Estoy nerviosa, yo diría que estoy al borde del colapso. Desde que Connor me dijo que nos iba a ayudar, no he vuelto a saber nada de él, y eso me tiene preocupada.—Connor, ¿dónde te has metido? —camino de un lugar a otro hasta que siento que la puerta se abre, así que me volteo de golpe pensando que es Connor, pero no fue así.—¿A quién esperabas, Lia? ¿Acaso es a Connor? —Julieta me mira con una sonrisa siniestra que me hace estremecer por completo.—¿Qué le hiciste?—Algo que a ti no te gustaría que te pasara.—¿Dónde lo tienes?—¿Quieres verlo, querida? —Asiento, y en ese momento entra un hombre alto que toma mi brazo con fuerza, arrastrándome hasta llegar al sótano. Veo de lejos un cuerpo tirado, y cuando prenden la luz, abro mis ojos sorprendida al ver a Connor tirado en el suelo, con la camisa llena de sangre.—¡Connor! —Corro lo más rápido que puedo, y cuando llego a él, me agacho con cuidado—. Connor, háblame —lo ayudo a voltearse, y tiene su cuerpo lleno de sangre—. Dios mío,
Máximo BultonEstoy sentado en la sala de espera del hospital, esperando noticias de Lia. Cuando llegamos, ella tenía muy poco pulso y ya había perdido mucha sangre.—Max, relájate, vas a hacer un hoyo en el suelo —miro a Thomas, que me está viendo preocupado junto con Carol, quien llegó hace unos minutos.—No puedo. Llevo esperando mucho tiempo y no sé nada de mi mujer y de mi hijo —siento la mano de Patrick en mi hombro, dándole un leve apretón.—Tranquilo, muchacho, ella es una chica fuerte.—Eso espero —el padre de Lia llega con cara de preocupación y al verme se acerca tomándome de los brazos.—Dime que ella está bien... ¡Dímelo!—Lo... lo siento, señor, pero aún no sé nada.—Mi pequeña —se sienta a mi lado mientras varias lágrimas salen de sus ojos.—Mire, sé que no soy el correcto para decirle que se tranquilice, ya que yo estoy peor, pero hay que intentar guardar la calma porque Lia nos necesita.—Tienes razón, hijo —las horas pasan y ahora hay muchas más personas aquí. Mis pad
Despierto al sentir un fuerte dolor en mi pecho. Cuando abro los ojos, veo que estoy en una habitación blanca y me doy cuenta de que estoy en un hospital. Intento levantarme, pero el dolor en mi pecho me obliga a caer de nuevo en la cama, llevándome la mano a esa zona. Veo que la puerta se abre y es Teresa.—¡Lia! —corre hacia mí y se sienta a mi lado—. Qué bueno que ya despertaste, nos tenías muy preocupados.—¿Qué me pasó? ¿Por qué me duele tanto el pecho?—¿No recuerdas nada?—Solo recuerdo que estaba encerrada en una habitación y... Julieta... —cuando menciono su nombre, me callo porque una serie de recuerdos llega a mí: Connor, cuando mataron a Connor, y el momento en que Julieta me disparó... Entonces... ¡Mi bebé!—¡Mi bebé! Teresa, mi bebé —me llevo la mano al vientre, que aún está abultado, pero tengo miedo de que algo esté mal.—Tranquila, querida, él está bien —cuando dice esas palabras, siento un toque de alivio, ya que si algo le pasara, yo me moriría de dolor.—¿Y Max?—Tu
Despierto al sentir unas leves caricias en mi vientre. Cuando abro los ojos, veo que Max está dándole besos a mi vientre y luego me mira.—Buenos días, dormilona —me da un beso en los labios y luego acaricia mi mejilla.—Hola, cariño.—¿Cómo amaneces?—De maravilla.—Veo que lo de anoche hizo efecto —Max me mira con cara de pervertido y yo siento cómo mis mejillas se ponen rojas al pensar en lo que pasó anoche—. Me encanta cómo sabes.—¡Dios, Max, no hagas eso! —le digo dándole un leve golpe en el hombro, y él se ríe.—Mejor vamos a desayunar que tienes que comer —la realidad es que no tuvimos sexo como tal; simplemente utilizamos otros métodos para darnos placer, ya que por el momento no es bueno mantener relaciones sexuales. Aunque sé que Max se muere por estar dentro de mí, hay que cuidar a nuestro bebé.—Amor —llamo la atención de Max, quien está viendo el periódico.—¿Qué pasa, cariño?—¿Has pensado en algún nombre?—Pues tengo varios, pero creí que tú lo querías elegir.—¿En seri
Tiempo despuésMe levanto al sentir una fuerte punzada en la parte baja de mi vientre.—¡Dios, qué dolor! —empiezo a sentir como si me estuviera orinando y, cuando quito las sábanas, me doy cuenta de que he roto fuente—. ¡Ay, joder!—¡Max! —grito como loca, y en menos de 10 segundos entra Max.—¿Qué pasa, cariño? —Mira las sábanas y luego me mira a mí—. ¿Rompiste fuente? —dice mientras se queda parado como un estúpido.—¡Max, no te quedes ahí parado, ayúdame que tu hijo ya va a nacer! —Él reacciona y grita para que tengan listo el auto. Con sumo cuidado me ayuda a cambiarme y luego tomamos las cosas - ¡Dios, cómo duele!—Tranquila, amor, respira —intento respirar, pero cada vez el dolor se hace más fuerte, haciendo que apriete con fuerza la mano de Max—¡Apúrense! —grita Max, algo nervioso. Luego de un largo recorrido, al fin llegamos a la clínica. La doctora nos está esperando en la sala y luego me empiezan a poner unos aparatos, pero no veo a Max.—¿Dónde está Max? —digo sin fuerzas.
