos por llegar.No entendía a dónde me quería llevar; yo me hubiera conformado con un hotel o algo así. Luego de 10 minutos, el auto al fin para y mi reacción al bajar fue de asombro.- ¡Wow, qué hermosa casa! - Creo que parezco una niña pequeña con juguete nuevo, pero es que la verdad esta casa está preciosa.- ¿Te gusta?- ¡Sí, me encanta! ¿Es tuya?- Es nuestra, mi amor - Miro impresionada la casa y él toma mi mano para que entremos.- ¿Quieres dar un recorrido por la casa?- Me encantaría, pero en serio estoy muy cansada, este bebé roba todas mis energías - Él sonríe.- Entonces vamos a descansar, hoy fue un día largo.Cuando llegamos a nuestra habitación me quedo sorprendida por lo hermosa que es.- ¡Me encanta! - grito feliz y él se ríe por mi reacción.- Me alegro qu
Veo cómo Max se pone serio ante mi pregunta, pero no me responde nada, solo se limita a mirarme.- ¡Max, responde!- ¿Desde cuándo escuchas conversaciones ajenas?- No me cambies el tema. Simplemente estaba bajando para desayunar y justo ustedes estaban hablando. - Este suelta una maldición y se sienta.- Lía, sé que no vas a estar de acuerdo, pero necesito encontrar a Julieta para tener paz.- Pero, mi amor, esa no es la manera. ¿Por qué involucrarnos con esa gente peligrosa que no tiene escrúpulos?- Porque la policía es incompetente y no hace nada. Bueno, en parte tienes razón, siempre dicen que están cerca de encontrarla, pero nada que aparece.- Amor, pero Patrick también se ofreció a ayudarnos y tú tienes agentes también encargándose del tema.- Lía, no discutiré eso contigo, la decisión ya está tomada. Odio cuando se pone en ese maldito plan.- ¡Nunca me tienes en cuenta! - grito, estallando en cólera.- Claro que sí, Lía, pero en esto no quiero que te metas, es por el bien del
Despierto al sentir unas caricias en mi vientre y uno que otro beso. Sin poder evitarlo, suelto una risita, y al abrir mis ojos veo a mi flamante hombre completamente desnudo, mirándome con deseo.—Hola, nena —dice, besando mis labios apasionadamente.—Hola, guapo. Veo que amaneciste animado —señalo su erección, mordiendo mi labio inferior.—Es algo inevitable teniéndote cerca.Lo tumbo a un lado y me monto encima de él, tomándolo por sorpresa. Él acaricia mis senos y da leves pellizcos que me hacen gemir con fuerza. Dios, los tengo muy sensibles. Noto su erección debajo de mí y se me ocurre una idea.—Amor —lo llamo mientras me muevo como una experta.—Dime, preciosa.—Quiero probar algo contigo.Él me mira algo confundido, pero luego asiente, lleno de lujuria.—Recuéstate totalmente.Él me hace caso, y luego, sin que lo espere, me coloco encima de su cara, dejando mi sexo expuesto a su boca, y luego me agacho para tomar su miembro y darle la mejor mamada de toda su vida.—Dios, nena,
Lia EvansLlevo 5 días aquí metida en este horrible sótano, donde ni siquiera se ve la luz del día. La m*****a de Julieta solo me alimenta dos veces al día, y la cantidad es muy poca, cosa que me preocupa porque mi bebé necesita alimentarse. Siento que la puerta se abre y, cuando veo quién es, lo ignoro por completo.—Te dije que te alejaras de Máximo y mira cómo terminaste.—¡Cállate, maldito! No quiero escucharte. —Este se acerca rápidamente a mí y toma con brusquedad mi cabello.—Cuida tus malditas palabras si no quieres que le pase algo a ese bastardo. —Pongo mis manos en mi vientre, intentando proteger a mi bebé.—¿Qué ganas con todo esto, Connor?—Que Julieta esté a mi lado. —Me río irónicamente.—Si crees que ella siente algo por ti, déjame decirte que estás equivocado. Ella te manipula porque esa loca solo está interesada en Max.—¡NO ES VERDAD, ELLA ME AMA!—¿Eso te dijo? Ja, ja, ja... ella no te ama, es una vil manipuladora.—¡YA CÁLLATE! —Me da una bofetada y, cuando toco mi
Máximo BultonSiento como mi mundo se viene abajo cuando veo la cara de dolor de Lia, pero todo esto lo tengo que hacer. Tengo que hacerle creer a Julieta que me voy a casar con ella para poder sacar a Lia y mantenerla a salvo.—Max, ¿qué es todo esto? —dice Lia con lágrimas en los ojos.—Pues, me casaré con esta bella mujer.—Max, pero... ¿y nosotros? ¿Nuestro hijo?—Te puedes quedar con él, yo no lo quiero. Perdóname, mi amor... perdón. Veo cómo la cara de Lia se transforma y me mira con odio.—¡TE ODIO, MÁXIMO BULTON! —Veo la cara de alegría en los ojos de esa perra y solo siento ganas de matarla.—Connor, llévatela —Connor me mira con odio y toma a Lia del brazo, pero ella intenta soltarse, gritando.—¡Suéltame! —Como puede, logra zafarse y me da una fuerte cachetada.—Felicidades, Máximo, acabas de matarme en vida... ¡Te lo di todo, maldito! Te di todo de mí. —Lia, cariño, es por nuestro bien... No me odies, amor.—Ya llévatela, Connor, odio las escandalosas —grita Julieta. Connor