Te amo Era yo... tenía fotos mías de la entrevista de aquel día, entonces pensé con realismo y me dije a mí misma que tal vez era para mandarlas alguna revista. —No te dije que me entregaras eso... —tomo su teléfono de mis manos dejándolo aún lado. —Pensé que tendrías fotos tuyas vergonzosas, perdón...—entonces tímida pregunte. —Entonces... tienes esas fotos porque estabas preocupado por la entrevista, supongo que te preocupaba que tu esposa no saliera decente. —Dije manipulando la espuma con nerviosismos. —¿Realmente crees eso? —Bueno, es normal... tú tienes que cuidar tu imagen —lo oí suspirar con fuerza para oírlo decir. —Odio esa palabra... imagen, apellido, la importancia de la familia... lo odio. —Me giré para verlo posar su mano sobre sus ojos, agotado... un agotamiento que parecía cargar por el resto de su vida. Pose mi mano en su rostro y bese la comisura de sus labios, sorprendido me miro y con rapidez dije apartando de mi mente aquellos pensamientos de amor que surcab
El pasado vuelve al presente. Respiraba con rapidez sobre su pecho sudoroso y nuestro placer en fluidos ... Alce mi mirada y sus ojos recayeron en mí al darse cuenta de como lo miraba. Acerque mi mano a su rostro e inquirió. —Y esa mirada... acaso quieres quejarte de mi mala saña. —Ismael... creo... creo que te amo —bese sus labios y al separarme de su rostro su expresión cambio. —Yo... creo que te amó, Ismael... —mi pecho se oprimió sintiendo un intenso dolor de cabeza, flashes me vinieron a la mente tan rápidos y confusos, eran recuerdos... y en todos ellos estaba Susana. —Ismael... no siento que haya confundido nada, tu actitud... la mía, al menos hablémoslo —volvió a decir con tristeza. —Tengo que... lo siento —consternado, me levante apartándola, mientras la confusión surcaba su semblante, se levantó de la cama y propino. —¡Sé que no me recuerdas! Pero tenía que sacarme esta espina que llevaba cargando en mi pecho por tanto tiempo... Esperándote, no era justo que siguiera g
Ella y yo. —Ismael... —¿quién me llama...? —inquirí en medio de aquel oscuro lugar. —Ismael... —¿Quién eres? Porque no te veo... —Volví a preguntar buscando su voz como la luz de un faro en la oscuridad. —Sabes quién soy... muy dentro ti lo sabes... —No... lo sé. —¡Llevas mi sangre en tus manos, ya lo olvidaste tan pronto! —No... no es verdad, Viola por favor... ¡Yo no te mate! —¡Me hiciste amarte hasta la muerte... morí en tus brazos por tu culpa, y me llevarás para siempre como una carga que acongoje tu vida, esa es tu maldición, amor mío! —su risa resonaba en mi cabeza como un eco de la muerte al que no podía escapar de ella. —¡Perdóname! ¡Perdóname ya, por favor....! Me levanté con la respiración acelerada, mientras las gotas de sudor surcaban mi frente mire a mi lado y estaba a ella... mi maldición. Me levanté corriendo al baño y vomité hasta que mis entrañas escupieran el asco que sentía por mí mismo. Desde cuando empezó... desde cuando empecé a verla a mi lado todo el
La mugre debajo de la alfombra —Si no os visite es porque he estado muy ocupada con el negocio de catering. —Ah, sí... pero para casarte y no invitar a tu familia, o simplemente avisarnos, eso no te pareció pertinente. ¡Además, cuantas veces te dije que tener ese negocio te quitaría tiempo... pero haces lo que quieres siempre, no te importa lo que pensemos! —Increpo dejando la bolsa de la compra con fuerza. Suspire con fuerza y me levante hacia la cocina donde estaba rezongando con molestia. —Lo del matrimonio fue tan repentino que ni yo puede gestionar con tiempo, mamá... ni siquiera la familia de Ismael estuvo, así que no es que no contara con ustedes... él lo quiso de esa manera. —¿Y entonces porque te casas con un hombre así? No tiene sentido, Susana... tan poco dedicado, tan poco construido... parece que lo hayas hecho por obligación, siempre haces esto... —al oír esas últimas palabras increpé colérica. —¿El que hago mamá?! ¡Dilo! Independientemente de lo que haga, siempre lo
