CAPÍTULO CINCUENTA Y NUEVE: AQUEL PASADO Entonces, esa noche fue diferente para ella. Había estado tan estresada, su rutina nunca cambió y tomando la palabra de sus amigas, decidió ir con ellos esa noche al bar más cercano.Se estaban divirtiendo, ella estaba bebiendo como si no hubiera bebido en su vida, tal vez, después de todo, sus amigas no eran amigas de verdad, tal vez lo que ellas realmente querían y estaban deseando era tener la vida que tenía Gabriela y viendo esa como su oportunidad de terminar con ella y con su dignidad, de mujer. De pronto fueron tres hombres los que se le acercaron de pronto, como si alguien los hubiera mandando, empezaron a bailar con ella, cuando ella ya estaba muy asustada, unos amigos que decían haber quedado encantados con su belleza cuando ella les preguntó quiénes eran. No les resultó difícil coquetear con ella.Frente a Gabriela estaba su oportunidad de sentir lo que creía que cualquier hombre podía darle y eso, era protección, atención y amor. U
CAPÍTULO SESENTA: ALGUIEN ACECHANDO EN LA OSCURIDADFinalmente, después de tanto tiempo, después de haber platicado de todo lo que una mujer de avanzada edad podía aconsejarle a una joven mujer con una niña. Tanto había aprendido Gabriela en esa caminata que era una pena que hubieran llegado al final.—No tienes que hacer esto, creo, ¡no era necesario! —Continuó diciendo la señora tímidamente por todo el camino que había hecho caminar a Gabriela y a la niña.—Ya le dije, no estaba haciendo nada en casa, así que esta caminata fue lo mejor que me pudo pasar hoy y sobre todo, venirla a traer hasta su casa —continuó Gabriela tomando la mano de Velvet.—Pero, la caminata no fue fácil.—Pero quería que vieras a tu esposo, quería acompañarte, ¿cuál es el problema? Ahora solo te quité el tiempo.Gabriela solo sonrió. Eso era cierto, la señora había insistido tanto en acompañarla a ver a Daniel y darle la comida que le habían preparado pero era demasiado camino para que la señora lo recorriera
CAPÍTULO SESENTA Y UNO: UN SENTIMIENTO DE TRAICIÓN Una familia, la imagen de una familia era todo lo que podía ver el hombre al que le habían llevado aquella información. No podía creer que frente a sus ojos se pintara el rostro feliz de la mujer que él tuvo a su lado duramente mucho tiempo. Y es que cuando el mal se une, es cuando la destrucción comienza a tocar las puertas de las personas que creían que el mundo de la felicidad podía ser de ellos por un momento en la vida.— ¿Es ella la mujer de ese tal inmigrante llamado Daniel? —Preguntó Yahir.Los hombres que habían tomado la foto de aquella feliz familia, asintió. —Sí, señor, ella es.— ¿Sabes ya donde vive?—Sí, ya tenemos conocimiento del lugar donde trabaja el hombre.Yahir sonrió. Finalmente lo tenía, tenía a su hermano en la mira y con eso, ya podía tener el mundo. Ahora solo bastaba hacer el mismo movimiento que hizo cuando destruyó a la familia Montiel. Sí, estaba bien dicho, Yahir Montiel no era un Montiel realmente. B
CAPÍTULO SESENTA Y DOS: CARA A CARALa noche había terminado, el día más feliz de la vida de Velvet había pasado a ser solo recuerdos para el momento en que Gabriela ya abría la puerta de la pequeña casa. Todo había sido solo diversión en ese día, ¿quiñen diría que los días de felicidad estaban llegando al final?— ¡Fue muy divertido, papá! —Expresó la niña.Gabriela rió junto a Daniel.— ¡Lo sé! Lo sé, mi princesa. ¿Te divertiste, Gabriela?— ¡Claro! Y sin más, la pequeña familia que se había compuesto por amor, entró en la casa que ya los esperaba y que parecía siempre ser más acogedora desde el momento en que los sentimientos de amor comenzaron a reinar ahí.En la pequeña mesa de la cena se sentaron dos adultos y una personita, y finalmente en algún momento hablaron cálidamente. Daniel levantó la vista, y los enormes ojos negros miraron a Gabriela, luego bebió la sopa lenta y cuidadosamente. — ¿Por qué dijiste eso del dinero, Gabriela?Daniel aún no se podía sacar de la cabeza q
