Estoy mirándome al espejo algo nerviosa ya que en pocos minutos llegará Max para irnos a cenar. Nunca en mi vida me había sentido así de nerviosa, pero espero que todo salga bien.Escucho que tocan la puerta y, como sé que es Max, tomo la cartera y me dirijo a la puerta. Cuando la abro, me encuentro a un Max vestido con un traje gris bastante sexy.—Estás hermosa —se acerca a mí y planta un beso en mis labios.—Tú estás muy guapo —él me sonríe y toma mi mano.—Vamos, que la cena espera —nos montamos al auto y Max maneja durante 20 minutos hasta que llegamos a una cabaña.—¿Qué es esto?—Esta cabaña la compré hace unos años. Vengo aquí cuando busco tranquilidad —abre la puerta y lo primero que veo es un caminito lleno de pétalos con velas.—Sigue el camino —me susurra Max mientras toma mi cintura. Hago lo que me dice hasta llegar a una terraza que está perfectamente decorada con una mesa y varias luces.—Sorpresa, cariño —miro sorprendida el lugar y luego miro a Max - ¿Tú hiciste todo e
Max y yo ya estamos de vuelta, ya que hay que volver al trabajo. Este me deja en mi apartamento y me doy una ducha rápida.- Mmm, ¿qué me pongo? - veo una falda y luego tomo una blusa con chaqueta.Llego a la oficina, dejo mis cosas y voy donde Daniel.- Hola, jefe - este me sonríe y me da un abrazo.- ¿Cómo estás?- De maravilla, ¿y tú?- Con mucho trabajo.- ¿Puedo ayudar en algo?- Puedes organizar estos documentos y después enviármelos - me entrega una pila de papeles.- Ahora te paso todo - llego a mi oficina, pero luego de media hora veo al señor Enrique entrar con cara de pocos amigos. Este llega a la oficina de Máximo y, como soy tan curiosa, voy directo a su oficina y pego la oreja a la puerta tratando de escuchar.- Máximo, tu madre está muy dolido por lo que pasó ayer. Dice que no quiere a esa mujer cerca de mí.- Papá, debes entender que ella no hizo nada. Todo fue un malentendido. La prensa me hizo creer cosas que no eran y, por mi estupidez, le pedí el divorcio.- ¿Cómo?
Escucho voces, pero aún las oigo lejanas. Cuando abro mis ojos, me doy cuenta de que estoy en la habitación de Max, con una camisa de él. De nuevo se escuchan las voces, y me doy cuenta de que mi padre está aquí.- Quiero verla, Max.- Ella ahora está dormida; ayer estaba bastante alterada.- Pobre de mi pequeña - sonrío, ya que hace mucho no me llamaba así - ¿Ya sabes quién lo hizo?- Sí, Julieta, una mujer que quiere acabar conmigo.- ¿Y cómo lo sabes?- Dejó una nota en la casa de Lía explicando cómo la iba a matar.- ¡Esa mujer está loca!- Sí, por eso hay que atraparla rápido. Lía tiene que estar tranquila.Me levanto de la cama y me pongo una bata.- Hola, papá - Cuando me ve, corre y me abraza.- Mi pequeña, estaba tan preocupado por ti.- Estoy bien, papá - le dedico una sonrisa.- Eso espero, mi pequeña.Veo a Max y me acerco a él, depositando un beso en sus labios.- Tenemos que hablar - le susurro, y él asiente.Nos quedamos un rato con mi padre y luego este se va, dejándome
Máximo BultonEstoy tratando de leer unos documentos que debo revisar, pero no soy capaz de concentrarme. Siento una sensación extraña que no me gusta para nada y no sé por qué tiene que ver con Lia.—Mejor la llamo —le marco, pero ella no me responde y luego de la cuarta llamada me empiezo a desesperar, así que llamo a Carol.—Hola, Max, qué sorpresa.—Carol, ¿me podrías pasar el número de Edwar?—¿Y para qué lo quieres?—Lia salió con él, pero ella no atiende su celular.—Max, déjala que respire un poco —trato de controlar mi ira.—Carol, tú sabes cómo está la situación ahora, entonces no me vengas con eso. Solo intento proteger a mi mujer y a mi hijo.—Está bien, te lo paso por mensaje —me pasa el número y rápidamente marco, pero me llevo la sorpresa de que no me responde él sino una mujer.—¿Con quién hablo? —pregunto.—Soy Sandra, enfermera del hospital central. ¿Qué es usted del señor Edwar? —¿Qué? ¿Por qué una enfermera tiene su celular?—Este... soy amigo —mentiroso, Máximo.—E
