Capítulo300
Ella volvió a su actitud distante.

Andrés entrecerró sus peligrosos ojos, mirándola con una sonrisa burlona, para luego poner una expresión dolida.

Con voz grave dijo:

—Pobre Andrés.

Selene se quedó desconcertada por unos segundos. ¿Era la primera vez que escuchaba a alguien lamentarse por sí mismo? ¿Cuándo tendrá este hombre un poco de decencia?

Después de conducir unos 20 o 30 minutos, Selene miró por la ventana y se dio cuenta de que no iban camino a Armonía Urbana, sino a Monte Novaterra.

—Andrés, este no es el camino a mi casa.

—Lo sé.

—Claro, vamos a Monte Novaterra, tú debes saberlo mejor que yo. ¡Quiero regresar a Armonía Urbana!

¡No quería poner un pie en ese lugar de nuevo!

Entonces Andrés la miró seriamente:

—Tienes que vivir conmigo para que Azul no sospeche.

Selene se quedó desconcertada unos segundos, pues tenía algo de razón. Pero sentía que quizás él estaba aprovechándose nuevamente.

Selene no era tonta, sabía lo descarado que podía ser este hombre.

Dijo de inmedia
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