CAPÍTULO SESENTA Y TRES: ESPERANZA DE VUELTAEsas palabras de parte Gabriela hicieron a Daniel adoptara una posición distinta. Él sabía claramente que había sido la amiga de Gabriel ala que la había llevado hasta eso. Era ella la única culpable de que todo, era por ella que Gabriela y la niña estaban a punto de pagar las más terribles consecuencias al mismo tiempo que la identidad de Daniel también estaba a punto de ser descubierta. —Eleonor, ¿qué es lo que quieres? —Continuó preguntando Gabriela.—Gabriela, comprendo lo que estás pasando, por lo que estás pasando junto con la niña pero también.—Por favor, solo… solo dime a qué llamaste. No quiero tener que volver a escucharte después de ahora.Sin que Gabriela lo viera, unas lágrimas caían de Eleonor. Era su amiga la que la estaba rechazando, ¿cómo decirle que la había obligado? ¿Cómo decirle que era Jessica, la misma que había sido su amiga durante años, la que estaba detrás de todo lo que le había pasado a Gabriela?—Por favor,
CAPÍTULO SESENTA Y CUATRO: DESILUCIONADO ¿Cuál era la historia de aquella mujer que no paraba de hablar con aquella mujer que le había traicionado queriendo hacerla pasar como la mujer de todos y a la vez, la mujer de nadie?Los ojos negros y profundos de Daniel se detuvieron justo en ella, sus ojos se quedaron fijos en el cuerpo esbelto de Gabriela, pero no habló aunque se moría por gritarle todo lo que estaba pensando. Habían compartido esa noche como una familia, finalmente habían sido una familia y ahora, ella estaba destrozando todo con solo sus palabras tontas en donde le hacía saber a Daniel que todo lo que había hecho, simplemente no había valido la pena.Él estaba enamorado de ella, no había por qué seguirlo ocultando. Él estaba enamorado de una mujer que no sabía cuándo parar o qué era lo que realmente quería para su vida. Gabriela no era tan inteligente como él quiso pensar y eso, eso a él le estaba matando.Mientras miraba a su esposa hablar con una traicionera, Daniel ma
CAPÍTULO SESENTA Y CINCO: PRIMER SENTIMIENTO Segundos, minutos, horas y horas seguirían pasando y para Edmundo jamás sería suficiente el tiempo. Tanto había pasado hasta donde iba la conversación con la persona que extrañaba ver en la casa, en la gran casa de los Montiel, en la empresa, en la gran empresa de los Montiel, ahí justamente donde sin saberlo, sin que ninguno de los dos lo creyera de esa manera, el lugar le estaba siendo robado. —Has pasado por tanto, Sebastián —dijo Edmundo al no poder creer todo lo que le había dicho.Ahora Sebastián –o como él mismo le había dicho ser– Daniel, era un hombre casado, un hombre que tenía una hija, un hombre que no ve más allá de los ojos de su hija y de su esposa. Era cosas que Edmundo no podía creer.—Daniel, un nombre muy diferente —, dijo Edmundo viendo a la ciudad que ya oscurecía.—Lo sé, lo sé.—Ahora has cambiado tanto, Sebastián, las cosas han cambiado tanto. Es tan difícil no verte sentado en la silla que ocupa ahora tu hermano
CAPÍTULO SESENTA Y SEIS: LA VERDAD LLEGA Gabriela había hecho tanto solo con esas palabras. Ese hombre estaba dispuesto a darles a ella y a su hija lo que nadie más les había dado antes y ahora ella estaba allí, tratando de hacerse más fuerte de lo que ya era. Tenía el apoyo de una persona, tenía lo que antes soñaba y ahora, fácilmente, le estaba diciendo que su dinero no significaba nada para ella, ni su protección, ni la preocupación ni mucho menos el amor que él le estaba dando. Ella sin dudar le había hecho mal. Ella sin dudar le había hecho saber que no necesitaba un hombre en su vida y, al mismo tiempo era bueno, era bueno saberlo, pero, ¿qué había de los hombres que eran buenos con las mujeres, los hombres que realmente sentían querer y necesitar el cariño de una mujer buena? Sin duda, Gabriela estaba muy equivocada con sus acciones.Una lágrima salió de sus ojos al saber el dolor que le había ocasionado a la misma persona que solo la había ayudado.Justo en un barrio relativa