Lia EvansUn mes despuésEstoy acostada en el jardín de la casa acariciando mi vientre, que ya está más notable. Hace unos días nos enteramos de que el bebé iba a ser niño y Máximo no cabe de la felicidad. Después del accidente, decidió mejor no salir tanto hasta no encontrar a Julieta, ya que siento miedo de que algo me pueda pasar. A pesar de mi encierro, no me siento tan sola, ya que Ed y Carol han estado pendientes, y lo bueno es que Max no pone problema cuando viene Ed, así que todo está de maravilla.- Hola, querida - veo entrar a Teresa, que está llena de paquetes.- Hola, Teresa - le doy un abrazo y ella me corresponde.- ¿Cómo estás, querida?- Muy bien, aquí disfrutando del día.- Qué bueno, mira, aquí te traje unas cosas que vi para el bebé. Espero te gusten.- Oh, Teresa, no debiste.- Claro que sí, es mi primer nieto, tengo que consentirlo. - Abro cada paquete y hay varios trajes con zapatitos que me provocan mucha ternura.- Todo está precioso, Teresa, gracias.- Gracias
Dios, estoy cansada, yo diría muy cansada. Ya llevamos una hora manejando y nada que llegamos.- ¿A dónde vamos?- Ya casi llegamos, Lia.- Es que estoy cansada - digo haciendo un puchero.- Lo sé, amor, pero ya estamos por llegar.No entendía a dónde me quería llevar; yo me hubiera conformado con un hotel o algo así. Luego de 10 minutos, el auto al fin para y mi reacción al bajar fue de asombro.- ¡Wow, qué hermosa casa! - Creo que parezco una niña pequeña con juguete nuevo, pero es que la verdad esta casa está preciosa.- ¿Te gusta?- ¡Sí, me encanta! ¿Es tuya?- Es nuestra, mi amor - Miro impresionada la casa y él toma mi mano para que entremos.- ¿Quieres dar un recorrido por la casa?- Me encantaría, pero en serio estoy muy cansada, este bebé roba todas mis energías - Él sonríe.- Entonces vamos a descansar, hoy fue un día largo.Cuando llegamos a nuestra habitación me quedo sorprendida por lo hermosa que es.- ¡Me encanta! - grito feliz y él se ríe por mi reacción.- Me alegro qu
Veo cómo Max se pone serio ante mi pregunta, pero no me responde nada, solo se limita a mirarme.- ¡Max, responde!- ¿Desde cuándo escuchas conversaciones ajenas?- No me cambies el tema. Simplemente estaba bajando para desayunar y justo ustedes estaban hablando. - Este suelta una maldición y se sienta.- Lía, sé que no vas a estar de acuerdo, pero necesito encontrar a Julieta para tener paz.- Pero, mi amor, esa no es la manera. ¿Por qué involucrarnos con esa gente peligrosa que no tiene escrúpulos?- Porque la policía es incompetente y no hace nada. Bueno, en parte tienes razón, siempre dicen que están cerca de encontrarla, pero nada que aparece.- Amor, pero Patrick también se ofreció a ayudarnos y tú tienes agentes también encargándose del tema.- Lía, no discutiré eso contigo, la decisión ya está tomada. Odio cuando se pone en ese maldito plan.- ¡Nunca me tienes en cuenta! - grito, estallando en cólera.- Claro que sí, Lía, pero en esto no quiero que te metas, es por el bien del
Despierto al sentir unas caricias en mi vientre y uno que otro beso. Sin poder evitarlo, suelto una risita, y al abrir mis ojos veo a mi flamante hombre completamente desnudo, mirándome con deseo.—Hola, nena —dice, besando mis labios apasionadamente.—Hola, guapo. Veo que amaneciste animado —señalo su erección, mordiendo mi labio inferior.—Es algo inevitable teniéndote cerca.Lo tumbo a un lado y me monto encima de él, tomándolo por sorpresa. Él acaricia mis senos y da leves pellizcos que me hacen gemir con fuerza. Dios, los tengo muy sensibles. Noto su erección debajo de mí y se me ocurre una idea.—Amor —lo llamo mientras me muevo como una experta.—Dime, preciosa.—Quiero probar algo contigo.Él me mira algo confundido, pero luego asiente, lleno de lujuria.—Recuéstate totalmente.Él me hace caso, y luego, sin que lo espere, me coloco encima de su cara, dejando mi sexo expuesto a su boca, y luego me agacho para tomar su miembro y darle la mejor mamada de toda su vida.—Dios, nena,