Después de la llamada de Gabe, en efectivo pasó un lujo coche a recogerme.
Cuando metes la pata, tratas de ser discreto, pero al parecer Gabe tenía otro concepto.Veo los tres autos negros, muy llamativos detrás de nosotros siguiéndonos.Aún no tenía claro, que es lo que vamos a hablar.
¿Qué se supone que haría cuando llegará?
“Hola, soy tu esposa, ¿Qué vamos a ser?”
Haría el ridículo, eso era seguro.
Fui pensando posible conversación, pero en todas ellas comenzaba a balbucear.
Quería recordar algo que fuera útil, pero nada, las únicas imágenes que tenía en mí menté era como salí del hotel, para luego despertar en la cama de alguien más. Por esforzarme, me estaba comenzando a doler la cabeza.
El chófer mientras tanto giro hasta estar en una zona muy exclusiva, en donde había escuchado que vivían varios famosos. Me acerco a la venta a ver si reconocía a alguien, pero todo estaba desierto, no había nadie caminando, ni siquiera había un perro.
Cuando pasamos varios edificios, veo a los reporteros delante de uno de los edificios, y como acto reflejo me escondo, aún sabiendo que no me pueden ver.
Al parecer nadie me ve y el chófer entra en un subterráneo de otro edificio, y así detenerse frente a un garaje; la puerta automáticamente se abre, dejando que el coche entre.
La puerta a mi lado se abre y veo como una mujer está frente a mí. Diría más grande que yo, alta, rubia y con un pantalón y un saco de color negro y con una camisa blanca por dentro. Se ve imponente y atractiva.
—Señorita Brooks, sígame por favor.
La sigo mientras miró el lugar en donde estoy. Es un garaje simple, paredes pintadas de un gris y en las paredes estaban las herramientas.
Me quedo estupefacta del ascensor frente a mí, ¿Los Collingan tenían tanto dinero así?
La mujer que ya estaba adentro del ascensor, se veía que estaba molesta, así que me apresuré y entré, para estar a su lado.
Las puertas se cerraron y está dígito un código en la pantalla cerca de ella y el marcador mostró el número 100 en rojo.
M****a.
¿Había 100 pisos aquí?
No me daba miedo las alturas, pero tampoco quería estar en un lugar muy alto, creo iba a estar alejada de los balcones iba a estar bien.
Cuando llegamos a lo que se supone el último piso, la mujer a mi lado vuelve a digitar otro código y las puertas se abren.
La mujer como si supiera dónde está cada cosa me lleva a un pasillo del apartamento, hasta llegar al fondo donde está una puerta; estoy en un mar de nervios, nunca había estado tan cerca de Gabe, tampoco lo frecuentaba tanto para saber que tipo de persona era.
—Puedes entrar.
Se marcha dejándome sola, mientras miró la puerta. Me armó de valor y la abro.
Todo se ve impecable, hay una estantería detrás del escritorio, un sofá a mi izquierda con una mesita y a mi derecha esta él mirando hacia la venta.
Se veía aún más imponente, tenía las manos en los bolsillos del pantalón, sus venas se marcaban en sus brazos y mis manos me cosquillaban para tocarlo, pero me quedé firme en mi lugar hasta que se giró hacia mí.
—Buenas noches, señorita Brooks.
—Buenas noches …
Caminó en dirección al escritorio y me hace señal para que me sentara en la silla del frente, y lo hice, golpeándome por los nervios pero lo hice.
—No hay necesidad de explicar por qué está aquí.
Asiento.
—Sé que está situación, es bastante compleja y divorciarnos va a estar difícil, ya que estamos en el ojo de la tormenta.
Este toma la carpeta negra que tiene a su lado y me la entrega. Cuándo la abro las letras que encabeza el documento me capta mi atención.
—Es mejor que nos quedemos casados.
¿Qué? No, eso no puede suceder.
