Capítulo255
Este anciano que la quería tanto, que la había tratado como a su propia nieta desde siempre, le partía realmente el corazón verlo así...

—¿No tiene cura?— preguntó ella con los ojos enrojecidos.

—No, a veces ni siquiera recuerda quién es.

¿Ni siquiera recuerda quién es?

Al instante, Selene se apresuró a sostener a Pedro.

—Abuelo, ¿quieres que te haga unas galletas saladas? No son dulces, pero te quitarán el antojo. Seguro te encantarán.

—¿En serio? ¿Galletas saladas?— Pedro sonrió de oreja a oreja.

Selene asintió.

—Por supuesto, un suministro constante.

—No, eso no puede ser— negó Pedro enseguida con la cabeza. —¿Cómo vas a estar haciendo galletas constantemente? Tú y Andrés no tienen hijos todavía. Cuando tengan un bebé, estarás muy ocupada, ¿cómo podrías seguir haciéndome galletas?

Al escuchar a Pedro, Selene se convenció aún más de lo que Andrés había dicho sobre los altibajos de la memoria de su abuelo.

De repente, no supo qué decir mientras escuchaba los desvaríos del anciano.

—S
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