Capítulo247
Ana mostró una expresión de hipocresía, pero entre todos los presentes, nadie odiaba más a Luciana que ella, porque los muertos no hablan.

—Señora, ¡usted no sabe nada! Los cerdos muertos no temen al agua caliente, y alguien como Luciana, que no entiende los límites y se atreve a tocar el tesoro del señor Andrés, este agua caliente... ¡es lo mínimo!

Damián sonrió amablemente, con una apariencia de sonriente tigre, mientras explicaba, levantando el cubo de agua caliente que tenía en la mano, como si estuviera preguntando a Ana: —Señora, ¿quiere probar?

La expresión de Ana cambió drásticamente de nuevo, sus manos temblaban ligeramente, agarrando firmemente la mano de Fabiola, claramente mostrando miedo.

Andrés sentado en el sofá era tan despiadado y aterrador, como si estuviera envuelto en oscuridad por completo, este hombre sentado en la oscuridad era como un demonio que controlaba la vida y la muerte.

—Te daré una oportunidad de salvarte.

Al decir esto, Luciana levantó la cabeza con to
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