—Va a ser por unos meses hasta …
—Ese no es el problema, ese día iba a casarme … Si se enteran …
—Si aceptas trataré de ayudarte.
Me quedó sin hablar que decir, ya que todo esto están confuso.
¿Qué hago?
—No debería de decir esto … Pero estamos tratando de cerrar un negocio muy importante y si lo perdemos, no volverá a darse de nuevo está oportunidad, hay mucho dinero en juego.
Juraría haber escuchado en su tono de voz la desesperación, y querer que todo salga bien.
Los ricos son así, quieren más de lo que ya tiene y sé que él no se va a detener a tenerlo todo.
—¿Es feliz señor Collingan?
La pregunta se queda en el aire y yo no puedo levantar la mirada por la vergüenza.
¿Cómo se me ocurre, preguntarle eso? Pasan unos minutos hasta que él responde.
—Sí, soy muy feliz.
Levanto la mirada y sé que no lo está, su expresión no tiene ningún brillo de felicidad, parece como si un robot hubiera dicho eso.
—Tengo una pregunta.
Este se recuesta en la silla en donde está para escuchar lo que tengo que decirle.
—¿Cómo es posible que sucedió esto?
Desde el minuto que entre he ansiado saber que es lo que pasó, la duda me carcome.
—Estaba en un evento ... Y te vi caminar como loca en la calle con ese vestido tan incómodo, te reconocí, bebimos unos cuantos tragos y lo demás fue que desperté a tu lado.
¿Loca yo?, ¿Me reconoció?
Él había sido el hombre que había visto en el baño, aquello era demasiado incómodo, pero traté de disimular.
Me resultó extraño de que él me haya reconocido, trabajo para David hace más de un año y medio, y nunca me había encontrado con Gabe, en algunas ocasiones, pero solo fue un intercambio de saludos y cada quien por su lado.
—¿Hicimos …?
—No eres mi tipo, así que no te preocupes.
Aquello hizo hervir mi sangre. ¿De qué no era su tipo? Ajá.
Traté de tranquilizarme y tomé el contrato para leerlo después y decidir que hacer.
—Leeré el contrato con más calma y le informo.
Molesta me levanto y él también lo hace, voy a girarme para irme, pero este me detiene.
Me giró y notó lo cerca que está, demasiado cerca para mi gusto.
—Tenía esto en el cabello.
Me muestra un pedazo de papel higiénico en el cabello, abrí de par en par los ojos cuando veo el papel blanco.
¿Cómo m****a llego eso allí?
—Eh no sé …
—Tranquila tu secreto está a salvo conmigo.
Me guiña el ojo y me suelta, mientras una sonrisa se asoma en sus labios.
Puedo sentir el calor asfixiándome, así que salgo de allí sin más. Trato de no perderme y cuando estoy en el ascensor este aparece.
—Estaré esperando tu respuesta.
Ajá, la que nunca va a llegar, pienso.
Solo le sonrió hasta que las puertas se cierran y suspiro.
Cuando llego a casa, estoy muerta de la vergüenza por lo sucedido. No entiendo cómo papel higiénico llego a mi cabello, pero con solo recordar esa sonrisa, me da aún más de pena.
Espera…
Me levanto del sofá para sentarme y analizar la situación.
¿Me atrae Gabe Collingan? Me niego a tener algo por él.
Recuerdo como se veía y como destilaba sensualidad. No podía negar que era un papucho, pero no quería enamorarme, no de nuevo. Lo de Adam aún ardía con solo recordarlo. Gabe era muy atractivo y eso significaba que había muchas detrás de él, y no quería que la historia se repitiese.
