Despierto al sentir unas caricias en mi vientre y uno que otro beso. Sin poder evitarlo, suelto una risita, y al abrir mis ojos veo a mi flamante hombre completamente desnudo, mirándome con deseo.—Hola, nena —dice, besando mis labios apasionadamente.—Hola, guapo. Veo que amaneciste animado —señalo su erección, mordiendo mi labio inferior.—Es algo inevitable teniéndote cerca.Lo tumbo a un lado y me monto encima de él, tomándolo por sorpresa. Él acaricia mis senos y da leves pellizcos que me hacen gemir con fuerza. Dios, los tengo muy sensibles. Noto su erección debajo de mí y se me ocurre una idea.—Amor —lo llamo mientras me muevo como una experta.—Dime, preciosa.—Quiero probar algo contigo.Él me mira algo confundido, pero luego asiente, lleno de lujuria.—Recuéstate totalmente.Él me hace caso, y luego, sin que lo espere, me coloco encima de su cara, dejando mi sexo expuesto a su boca, y luego me agacho para tomar su miembro y darle la mejor mamada de toda su vida.—Dios, nena,
Lia EvansLlevo 5 días aquí metida en este horrible sótano, donde ni siquiera se ve la luz del día. La m*****a de Julieta solo me alimenta dos veces al día, y la cantidad es muy poca, cosa que me preocupa porque mi bebé necesita alimentarse. Siento que la puerta se abre y, cuando veo quién es, lo ignoro por completo.—Te dije que te alejaras de Máximo y mira cómo terminaste.—¡Cállate, maldito! No quiero escucharte. —Este se acerca rápidamente a mí y toma con brusquedad mi cabello.—Cuida tus malditas palabras si no quieres que le pase algo a ese bastardo. —Pongo mis manos en mi vientre, intentando proteger a mi bebé.—¿Qué ganas con todo esto, Connor?—Que Julieta esté a mi lado. —Me río irónicamente.—Si crees que ella siente algo por ti, déjame decirte que estás equivocado. Ella te manipula porque esa loca solo está interesada en Max.—¡NO ES VERDAD, ELLA ME AMA!—¿Eso te dijo? Ja, ja, ja... ella no te ama, es una vil manipuladora.—¡YA CÁLLATE! —Me da una bofetada y, cuando toco mi
Máximo BultonSiento como mi mundo se viene abajo cuando veo la cara de dolor de Lia, pero todo esto lo tengo que hacer. Tengo que hacerle creer a Julieta que me voy a casar con ella para poder sacar a Lia y mantenerla a salvo.—Max, ¿qué es todo esto? —dice Lia con lágrimas en los ojos.—Pues, me casaré con esta bella mujer.—Max, pero... ¿y nosotros? ¿Nuestro hijo?—Te puedes quedar con él, yo no lo quiero. Perdóname, mi amor... perdón. Veo cómo la cara de Lia se transforma y me mira con odio.—¡TE ODIO, MÁXIMO BULTON! —Veo la cara de alegría en los ojos de esa perra y solo siento ganas de matarla.—Connor, llévatela —Connor me mira con odio y toma a Lia del brazo, pero ella intenta soltarse, gritando.—¡Suéltame! —Como puede, logra zafarse y me da una fuerte cachetada.—Felicidades, Máximo, acabas de matarme en vida... ¡Te lo di todo, maldito! Te di todo de mí. —Lia, cariño, es por nuestro bien... No me odies, amor.—Ya llévatela, Connor, odio las escandalosas —grita Julieta. Connor
Estoy nerviosa, yo diría que estoy al borde del colapso. Desde que Connor me dijo que nos iba a ayudar, no he vuelto a saber nada de él, y eso me tiene preocupada.—Connor, ¿dónde te has metido? —camino de un lugar a otro hasta que siento que la puerta se abre, así que me volteo de golpe pensando que es Connor, pero no fue así.—¿A quién esperabas, Lia? ¿Acaso es a Connor? —Julieta me mira con una sonrisa siniestra que me hace estremecer por completo.—¿Qué le hiciste?—Algo que a ti no te gustaría que te pasara.—¿Dónde lo tienes?—¿Quieres verlo, querida? —Asiento, y en ese momento entra un hombre alto que toma mi brazo con fuerza, arrastrándome hasta llegar al sótano. Veo de lejos un cuerpo tirado, y cuando prenden la luz, abro mis ojos sorprendida al ver a Connor tirado en el suelo, con la camisa llena de sangre.—¡Connor! —Corro lo más rápido que puedo, y cuando llego a él, me agacho con cuidado—. Connor, háblame —lo ayudo a voltearse, y tiene su cuerpo lleno de sangre—. Dios mío,
