Para toda la vida, mi amor —¡aaah! Mi pierna... no la siento. —¡No me sueltes, Velo! Aguanta un poco te subiré — increpé con dificultad sosteniendo su mano en la orilla de aquel precipicio, apuntó de caerse, la fuerte lluvia que caía sobre nosotros me impedían sujetarla, desperado de ver como poco a poco me era más difícil sostenerla solté un grito de auxilio. —¡Ayudaaa! — jalé con fuerza mirándome a mi alrededor. —Ya déjame caer... —¡No! No te dejaré morir. —Porque... ¡Ahora te arrepientes! ¡No seas hipócrita, jamás te importé, Ismael! Suéltame... deja que muera —increpo, sollozando, intente levantarme mientras mi brazo temblaba por la fuerza que ejercía, y con rapidez utilice mi otra mano utilizando las últimas fuerzas para subirla. —No te dejaré morir por mí... —dije con la voz temblorosa. —No des tu vida por un riquillo que no vale la pena, Velo... —indique con esfuerzo, moví mi pierna hacia atrás, arrastrándola y otra adelante para darme el impulso de jalarla hacia mí. Inte
Shouna le muar La molesta mirada de Jeremy solo era mi aliciente para pelear con todas mis fuerzas este lugar, no le iba a dar el sueño de mi hermana a un vago que solo utilizaba esta pequeña cosa para fardar del control que aún tenía en mí. —Que tal si empezamos leyendo los derechos que tiene mi cliente de este lugar. —Dijo mi abogando pasándole un texto al suyo. —Sean los derechos que tenga, este lugar me sigue perteneciendo, y ya decidí a quién venderlo —una ira me controlo y propine dando un fuerte golpe en la mesa. —¡No puedes hacer eso! Deja de amenazar con eso. —No amenazaría si hubieras aceptado mi jugosa oferta, todos saldríamos ganando. —¿Jugosa? ¿Jugosa para quién...? Para ti que solo buscas tu bien propio. Ya te dije que no voy a sucumbir a tus chantajes sucios. —Una expresión de rabia pareció enmarcar su semblante. —¿Qué pasa? Ahora te ha gustado estar casada con Ismael, a mí no me defendías tanto cuando estamos juntos. ¿Cuánto tiempo llevabas planeando y acostándot
Un plan en marcha Abro la puerta y el salón está sumido en completa oscuridad, me quité mi gabardina y colgándola en el perchero, me pregunté donde estaba Susana, ¿tan molesta estaba para no recibirme? ¿Dónde diablos estaba Susana? Me dirigí hacia el suiche de la luz, cuando escuche una voz de ultratumba detrás de mí. —Buenas noches, señor Prego. —pegue un respingo, girándome con rapidez. —¡Por dios Susana, que haces aquí a oscuras! —estaba en el sillón mirándome con seriedad. —Pareces la mala de una película antigua, me quieres matar de un susto —Dije con media sonrisa acercándome a su estilizada figura que solo llevaba unos pentalonsillos cortos de seda roja y una camisa de botones del mismo color. —Dime una cosa Ismael, ¿tuviste algo que ver con Fucsia? —¿Fucsia? Que eso, ¿un color? —indique con una sonrisa, tomando un mechón de su cabello mojado entre mis dedos, así que de ahí provenía aquel embriagador olor, acababa de salir de la ducha. —Ja, Ja, Ja, qué gracioso. Hablo en
Un secreto a pasos. —¿Luna de miel...? Realmente quieres viajar con lo ocupado que estás, si es por la entrevista olvídalo...—inquirí viéndolo ponerse sus bóxers sin ningún pudor. Me miro, y con una sonrisa soltó. —Ya te dije que me dieron vacaciones. —Tampoco estoy de acuerdo que por mí la madre de Jeremy... —tapo mi boca y negó. —Me prometiste que no ibas a discutirme si te contaba que había acordado con mi tía, yo sé lo que hago... así que confía en mí. —Aparto su mano y agazapando mi mirada, le escuché decir. —¿Dime a donde te gustaría ir? —alce la mirada y con una sonrisa rádiente que me contagio indique vacilante. —No lo sé, algún lugar donde no haya ido con Jeremy, siempre que íbamos de vacaciones, llevaba a sus amigos y yo terminaba pagando todo sin disfrutar nada. —¿por qué lo hacías? —Jeremy me lo pedía, siempre era con la escusa que sería solo esa vez, pero al final siempre se repetiría, y yo lo hacía porque no quería desentonar con sus amigos ricos, no quería ser un