Quería creer que mi corazón no quería amar, pero eso había que verse.Después de bañarme me senté en mi escritorio, para ponerme los lentes porque sí, a pesar de tener mala suerte tenía mala visión. —En el presente contrato la parte uno referente a Gabe Collingan y la parte dos de este acuerdo referente a Rae Esmeralda Brooks Green, aceptan estar casados en un cortó plazo de 7 meses y luego separarse por mutuo acuerdo. En el siguiente contrato se explican las responsabilidades de la parte uno hacia la otra parte de este contrato. 1. La parte uno deberá de abstenerse de contacto sexual hacia la otra parte a menos que este de acuerdo, en caso tal de que se fuerza algo de contacto físico el presente contrato será anulado. 2. La parte uno finalizado el contrato dará una indemnización a la parte dos de este contrato un cheque de $ 20,000 dólares… Vuelvo a leerlo como unas 100 veces hasta que caigo en cuenta. ¡20,000 dólares! Comienzo a soñar con mi propio emprendimiento y pagando las deudas de mi matrimonio q
—¿Por qué los reporteros te siguen? ¿Eres famosa?— pregunta este manejando y yo niego.—Nada de eso, es una larga historia— y este asiente. El silencio reina en el coche de Nathan hasta que me atrevo a hablar.—Gracias de verdad.Le veo sonreír y me mira por unos minutos, lo suficiente para verle guiñar el ojo.—A mí no se me paga con “gracias”—¿Cómo se te paga, entonces?—Con una salida.Su tono coqueto no me pasa desapercibido. Para alguien que ya tenía su vida programada, volver a experimentar que alguien te coquetea contigo se sentía raro y eso que solo tenía 25 años, aún era joven y podía volver a rehacer mi vida.El obstáculo. Estaba casada.Otro obstáculo. Con el jefe de mi jefe.—¿Qué estudias? No te había visto por la universidad.—No estudió trabajo como conserje—me le quedó mirando y este sonríe.—No me digas, que vas a decir que soy muy guapo para trabajar de conserje.—No, bueno
El viernes llega más rápido de lo que pensé y también con el estrés que cargó encima.David me tenía completamente ocupada con todo, muchas veces tenía que comer algo rápido, ya que todo era un caos, por culpa de un error que cometió el área de empaques de producto, se tenía que volver a hacer todo de nuevo.David tenía estresado a todo el departamento, y tenía la razón, pero no con grito iba a cambiar algo.No sabía nada de Gabe, ni lo había visto, tampoco tenía novedades sobre él. La verdad me sentía, más aliviada así, aún no había decidido si aceptar o no, con todo este caos ni se me había cruzado el pensamiento.Estaba volviendo a escribir el documento que ya había hecho, cambiando ciertas partes y mandando unos e-mails a los proveedores disculpándonos por el retraso.El teléfono sonó y como estaba tan ocupada lo puse en alta voz, mientras escribía.—Brooks hoy nos vamos a quedar hasta tarde debemos preparar el proyecto para la pró
Estaba en el estacionamiento del lugar, donde trataba de llamar a Tatiana, pero era inútil.—¡Ay, maldición Tatiana! Esta me la pagas.Cansada de llamarla, comencé a caminar hacia la parada de los autobuses, mientras veía las calles aún decoradas de adornos navideños.Había pasado diciembre y con ella todas mis desgracias, volver a pensar en esa época del año me daba melancolía, donde otros sonreían y compartían felices, yo lo había pasado bebiendo.Veía como algunos locales quitaban los adornos. Entre en un minisúper donde vendían comida de otros países, y que me encantaba, además de que la mayoría de la comida era instantánea, ya que yo era pésima cocinando.Antes de llegar a la parada vi como unos turistas estaban juntos, hasta que el chico se arrodilló para hacerle la pregunta más esperada."¿Te quieres casar conmigo?”Sonreí feliz por la pareja, pero aún mi corazón dolía ver la felicidad de los demás cuando yo estaba tan triste.<