Máximo BultonEstoy sentado en la sala de espera del hospital, esperando noticias de Lia. Cuando llegamos, ella tenía muy poco pulso y ya había perdido mucha sangre.—Max, relájate, vas a hacer un hoyo en el suelo —miro a Thomas, que me está viendo preocupado junto con Carol, quien llegó hace unos minutos.—No puedo. Llevo esperando mucho tiempo y no sé nada de mi mujer y de mi hijo —siento la mano de Patrick en mi hombro, dándole un leve apretón.—Tranquilo, muchacho, ella es una chica fuerte.—Eso espero —el padre de Lia llega con cara de preocupación y al verme se acerca tomándome de los brazos.—Dime que ella está bien... ¡Dímelo!—Lo... lo siento, señor, pero aún no sé nada.—Mi pequeña —se sienta a mi lado mientras varias lágrimas salen de sus ojos.—Mire, sé que no soy el correcto para decirle que se tranquilice, ya que yo estoy peor, pero hay que intentar guardar la calma porque Lia nos necesita.—Tienes razón, hijo —las horas pasan y ahora hay muchas más personas aquí. Mis pad
Despierto al sentir un fuerte dolor en mi pecho. Cuando abro los ojos, veo que estoy en una habitación blanca y me doy cuenta de que estoy en un hospital. Intento levantarme, pero el dolor en mi pecho me obliga a caer de nuevo en la cama, llevándome la mano a esa zona. Veo que la puerta se abre y es Teresa.—¡Lia! —corre hacia mí y se sienta a mi lado—. Qué bueno que ya despertaste, nos tenías muy preocupados.—¿Qué me pasó? ¿Por qué me duele tanto el pecho?—¿No recuerdas nada?—Solo recuerdo que estaba encerrada en una habitación y... Julieta... —cuando menciono su nombre, me callo porque una serie de recuerdos llega a mí: Connor, cuando mataron a Connor, y el momento en que Julieta me disparó... Entonces... ¡Mi bebé!—¡Mi bebé! Teresa, mi bebé —me llevo la mano al vientre, que aún está abultado, pero tengo miedo de que algo esté mal.—Tranquila, querida, él está bien —cuando dice esas palabras, siento un toque de alivio, ya que si algo le pasara, yo me moriría de dolor.—¿Y Max?—Tu
Despierto al sentir unas leves caricias en mi vientre. Cuando abro los ojos, veo que Max está dándole besos a mi vientre y luego me mira.—Buenos días, dormilona —me da un beso en los labios y luego acaricia mi mejilla.—Hola, cariño.—¿Cómo amaneces?—De maravilla.—Veo que lo de anoche hizo efecto —Max me mira con cara de pervertido y yo siento cómo mis mejillas se ponen rojas al pensar en lo que pasó anoche—. Me encanta cómo sabes.—¡Dios, Max, no hagas eso! —le digo dándole un leve golpe en el hombro, y él se ríe.—Mejor vamos a desayunar que tienes que comer —la realidad es que no tuvimos sexo como tal; simplemente utilizamos otros métodos para darnos placer, ya que por el momento no es bueno mantener relaciones sexuales. Aunque sé que Max se muere por estar dentro de mí, hay que cuidar a nuestro bebé.—Amor —llamo la atención de Max, quien está viendo el periódico.—¿Qué pasa, cariño?—¿Has pensado en algún nombre?—Pues tengo varios, pero creí que tú lo querías elegir.—¿En seri
Tiempo despuésMe levanto al sentir una fuerte punzada en la parte baja de mi vientre.—¡Dios, qué dolor! —empiezo a sentir como si me estuviera orinando y, cuando quito las sábanas, me doy cuenta de que he roto fuente—. ¡Ay, joder!—¡Max! —grito como loca, y en menos de 10 segundos entra Max.—¿Qué pasa, cariño? —Mira las sábanas y luego me mira a mí—. ¿Rompiste fuente? —dice mientras se queda parado como un estúpido.—¡Max, no te quedes ahí parado, ayúdame que tu hijo ya va a nacer! —Él reacciona y grita para que tengan listo el auto. Con sumo cuidado me ayuda a cambiarme y luego tomamos las cosas - ¡Dios, cómo duele!—Tranquila, amor, respira —intento respirar, pero cada vez el dolor se hace más fuerte, haciendo que apriete con fuerza la mano de Max—¡Apúrense! —grita Max, algo nervioso. Luego de un largo recorrido, al fin llegamos a la clínica. La doctora nos está esperando en la sala y luego me empiezan a poner unos aparatos, pero no veo a Max.—¿Dónde está Max? —digo sin fuerzas.