Por fin me encuentro en casa. La verdad es que odio los hospitales, así que lo único que quería era salir rápido de ahí.—Ed, deja de cargar así a mi hijo, que lo vas a lastimar.—Pero si lo estoy cargando bien.—Sí, claro, el bebé parece que se fuera a descabezar. Mejor dámelo. —Tomo a mi hijo y lo comienzo a arrullar para que se duerma.—Sí que eres buena.—La verdad es que sí. Pensé que me iba a dar más duro esto de la maternidad, pero hay algo con lo que no he podido.—¿Con qué?—Cambiar su pañal.—Entonces, ¿quién lo está cambiando?—Pues, ¿quién va a ser? Máximo, él también es su hijo, así que debe cooperar, aunque no le hace mucha gracia cambiar el pañal. —Ed suelta la carcajada, pero yo lo pateo porque está haciendo mucho ruido.—Tienes que grabarlo haciendo eso y enviarme el video. —Niego con la cabeza de manera divertida, y como ya el bebé se durmió, lo subo a su habitación que Max decoró especialmente para él.—Duerme, mi angelito. —Lo arropo con su cobijita y le doy un beso
Me despierto temprano ya que el llanto de Salvador llama mi atención.—Hola, mi amor, aquí está mamá —lo tomo en brazos y le doy pecho ya que es hora de comer—. Cariño, ¡sí que eres glotón! —Él mueve sus manitos y me mira a los ojos.—Eres un bebé precioso - Al rato llega Carol.—Vaya, madrugaste para hacer visita.—Quería ver a mi sobrino hermoso —le paso a Salvador, quien se queda embobado viendo a Carol.—Carol, tengo que contarte algo.—¿Qué pasó, amiga?—Laura está buscando otra vez a Max.—Es una m*****a.—Lo sé —paso mis manos por mi cara porque me siento frustrada por esta situación—. Tengo miedo de que esa mujer se le meta hasta por los ojos a Max; me siento muy insegura.—Lia, Max te ama, lo puedo ver en su mirada y por cómo se comporta contigo. Él daría su vida por ti, y con respecto a sentirte insegura, pues vamos a hacer que tu seguridad vuelva.—¿Y cómo? —Ella me mira con malicia y se para con Salvador.—Poniéndote más sexy y hermosa de lo que ya eres. Así que vete a baña
Estoy dando de comer a mi hermoso bebe que cada dia esta mas hermoso, ahora que soy madre me doy cuenta el gran amor que le tienen sus madres a sus hijos, lastima que en mi caso no fue asi y la verdad duele, no se porque pero una lagrima cae por mi mejilla y antes de poderla limpiar entra max y al verme su cara se vuelve de preocupacion- nena, estas bien ? - se arrodilla frente a mi y limpia mi lagrima- es que me puse a pensar en mi madre, max no entiendo porque es asi conmigo, porque nunca me quizo - este acaricia mi mejilla- nena tal vez si te quiere pero no sabe como demostrartelo- no sabe ?? Y porque con luciana si sabe demostrarlo- no lo se amor, pero ya no pienses en eso te hace mal- lo se, es solo que ahora que soy mama me doy cuenta del gran amor que se tiene a un hijo- si amor justo me pasa a mi, nunca pense que me fuera a ver con hijos y ahora no imagino mi vida sin este pequiñin y sin ti- pero antes no querias - veo que su cara se trasforma a una extraña y justo ahor