Estoy tan cómoda durmiendo, no recordaba mi cama tan cómoda y la sábana tan frescas.¿Eran nuevas? No recordaba haberlas comprado, pero supuse que eran de Aly, ya que a veces se quedaba a dormir y a ella le gustaba traer sus sábanas, alegando de que las sábanas de seda ayudaban a algo que no recordaba.Seguí durmiendo, pero había alguien susurrando algo que no entendía y no me dejaba dormir, me removí en las sábanas para volver a dormir, pero las voces cada vez más eran más insoportable.—¡Oigan podrían no hablar, quiero dormir!— exclamó volviendo a girarme boca abajo y seguir durmiendo.¡Por fin! Cante victoria cuando las voces dejaron de hablar.—Podrían no hablar, pero también alguien aquí podría no beber en exceso.Abro los ojos, al principio se me dificulta mucho, hasta que lo logró. No puede ser, no de nuevo.Me giro lo más rápido posible en donde veo a Gabe entrando a la habitación que no es mía, es demasiado lujosa para se
Había aceptado, a hacer toda la farsa con Gabe durante siete meses.David al parecer había desaparecido, a la espera de su sentencia. Aly aún no sabía nada, sobre lo de David, ya que no la quería hacer preocupar.No quería preguntarle a Gabe, sobre como iba lo de David, ya que con todo lo del anuncio, fue un caos. Los reporteros no descansaban. Nos seguían a todas partes.El lunes era oficialmente el día dónde todo el mundo se iba a enterar de boca de Gabe y mía, que éramos esposos.Me miró en el espejo del baño de unos de los cuartos del apartamento.Mi cabello caía sobre mi hombro, me había hecho una renovación de tinte, antes era un castaño opacó, mientras que ahora era un castaño más claro y con destellos rubios.Mi rostro era diferente, alguien había venido a maquillarme, mis ojos con tonos claros y pestañas postizas, hacían resaltar el color verde de mis ojos, mientras mi labios estaban pintados de un rosa tenue, haciendo q
Recordar lo que había dicho David, me daba escalofrío, aquello me había parecido algo bastante grave tenía mucho miedo, por mí, pero sobre todo por Gabe, no sabía de lo que podía hacer, aunque quería creer que era solamente porque estaba ebrio.Gabe estaba ocupado, así que baje a recepción y Alayha no estaba, allí sino Alexandra, su compañera.—Buenos días, señora Collingan.— me saludo y supe que había visto el reportaje.Le saludé y caminé hasta Ernesto el guarda espalda de Gabe.—Hola, señor Ernesto.—Buenas tardes, señora Collingan, ¿En qué me puedo ayudar?—David vino a hablar con Gab… Con mí, esposo y lo que dijo me dejó preocupada, quería que reforzaras la seguridad de mi marido para prevenir.—No se preocupe señora, lo haré en seguida.—Gracias, estaré en la cafetería.Me despido del hombre, para ir a la cafetería, ya que tengo hambre. Cuando no.Cuándo pido mi orden, busco asiento y veo a Aly haciéndome se
Los días después del anuncio fueron un martirio, ya que Gabe me había dejado con la responsabilidad de elegir muebles y de decorar la casa, además de que esté había preparado un cronograma para todas las actividades que teníamos que asistir, ya que al parecer el anuncio del matrimonio era el tema favorito de todos.Cenas con gente importante, desfiles de moda, inauguraciones, sesión fotográfica, ir al la fiesta de algún socio, ir a recaudación de fondo, ir para haya o para acá, sonríe, cuenten la historia de como se conocieron, o cuando van a hacer la boda por la iglesia, cuenten que es lo que te atrajo de ella, ¿son felices?, ¿van a tener hijos? Y etc.—¿Estás cansada?— pregunta Gabe a mi lado.Estamos en el cumpleaños de un socio, el cual es de lo más aburrido. La música clásica es algo que no me gusta, no puedes menear lo que Dios te dio.—No, tranquilo.—Señor Collingan, que gusto es tenerle aquí, ¿Es su esposa? Es muy bella— habla el señ