De frente con la realidad ¿Por qué que el señor Prego me odiaba? Lo he intentado todo para ganarme su simpatía, tanto que ya he perdido la esperanza. Con su aceptación pertenecería a la familia Prego. Hoy lo veré de nuevo... esperó poder convencerlo, hacerlo entender que yo soy la indicada. —¿Qué era esto? Tuvieron una reunión unos días antes de su muerte...— miré aquella nota entre mis manos con la respiración acelerada. En que momento resulto que mi hermana estaba involucrada con el padre de Ismael. Una marabunta de preguntas se aglomeraron en mi mente, y de nuevo aquella dudas del pasado acerca de su suicidio me embargaron. —Algo pasó, y de nuevo ese hombre estaba en la ecuación, siempre él...—pero tenía que volver a embarcarme en este mar acaudalado de dudas, en el que solo yo me hacía daño, pero una parte de mí no me dejaba soltar esta posibilidad. Necesitaba conocer la verdad... necesitaba darle descanso a esta familia y Viola. Porque me sentía tan tensó, como si supiera lo q
Yo sí, lo siento —Señor y señora Escobar, que bueno verlos... me entere de que hoy era el aniversario de la muerte de su hija Viola, quería darles el pésame, y más ahora que somos familia —aquel apellido retumbo en mi mente con fuerza provocándome un intenso vacío en el estómago, agazape la mirada incrédulo como si algo en mi cabeza por fin hiciera clip. —Le agradezco su generosidad, señor Prego, usted siempre será bienvenido —el hombre me miro y la vergüenza me embargo, era su padre... y Susana era su hermana. Mi respiración se volvió rápida, sintiendo como poco a poco el sonido de sus voces se empezaban a perder en mi mente, enlatadas en la nada... El fuerte ruido de mi respiración resonando en mis oídos. “Diles... diles, como me mataste lentamente, imagina la reacción de mi pequeña hermana cuando se entere de que su esposo la embauco todo este tiempo” —Cállate... “Y esos pobres padres... imagínate lo que dirán cuando se enteren de que el asesino de su hija la amarro a él" —Por
Las cartas sobre la mesa —Estoy de acuerdo con ese divorcio, de hecho era de eso de lo que quería hablarles con más calma, creo que nuestros hijos se han precipitado, la diferencia de estatus son muy distintas, no quiero que se hagan daño —Busque la aprobación de Ismael ante esas palabras, y solo guardo silenció... un silencio que rasgo mi corazón, de nuevo, ese hombre al que amaba me terminaba destruyendo, porque solo yo sufría siempre por él... la historia se volvía a repetirse una y otra vez. —No se preocupe, me divorciaré de Ismael. —Indique guardando mi dolor. —Que inteligente y diligente eres... sabía que eras una chica interesante, Susana... —índico dándome un golpecito en el hombro con sonrisa muerdas en su rostro, como podía tener esa actitud cuando claramente su hijo no parecía estar bien. Se inclina a mi oído y dijo. —Eres diferente a tu hermana... sigue a sí y no terminarás cómo ella —le lance una mirada de horror, dejándome en shock aquellas asquerosas palabras, era un
La redención Mi respiración se detuvo al ver como tomaba asiento, me miro desde la lejanía, como si buscara problemas. Paolo se acercó, y en un susurro preocupado, inquirió. —¿Qué hace ese sujeto aquí? —No lo sé, pero le conozco... sé que busca algo y no me dejara en paz hasta que no lo obtenga. Asegúrate de que todo esté bien, iré a mirar que quiere, no dejaré qué arruine mi día. —Bien, pero si pasa algo le doy con la botella —soltamos una sonrisa y luego me dirigí hasta la mesa. —Vaya... que bien montado lo tienes en este lugar, contrataron al mejor servicio de catering. —¿Qué quieres Jeremy? No tengo tiempo para ti. —Oye, cálmate, acabó de llagar... mínimo sírveme algo. —Lo miré con fastidio mientras su intensa sonrisa solo me molestaba más. Me senté frente a él con el ceño fruncido y propiné. —Sé que no viste nada más a comer, di a lo que viniste y luego vete. —Vale... parece que no soy bienvenido, pero estoy seguro de que si fuera tu querido Ismael le harías una fiesta.