Capítulo254
En ese momento, Fermín intervino, pues odiaba el desperdicio:

—Selene, quédate a cenar. Al saber que vendrías, le pedí al cocinero que preparara 7 u 8 platos más. Si te vas ahora, toda esa comida se desperdiciará.

—¡Si Selene no cena conmigo, a partir de mañana haré huelga de hambre!— Dijo Pedro mientras se alejaba con aire abatido hacia la sala de estar, apoyado en su bastón.

—¡Mejor aún si el abuelo no come dulces!

Al oír esto, Pedro se quedó paralizado en su sitio.

—Eres una desalmada, una desalmada...— masculló. —Si no quiero comer, no comeré. Ya estoy harto de esta desalmada. Selene es una despiadada, no me quiere, es una mala nieta...

Selene apretó los labios al escuchar los lamentos dolidos de Pedro. Después de todo, era un anciano ilusionado con su visita, que incluso había pedido platos extra...

Andrés bajó la cabeza y su voz grave susurró en su oído:

—¿Y bien? ¿Huyes despavorida por mi culpa?

¿Por su culpa? ¿Huir despavorida?

¿Cómo iba a ser posible?

Selene lo fulminó con
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