Amor en las alturas. De repente se asomó la azafata y con brusquedad aparte a Ismael casi lanzándolo al suelo, para cuando entro del todo la azafata, cada uno estaba en su respectivo asiento, la risilla Impertinente que tenía Ismael en su semblante era insoportable. Siempre le gustaba jugar con esto. —Disculpen las molestias, quiere una copa de champaña. —No muchas... —¡Yo sí! —tomé una copa e Ismael me miro confuso. Cuando la chica se fue indicó. —Seguimos con lo que... —Wow, tienen para ver películas, jamás había visto esta. —Tome unos audiófonos y prendí la pantalla, sentí un segundo su mirada, pero luego tomo su tablet para ponerse a trabajar, respire con alivio... no quería tener sexo en un avión, era de depravado, y si alguien nos oía, no estábamos totalmente separados de los demás. Por otro lado... lo miré de reojo y una preocupación embargó mi alma. Tenía que averiguar que le había pasado a Ismael... tal vez si lo descubría podía por fin cerrar aquella herida que me provo
—¡Oh, por dios! Esto es precioso... —propine viendo como la piscina del hotel era el mismísimo mar cristalino, jamás había visto un diseño tan curioso. Corrí hacia las aguas, bajando las escalinatas, el frescor que sentí al remojar mis pies en este día caluroso, fue la mejor sensación que necesitaba después de días de estrés. Alce mi rostro tapando mis ojos con mi brazo, era un día hermoso. Mire tras de mí y vi a Ismael con una gorra, camisa amarilla abierta de botones floral, bermudas blancas y sandalias. Se encontraba debajo de una gran sombrilla recostada en una tumbona con los ojos cerrados o eso parecía bajo esos lentes de sol.—¡Ismael, entra conmigo!— llamé con fuerza, bajo sus lentes para mirarme, y con su dedo índice me instó acercarme a él. Con el ceño fruncido me acerqué y propiné cruzándome de brazos.—No puedes responderme desde ahí, siempre tan creído —sonrío de medio lado y subiendo sus lentes me miro con detenimiento.—Bonito bikini... pero lo que más me gusta son esas
Te amo Era yo... tenía fotos mías de la entrevista de aquel día, entonces pensé con realismo y me dije a mí misma que tal vez era para mandarlas alguna revista. —No te dije que me entregaras eso... —tomo su teléfono de mis manos dejándolo aún lado. —Pensé que tendrías fotos tuyas vergonzosas, perdón...—entonces tímida pregunte. —Entonces... tienes esas fotos porque estabas preocupado por la entrevista, supongo que te preocupaba que tu esposa no saliera decente. —Dije manipulando la espuma con nerviosismos. —¿Realmente crees eso? —Bueno, es normal... tú tienes que cuidar tu imagen —lo oí suspirar con fuerza para oírlo decir. —Odio esa palabra... imagen, apellido, la importancia de la familia... lo odio. —Me giré para verlo posar su mano sobre sus ojos, agotado... un agotamiento que parecía cargar por el resto de su vida. Pose mi mano en su rostro y bese la comisura de sus labios, sorprendido me miro y con rapidez dije apartando de mi mente aquellos pensamientos de amor que surcab
El pasado vuelve al presente. Respiraba con rapidez sobre su pecho sudoroso y nuestro placer en fluidos ... Alce mi mirada y sus ojos recayeron en mí al darse cuenta de como lo miraba. Acerque mi mano a su rostro e inquirió. —Y esa mirada... acaso quieres quejarte de mi mala saña. —Ismael... creo... creo que te amo —bese sus labios y al separarme de su rostro su expresión cambio. —Yo... creo que te amó, Ismael... —mi pecho se oprimió sintiendo un intenso dolor de cabeza, flashes me vinieron a la mente tan rápidos y confusos, eran recuerdos... y en todos ellos estaba Susana. —Ismael... no siento que haya confundido nada, tu actitud... la mía, al menos hablémoslo —volvió a decir con tristeza. —Tengo que... lo siento —consternado, me levante apartándola, mientras la confusión surcaba su semblante, se levantó de la cama y propino. —¡Sé que no me recuerdas! Pero tenía que sacarme esta espina que llevaba cargando en mi pecho por tanto tiempo... Esperándote, no era justo que siguiera g