Capítulo # 32

Alana

¡Qué asco!, tuvo la osadía de besarme, no quiero ni imaginar en donde tuvo la boca ayer y que no más hizo con ella, es un milagro que no haya vomitado aquí, frente a todos, su sabor a alcohol era muy repugnante.

Me limpie la boca y decidí irme de ahí, no soportaba ver a esta gente un minuto más.

— ¡Alana hermana espera!, ¿no deberías esperar a tu esposo?, Alana hermana detente, por favor más despacio—Gianella viene detrás de mí llevando a Enzo de la mano con ella, más atrás viene Guido con su cara muy seria, sé muy bien que entendió lo que ellos acabaron de hacer y qué mensaje están dando con sus actos.

—Sí quieres quédate a esperarlo tú, ya que estás tan interesada en esperarlo yo no, yo si pudiera me iría de esta casa de locos en este mismo instante—Salgo de esta sala y no sé ni en qué dirección debo ir, cual será mi habitación, como quisiera poder encerrarme un momento y no ver a nadie como lo hacía en casa.

¡Odio este lugar!, aún no tengo ni un día y ya me quiero ir de aquí
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