Capítulo246
—¡Sube al auto!

La ventanilla bajó y su voz impaciente resonó.

—¡Ya voy!— Damián respondió de inmediato, abrió la puerta y se sentó rápidamente dentro.

El aire acondicionado dentro del vehículo alivió el calor abrasador del verano. Damián condujo sin demora y abandonaron esa vieja comunidad residencial.

El lujoso automóvil avanzaba suavemente por las calles de la ciudad.

—¿Mi madre ya fue dada de alta?

—Sí, la señora salió del hospital antier— respondió Damián.

Luego, su voz nuevamente sonó amenazante:

—¿Luciana sigue con vida?

—Viva, los granjeros la golpearon con muchos huevos podridos, quedó totalmente desfigurada, parece una espantapájaros.

Andrés golpeteó su muslo suavemente con los dedos.

—Tráiganla a la vieja mansión.

¡Era hora de ajustar cuentas!

—Entendido— Aprovechando el semáforo en rojo, Damián rápidamente hizo una llamada para que los guardias llevaran a Luciana a la antigua mansión de los Herrera.

Luego, Damián cambió prudentemente de rumbo y se dirigió a toda velocidad
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